VII

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Arthur y Grace caminaban por la concurrida banqueta. Los dos sonreían, hablaban del momento en Pogo's y disfrutaban la frescura de la noche. Por primera vez Arthur sentía el orgullo palpitar en su pecho, era un sobresalto tan satisfactorio que no podía explicarlo. Observaba a la pelirroja a su lado, abrazándose de su brazo, platicando y riendo como solía hacerlo. Las respuestas de Arthur eran sonreír, demostrando como la felicidad se bañaba sobre él y relucía una luz diferente. Ya no era opaca ni oscura, era brillante y era gracias al apoyo brindado.

—Compremos algo para cenar. Tal vez una pizza —animó Grace. Él dejó escapar una leve risa.

—Lo que a ti te guste.

—¿Qué te agrada más? ¿Pepperoni o jamón?

—Pepperoni no suena mal —mencionó sonriente.

—De acuerdo, señor Fleck, una pizza de pepperoni será.

Encontraron un restaurante italiano, surtieron la cena y se fueron directo a la casa de Grace.

♣♦♥♠

Al llegar al vecindario, Grace notó un coche familiar estacionado frente a su edificio. Ella se detuvo de golpe, extrañando a Arthur, quien le miró con el ceño fruncido. El cambio radical en su rostro y el temblar de su cuerpo fue una señal que le incomodó.

—¿Sucede algo?

Ella tragó difícilmente.

—Me temo que sí —Grace se acercó a él, llevó su mano a su brazo y le miró con ojos nebulosos—. Richard está aquí —La extrañez se transformó en un rostro tensado; cada músculo se contrajo con rabia—. De-déjame ver que quiere —continuó nerviosa—, no tardaré.

—Iré contigo —soltó de inmediato, detonando firmeza.

—No quiero meterte en problemas, Art...

—No —interrumpió—. Iré contigo —repitió.

Grace le miró asombrada, ella asentó y ambos entraron al edificio. El recorrido por el elevador resulto ser eterno, sin embargo, Grace notó la seriedad en Arthur y eso le preocupo demasiado. Las puertas se abrieron, los dos salieron y ella vio a su expareja, sentado junto a la puerta de su apartamento. La mujer se armó de valor y se acercó a pasos acelerados.

—¡Richard! —llamó. Este alzó la mirada y descubrió a su chica junto a un sujeto escuálido y sin gracia.

—Vaya, vaya —soltó mientras se alzaba—. Así que era verdad.

—¿Qué demonios quieres? —interrogó furiosa.

—Quería ver, con mis propios ojos, el hecho de que ya estabas saliendo con alguien más —dijo echando una mirada a Arthur.

—Y a ti que te importa si estoy o no saliendo con alguien. Tú y yo ya no somos nada. Creí que ello había quedado claro.

—¿En serio me cambiaste por este sujeto? —inquirió, sin dejar de mirar a su acompañante. Arthur se mantuvo sereno mientras tenía la comida en mano—. ¡Vamos Grace! Que pésimos gustos.

La pelirroja suspiró hartada y se giró para mirar a Arthur, quien había desviado un poco su mirada.

—Lárgate Richard.

—Yo no me voy a ir de aquí, Grace. No sin antes hablar de tu amiguito.

Otro suspiró surgió, ella se dio la media vuelta y se acercó a Arthur para tomarlo de su brazo y entrar a su apartamento. Él observó curioso a la pelirroja y, pasándole de lado a Richard, sacó sus llaves y abrió la puerta.

Joker: A Fair Lady.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora