2. Jack

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Nadie nunca en su vida se hubiera imaginado que yo, Jack Griffin, terminaría en detención junto con la señorita perfecta Grace.

Grace Hawkins era la chica más hermosa del curso y nadie podía negarlo, o bueno, quizá el resto de los chicos creería que era Ashley Bennet, su mejor amiga. Pero yo pensaba diferente.

Grace era diferente. Tenía estatura mediana, ojos color marrón claro y un hermoso cabello oscuro largo. Su cuerpo parecía tallado por los ángeles. Era muy inteligente y eso si era algo que nadie negaba. Se movía diferente al resto de las chicas que conocía. Elegante, pero no provocativa. Me cautivaba con su mirada y su hermosa sonrisa. Además, estoy casi seguro que tiene más de un tatuaje escondido bajo el uniforme escolar. Aquel uniforme que le quedaba pintado a su cuerpo. La camisa blanca no favorecía a todas las chicas, pero ella la llevaba como si fuera algo normal; la falda negra no le quedaba corta, pero tampoco le llegaba a las rodillas. La corbata, las medias y las zapatillas le daban su toque especial. Estaba más que seguro que Grace es ese tipo que chicas que no se da cuenta de lo hermosa que es, y tampoco intenta producirse como si saliera todos los días.

Grace Hawkins me volvía loco y es por eso que no quería que me asignen el trabajo de literatura con ella. Sabía que al final me terminaría enamorando - o bueno, me terminaría de enamorar- y mi corazón se rompería cuando en cinco meses nos tengamos que separar para seguir nuestras vidas luego del colegio.

Además, pequeño detalle, Scott, mi mejor amigo, quería invitarla a salir. Y no me podía meter con la chica de mi mejor amigo.

Aunque yo la hubiera visto primero.

Me senté en uno de los bancos de adelante, ya que el resto estaba ocupado por niños traviesos de los primeros años. Grace entró y observó todo el salón. El asiento a mi lado era el único vacío, para mi suerte. Ella se acercó y apuntó el asiento.

— ¿Está ocupado? -me preguntó, alzando una ceja, un poco molesta.

Y la entendía. La habían puesto en detención por mi culpa. Todo por intentar sacar tema de conversación.

—No.

Fue lo único que me salió. Sin embargo, antes de que pueda hacer algún comentario más, ella comenzó a leer un libro. Sonreí para mis adentros y saqué mi libreta de dibujo. Comencé a dibujar una ciudad, mientras el profesor Benson explicaba que no podíamos usar nuestros celulares, que teníamos que estar en silencio y que nos debíamos quedar allí hasta que pase la hora y media.

Una vez que terminé mi dibujo, comencé a mirar a mi alrededor. Grace seguía leyendo. Sonreí a medias. Se veía linda concentrada. Quité aquellos pensamientos de mi cabeza. No me puedo meter con la chica de Scott.

¿Qué lees?

Escribí en un papel y se lo pasé. Ella lo tomó, rodó los ojos y escribió:

El club de los corazones solitarios.

Su letra era prolija, redondita y pegaba justo con su personalidad.

¿Tienes un corazón solitario?

Escribí devuelta.

¿Acaso crees que soy solitaria? Tengo amigos, para tu información.

Sabes que no me refería a eso. ¿Tienes pareja?

¿Y eso por qué te importaría?

Buena pregunta, Grace. ¿Por qué me importaría?

No me importa. Pero me parece que alguien que lee libros así es porque no tiene pareja. Sino, ¿por qué leerías un libro de romance si no es para llenar aquel vacío en tu corazón?

Las personas no leen para llenar un vacío. Hay personas que leen para escapar de la realidad. No todo es lo que parece, Jack.

¿Entonces como son las cosas?

Pero antes de que pueda escribir su celular sonó y sin importarle nada, atendió. Su ceño se frunció y note que sus ojos comenzaron a brillar... pero no de felicidad, sino como si lágrimas estuvieran a punto de salir de allí.

Si... si, estoy yendo. Si...

Tomó sus cosas, se acercó al profesor, le susurró algo, él asintió y ella salió corriendo. Arrugué la frente. ¿Quién podría haber llamado a Grace perfecta Hawkins que la preocupó tanto? Sin importar que era lo que el profesor diga, salí detrás de ella. La seguí.

— ¡Grace! -la llamé justo antes de que entre a su auto. Ella, nerviosa, se dio vuelta-. ¿Está todo bien? ¿Quién era?

— ¿Por qué te importa, Jack? -preguntó ella, sus ojos se volvieron llorosos-. No importa quien era, me tengo que ir, no tengo tiempo para explicar.

—Vamos, ¿Qué pudo molestar a la perfecta Grace? -pregunté, rodando los ojos.

—No hables sin saber, Griffin -me contestó ella, ya molesta-. Hay más detrás de lo que ves. No todo es tan perfecto como crees. Ahora, si me disculpas, me tengo que ir.

Antes de que pueda responder, entró a su auto y se fue. Yo me quedé allí, enojado conmigo mismo. Me pasé la mano por el rostro, frustrado. Quería patear algo. Respiré profundamente, como mi hermana me había dicho que haga varias veces. 

No tenía sentido quedarme allí parado como un estúpido, así que decidí volver al salón de detención. Sinceramente, no quería que me castiguen otra vez por salir a buscar a la chica que me volvía loco. Cuando llegué al aula, me senté de nuevo en el banco y me mordí el labio, mirando hacia la mesa. 

¿Qué clase de idiota era? Tenía aquella mala costumbre de contestar así, de alejar a la gente, de ser alguien que no era.

Scott, era lo contrario a lo que yo era. El chico  capitán de fútbol, el más amable, el que siempre sabía que decir. Grace caería por él.

Maldición, odiaba ser Jack Griffin. El chico malo. El chico que simulaba alguien que no era. El chico que simulaba ser malo, cuando en realidad le importaba más lo que el resto piense. Pero más importante... El que Grace jamás elegiría.

Lo que acababa de suceder le daba un punto para Scott, aunque ni él ni Grace supieran que estábamos compitiendo.

Scott: 1.
Jack: 0.


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Capítulo editado el día 10 de octubre de 2020.

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