Prólogo

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Era un día nublado como cualquier otro en Boston, la cuidad estaba transitada como de costumbre, el rugir del motor de todos los automóviles hacía eco en su oídos, él caminaba por las grandes aceras de la ciudad perdido en sus pensamientos. La misma persona de siempre rondando en su mente, aunque para la mayoría de las personas sus sentimientos eran un secreto.

Al seguir caminando y cruzar algunas calles varias chicas se le quedaron viendo, en especial tres adolescentes que estaban comiéndoselo con la mirada desde la otra esquina ¿y cómo no?, quizás no era el más atractivo pero sí que tenía lo suyo. Con tan solo mirar las lagunas celestes que eran sus ojos fácilmente se podían quedar atrapados en ellos, su perfil tan varonil que hacía que muchas mujeres lo desearan y aunque su cuerpo tampoco era el más fornido, seguía yendo al gimnasio cada dos días por lo que no era un flacucho.

Mientras veía a las tres adolescentes que lo observaban con detenimiento pensó en que tal vez debería darse la oportunidad de intentar algo con alguien, como decían: un clavo sacaba otro clavo. ¿Pero de verdad serviría?, el chico decidió seguir su camino hacia la casa de sus padres sin prestarle la más mínima atención a las adolescentes.

Al estar tan solo a una cuadra del que fue su hogar por casi veinte años, el chico no pudo evitar sentirse nervioso por lo que pudiera pasar al entrar por esa puerta, ya que, por más que su familia le necesitara, sabía que debía de tomarse un respiro y alejarse de todo hasta que pudiera olvidar la causa del dolor en su corazón.

Mientras el chico caminaba un papel, o mejor dicho un folleto, chocó contra sus piernas y Mason Percy se agachó para tomarlo. Al hacerlo vio que era un anuncio, este tenía grandes letras rojas en las cuales se podía leer Campamento Alfa, aquel nombre le llamó la atención así que continuó leyendo:

Disfrute de cuatro semanas de vacaciones en un pueblo a las afueras del Estado, completamente al aire libre pero con el mejor equipo de seguridad para que así pueda descansar, disfrutar y relajarse todo lo que necesite.

Si está interesado no dude en comunicarse con el número anexo y se le informará todo lo que necesita saber.

Anuncio vigente desde la fecha de impresión, 15 de septiembre, hasta el 20 de dicho mes.

Luego de leer el anuncio Mason supo que era justo lo que necesitaba: descansar, disfrutar y relajarse. Guardó el número que salía debajo y sonrió ante el pensamiento de que finalmente se alejaría de todo e iba a poder reencontrase con el chico alegre que solía ser Mason Percy y no con esa persona triste que ocupaba su cuerpo.

***

Una semana después...

22 de septiembre del 2019

Mason se encontraba en la parada de autobuses de la que había hablado con Greg, el chico con quién se había comunicado hacía unos días para el campamento. Llevaba un bolso grande de mano con un poco de ropa y comida para pasar las cuatro semanas, y también llevaba algo de dinero ya que nunca se sabía qué se podía necesitar estando en medio de la nada.

Mientras el chico esperaba pacientemente por Greg una chica entró de pronto en su campo de visión, se ubicó a su lado y al igual que él ésta llevaba un bolso bastante grande. Ella le sonrió y sacudió su hermoso pelo castaño, causando que Mason se quedara anonado con su belleza. Patry, a su vez, también pensó que el chico era muy mono, encantador incluso, pero al mirar a su alrededor no pudo evitar extrañarse ya que ellos dos eran los únicos en el lugar. ¿Acaso nadie más va al campamento?, se preguntó mentalmente.

Cuando quiso abrir la boca para preguntarle al chico -del cual no sabía ni su nombre-, un auto negro con los vidrios polarizados se detuvo frente a ellos. Ambos chicos se miraron con angustia mientras dos hombres altos y musculosos se bajaban rápidamente de aquel auto, cada uno tomando a uno de los jóvenes que esperaban en la parada de autobuses. Mason y Patry a pesar de que no se conocían ni conocían a sus atacantes, lucharon y no dejaron que se los llevaran sin batallar primero.

Mason se colocó delante de la chica y les propinó a los hombres algunos golpes de Kick Boxing que había aprendido cuando era pequeño, pero éstos eran notablemente más hábiles. Uno de ellos se movió como un rayo y se posó detrás de él, bloqueando totalmente a Patry, luego le sostuvo los brazos mientras el otro hombre le daba un golpe en la mandíbula y otro en la cabeza, causando que Mason perdiera la conciencia.

Patry al ver esto soltó un alarido y se preparó para atacar a las hombres, sin embargo el que le dio los golpes a Mason se giró, sacó un pañuelo de su bolsillo y se acercó a ella, quien intentó retroceder y echarse a correr. Como era de esperarse el hombre fue mucho más rápido que ella y en cuestión de segundos le colocó el pañuelo en la nariz para que aspirara.

Entre todo el caos y alboroto, antes de perder la conciencia Patry le escuchó murmurar:

—Dulces sueños, Su Majestad.

Secuestrados por la RealezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora