Capítulo diecinueve

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Segunda parte

Will era muy bueno explicando el arte de luchar y quería prestar la máxima atención, cada uno de los movimientos que hacía quise imitarlos a la perfección.

Tener algo de práctica en Kick Boxing me ayudaba, intenté estirar las piernas tanto como él, dar puñetazos tan rápido, pero en ese caso tenía una desventaja, él era un licántropo y tenía en su poder una agilidad incomparable.

Luego de que me enseñara algunos trucos Will me miró y dijo:

—Creo que es momento de que practiquemos lo que has aprendido.

Will se posicionó frente a mí con sus manos vueltas puños a la altura de su pecho, el puño izquierdo delante del derecho ya que era zurdo, sus piernas ligeramente separadas ubicándolas del mismo modo que sus manos, la izquierda delante de la derecha, cada músculo de su cuerpo se veía tenso ante la espera de mi ataque.

Respiré profundo para relajarme y me ubiqué frente a él, imitando su posición.

Él fue el primero en atacar.

Primero un puñetazo, luego una patada, yo sólo las esquivaba pero unos minutos después me atreví a dar algunas patadas, fue mucho el forcejeo que tuvimos pero logré hacer unas cuantas llaves utilizando mis antebrazos. Rodamos por el suelo intercambiando la posición de nuestros cuerpos, no nos hacíamos daño realmente pero sí golpeamos lo mejor que podíamos, aunque para mí Will tenía más fuerza que lo que demostraba.

Will se levantó con la respiración acelerada.

—Tomemos un descanso. —pronunció tomando bocazas de aire mientras se alejaba hacia la casa.

Quizás iba a buscar un poco de agua pero decidí no seguirle aunque moría de sed, fui en dirección contraria buscando con la mirada a una chica de tez clara con cabello castaño, esa chica de la cual no podía apartar mis ojos...

Patry.

La pude divisar a unos metros de mí, estaba practicando con Julie y era muy buena, daba patadas en todas las direcciones y sospeché que si no fuera porque Julie también era una mujer loba hubiera estado muy golpeada en ese momento, pero como sí lo era se movía con tal rapidez que dejaba polvo a su paso.

Las gemelas por otro lado eran dos gatitos asustados que intentaban practicar pero no podían, les daba terror, se les notaba en la mirada y supuse que sería miedo por lastimar a la otra.

Patry, sin notar mi presencia, fue hacia las gemelas y comenzó a ayudarlas a entrenar, tomaba las extremidades de cada una para ayudarlas a tomar la posición correcta, y cuando se frustraban las tomaba por los hombros y les decía una cuantas palabras que debieron de ser de aliento.

Cuando sentí que mi rostro estaba dividido por una sonrisa boba decidí que era hora de irme, debía seguir entrenando con Will. Quizás eso distraería mi mente, porque, ya me estaba obsesionando mucho con esa chica Patry de quien no sabía ni su apellido.

Luego de pasar más de diez horas entrenando con Will y que los descansos fueran tan escasos como la justicia en muchos países, pude descansar en un colchón en la sala de estar de esa mini casa.

Eran las seis de la mañana, en esos momentos estaba amaneciendo pero las cortinas de la casa hacían que la luz del sol no se filtrara y que se pudiera dormir tranquilamente.

El colchón se hundió a mi lado muy sutilmente.

—Entonces... —dijo Patry a mi lado.

—Di lo que quieres preguntar. —repliqué mirándola.

Ella suspiró.

— ¿Por qué rechazaste a la camarera?

Esa pregunta tan complicada y a la vez tan fácil de responder.

Siempre me hacían una parecida cada vez que no aceptaba el número de alguna chica o una invitación a comer.

La respuesta "No es mi tipo" no era ni la mitad de lo que significaba para mí, ni de lo que quería decir.

Por un momento me permití pensar en lo que había suprimido durante mucho tiempo, miré hacia la pared del frente sin tener contacto visual con Patry y dejé que mis pensamientos hablaran.

—Antes de toda esta locura tenía una vida normal, una familia común y corriente. Mi madre es ama de casa pero siempre hace algún que otro trabajo, mi padre tiene su propia empresa de muebles en la que le va muy bien, mi hermano Mateo es un casanova con una cadena de hoteles y Lucía, mi mejor amiga —sonreí al recordarla—, terca pero feliz, trabajaba conmigo de contadora en mi empresa. Ella y Mateo comenzaron a salir sin nada de compromiso, pero luego de un tiempo se enamoraron. Ella logró cambiar a ese chico que le hacía falta tanto cariño, incluso de mi parte. —negué con la cabeza pensando en todas las veces que ignoré a Mateo de las que ahora me arrepentía, también recordé todas las veces que fui duro con ellos por su relación—. Lo que no sabían era que a mí me gustaba Lucía, pero al verla a ella con Mateo a pesar de que su corazón se rompió infinidad de veces en el camino pude aprender que si no estás con la persona que quieres entonces no vale la pena estar con nadie más. Creo que estás destinado para alguna persona y pues sólo con esa persona puedes superar todos los obstáculos de la vida. Lucía me enseñó eso. El amor no tiene ideas, solo pasa.

Al girarme para ver a Patry pude distinguir lágrimas bajando por su rostro, lo tomé en mis manos y las limpié.

—Eso es muy lindo. —susurró.

—Sí —le sonreí—, acepté que ellos eran felices juntos y soy feliz por ello. ¿Qué más puedo pedir? Mi mejor amiga cambió al estúpido de mi hermano y lo hizo una buena persona. —declaré riendo.

Patry rio conmigo.

—Hey, hey. —gritó Julie entrando a la sala mientras aplaudía—. A dormir que hoy será un día complicado.

Y tenía razón.

Hoy comenzaba todo.

—Buenas noches. —balbuceó Patry por el cansancio.

—Buenas noches. —pronuncié.

—Los quiero a todos despiertos, atentos a cada movimiento, seguros de lo que harán y de lo que no, que todos sus movimientos sean a propósito, que sean despiadados con los que no están de su lado, apoyen a sus compañeros y sobre todo que recuerden por qué están aquí.

Estas fueron las palabras de aliento de Will apenas nos despertamos.

Palabras que significan solo una cosa:

Comenzó la guerra.

Secuestrados por la RealezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora