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Las incandescentes luces de las torretas incomodaron en los ojos de Arthur. Aquellas ambulancias fuera de su edificio le habían extrañado plenamente, pensó que tal vez las jóvenes pandillas habían logrado herir algún tercero, y si fuera así, pobre del desdichado. Mientras se acercaba, percibió la camilla con una cabellera rubia opaca familiar, se acercó a pasos apresurados y miró a su madre tendida ahí. Detrás de los paramédicos venía una aterrorizada Grace, con sus finas manos sobre sus labios y sus ojos verdes cubiertos en lágrimas. La pelirroja alzó su enrojecida mirada y reveló a un petrificado Arthur, mirando sin sentido aquella escena. Ella fue directo a él y le tomó de sus manos.

—¡Arthur! —exclamó, sin controlar su llanto.

—¡¿Qué sucedió?! —demandó.

—Lle-llegaron unos de-detectives a tu casa y...

—¿Detectives? —cuestionó extrañado y molesto. La pelirroja asintió veloz y uno de los paramédicos se giró para verlos.

—¿Alguno de ustedes conoce a la señora?

—Yo —respondió él—. Soy su hijo.

—Acompáñenos —ordenó.

Grace soltó sus manos y Arthur le dio una rápida mirada, ella logró decirle que iría detrás de él en el camino, y subió a la ambulancia, atónito de ver a su madre postrada en la camilla. La pelirroja no paró de temblar, sentía que había fallado su promesa de atender a Penny. Se dio la media vuelta viendo que varios vecinos habían presenciado el momento, no preocupados por la señora, solo por morbo. Los detectives se alejaron de la pequeña multitud y se acercaron a Grace, quien trató de evadirlos.

—Señorita Davis —llamó el detective Burke.

—No voy a hablar con ustedes. Si me disculpan tengo que ir al hospital.

Los miró con una rabia inmensa y les paso de lado, entrando de nueva cuenta al edificio por todas sus cosas.  

♣♦♥♠

Al llegar al hospital, Grace pidió informes sobre Penny en la recepción, la enfermera le dijo que la señora Fleck se encontraba en emergencias y su hijo estaba en la sala de espera. Agradeció por lo dicho y se fue en búsqueda de Arthur. Lo encontró en medio de los solitarios asientos, el humo de su cigarro se meneaba en el aire mientras su cuerpo parecía ser una figura inerte. Grace suspiró angustiada y empezó a caminar hacia él, quien pareció reaccionar ante el estruendoso sonido de los tacones.

—Arthur —llamó apenada. Este alzó su clara mirada ante la mujer—. Arthur, yo...

—¿Qué fue lo que pasó? —interrumpió, en un tono seco, no se oía molesto, pero su intranquilidad era evidente.

Grace se sentó junto a él, llevó sus manos sobre su brazo y tragó difícilmente.

—Los detectives llegaron preguntando por ti. Intenté despacharlos y evitar que tu madre supiera de ellos, pero, me fue imposible, querían hablar contigo o un familiar hasta que tu madre apareció en la entrada. Esos detectives anonadaron a tu madre con preguntas y luego se desmayó —La pelirroja no tuvo el valor de mirar a Arthur—. Lo siento.

—¿Por qué?

—Prometí cuidar de tu madre y no lo hice.

—No es tu culpa —dijo en lo que llevaba su mano libre sobre las de ella—. Fue de esos detectives.

Ella alzó su mirada esmeralda inyectada en sangre por tanto llorar. Las emociones le habían golpeado inmensamente y no había podido parar las lágrimas. Arthur movió sus brazos y la envolvió en ellos para lograr que se tranquilizara y, mientras ello daba resultados, el médico apareció informándole sobre los resultados. Penny había sufrido una embolia. La respuesta de ambos fue doliente y el médico les otorgó el acceso al piso donde Penny Fleck estaría hasta ver una recuperación.

Joker: A Fair Lady.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora