Capítulo catorce

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Patry Heisel

Ya me había acostumbrado a recorrer el camino que llevaba a la celda de Mason, ya que varias veces me había dispuesto a ir para hablar con él mas terminaba dándome la vuelta y decidiendo volver después.

Sabía que Mason estaba furioso conmigo, pero necesitaba solo un poco de tiempo y la información necesaria para terminar de convencerlo de que mi decisión había sido la correcta.

Esa vez sí me decidí a hablar con él y mientras caminaba hacia su celda no pude evitar sentirme nerviosa.

—Hola... —saludé una vez estuve frente a su celda.

Mason estaba sentado en el suelo y tenía la cabeza entre sus rodillas, por lo que cuando me escuchó levantó la cabeza de golpe y me dedicó una mirada vacía.

— ¿Qué quieres? —preguntó con veneno en la voz, causando que algo se estrujara en mi interior.

—Solo quiero hablar contigo. Explicarte mejor las cosas. —pronuncié mientras me acercaba más a la celda y posaba mis manos en los barrotes.

— ¿Qué más me vas a explicar? ¿Qué no entiendes cuando te digo que el Alfa es malo? —espetó el chico y se levantó con furia.

No iba a ser fácil convencerle de lo contrario.

— ¿Por qué dices que es malo? —pregunté, dándole el beneficio de la duda.

Mason me miró como si fuera obvia la respuesta y suspiró frustrado.

—Él no se supone que esté en el poder, y quién sabe las cosas que hizo para poder conseguirlo. —manifestó con convicción—. Conociste a ese tipo hace unas horas, Patry. No puedes simplemente creer todo lo que diga y tirar tu vida a la basura. Terminará echándote a un lado cuando no te necesite. —concluyó y se notó que tenía mucho tiempo queriendo decir eso.

Sin embargo no podía dejar que asumiera cosas así por así.

—No lo sé, Mason... —comencé y el chico frunció el ceño rápidamente.

— ¿De verdad no me crees? ¿De verdad no ves que te está utilizando para su beneficio? —espetó con enojo.

— ¡No, Mason! —bramé ya cansada de su actitud.

—Creí que eras más inteligente, Patry. Creí que estábamos en la misma página. —pronunció el chico con voz dolida y no supe qué decir.

—Mason... —comencé.

— ¡Vete! —gritó, causando que me echara hacia atrás por la impresión.

Esa era una faceta suya que no conocía.

Me estaba debatiendo entre si irme o quedarme, pero sabía que Mason no cambiaría de opinión mientras estuviera tan molesto conmigo, por lo que decidí girarme y alejarme de allí con el corazón estrujado.

Camino a la salida solo tenía una cosa en mente, conseguir pruebas para convencer a Mason de que el Alfa no era tan malo como él creía, ya que, como había visto, no se conformaría con simples argumentos.

Todavía perdida en mis pensamientos no me di cuenta de las personas aproximándose en mi misma dirección hasta que me choqué con una de ellas.

—Ay, lo siento. —murmuré mientras levantaba la mirada y me encontraba con Will y Julie.

Will lucía mucho más intimidante de cerca y Julie se veía mucho más joven y bonita.

—Así que tú eres la chica. —pronunció Will mientras me observaba de pies a cabeza.

—Patry. —manifesté rápidamente.

— ¡Un gusto conocerte! —saltó Julie con una sonrisa y no pude evitar sonreírle de vuelta.

— ¿Y qué haces aquí? —preguntó Will con el ceño fruncido y con la mirada me incitó a que saliéramos del lugar.

—Vine a ver a Mason. —respondí con simplicidad y Will soltó una carcajada.

—Eso lo tenía claro, me refería al porqué. —matizó con diversión en la voz y pude distinguir cierto escepticismo en sus palabras.

Observé el paisaje frente a mí y luego me dispuse a mirarlo.

—Supongo que quería que confiara en mí. —respondí y suspiré derrotada.

Julie me miró curiosa y luego se giró para mirar a su hermano, quien tenía una expresión pensativa.

— ¿Sí sabes que Mason no pertenece a este mundo? —inquirió Will y le miré confundida.

—Sí, pero... por algo lo debe de tener aquí el Alfa. —aventuré sin estar totalmente convencida de lo que decía.

—Solo te puedo decir que Mason no tiene idea de la historia de su familia. En especial la de su tatarabuelo. —declaró Will y con eso me mostré intrigada.

— ¿A qué te refieres? —pregunté.

—Te enterarás muy pronto.

Secuestrados por la RealezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora