XIX

1K 135 36
                                    

4 meses después.

Grace yacía recostada en su cama, dormía y abrazaba una de las almohadas mientras sus respiraciones eran profundas. Una especie de revoloteo surgió dentro de su vientre, abrió los ojos y se sentó en la cama para llevar sus manos a ese lugar.

—Te mueves mucho —dijo adormitada—. ¿Qué te pasa?

Acarició su abultado vientre y ese curioso movimiento se intensificó. El bebé ya estaba entrando en la semana veinte de su proceso y el doctor le comentó que comenzaría a sentir sus movimientos. La pelirroja bostezó y se alzó de la cama para ir al baño, sin dejar de sentir esa sensación en su interior. En el cuarto de baño, Grace escuchó su teléfono sonar, resopló amargamente y dejó que siguiera. Al salir de ahí, se recargó en el marco de la puerta y miró hacia el pasillo que conducía a la sala; el teléfono no paró hasta que entró el contestador:

Buen día, señorita Davis. Soy el abogado Cane —ella gruñó ante el nombre. Aquella persona era quien representaba a Arthur en su juicio. Grace se alejó del lugar y condujo a su habitación, dejando que el mensaje siguiera—, mi llamada es para solicitarle una cita urgente en mi oficina, es con respecto al señor Fleck —La pelirroja se detuvo bajo el dintel—. Ha omitido mis llamadas, señorita, pero realmente me urge hablar con usted. El último juicio al señor Fleck es la próxima semana y... realmente necesito hablar con usted. Tiene mi número, comuníquese lo más pronto que pueda, hasta luego.

Un suspiró amargo fue lo único que pudo hacer y dispuesta a retomar a la cama, escuchó un llamado a su puerta.

—No es verdad...

Llevó sus manos a su espalda y se dirigió hacia la entrada. Observó en la mirilla y notó a un hombre joven, tal vez de su edad con un abrigo caoba, buen traje y una actitud severa. Grace se estremeció, abrió la puerta hasta donde el candado se lo permitió y entre la oscuridad del lugar aquel hombre distinguió a la mujer.

—Buenos días, ¿la señorita Grace Davis?

—¿En qué puedo ayudarle?

—Soy el detective Gordon... —dijo. Ella se estremeció y cerró de golpe la puerta, dejando atónito al hombre—. ¿Señorita?

—¡Por favor, retírese! —exclamó—. ¡Hace meses hice mis declaraciones!

—Lo sé señorita... ah, escuche. No vengo directamente del departamento de policía, vengo por cuenta propia y...

—¡Ya declaré! —insistió.

—Señorita... —suspiró agriamente, llevó su puño a la puerta y soltó—: Arthur Fleck dejo algo para usted.

Grace se sorprendió ante esa revelación. La angustia cubrió su rostro, mordió su labio inferior y se debatió en abrir su puerta. El detective Gordon se mantuvo firme, no movió ni un músculo hasta que el clic de la puerta volvió a oírse. Se alejó unos centímetros y vio a la pelirroja cabizbaja, ofrecerle el acceso a su hogar. Gordon agradeció y entró, esperando a que ella cerrara la puerta y le ofreciera asiento.

♣♦♥♠

Jim Gordon esperaba paciente en el sillón, dejó de lado sus archivos y analizó el lugar sin mucha prudencia. Grace preparaba un poco de café para el hombre, en lo que ella se servía un zumo de frutas, en momento miraba de reojo al detective, descubriendo su mal análisis. Escuchando la tetera, Grace sirvió el agua y alistó la taza para regresar a la sala de estar.

Al ver cómo ella se dirigía con dos tazas, Gordon se alzó de su lugar y asistió a la pelirroja, descubriendo su embarazo. Al notar como este le miraba, Grace trató de ocultar su vientre entre su largo suéter. Ya era tarde, él lo sabía.

Joker: A Fair Lady.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora