8. Jack

2.4K 158 8
                                    

—Entonces... ¿me estás diciendo que crees que le atraigo a Grace? -le pregunté a Ashley,  mientras la seguía por su casa.

Solía quedarme en lo de los Bennet seguido. Scott se estaba bañando luego de un entrenamiento, por lo tanto, Ash estaba disfrutando de mi compañía.

—No, yo no he dicho nada parecido a eso -me contestó, negando con la cabeza-. Sólo te confirmé tu pregunta de que, últimamente, tu eres uno de nuestros temas de conversación. Incluso cuando está su hermano.

— ¿En serio? -pregunté, con una sonrisa, a lo que ella sólo asintió, mientras preparaba la cena. Sus padres hoy comerían afuera.

— ¿Cuando le dirás lo que sientes por ella, Jack? -me preguntó ella-. No te soporto más, tienes que decirle, así sabrás lo que ella siente por ti...

— ¡Entonces ella si siente cosas por mi!

—No -me cortó-. Yo no he dicho eso... Agh, Jack... pásame la sal. ¿Por qué no se lo dices?

Podía ser el chico malo, si, pero tenía miedo de que la chica que me volvía loco me rechace. Sería algo que me dolería, mucho. Y no estaba preparado para ese tipo de cosas.

Era por eso que era el "chico malo". Si yo me apartaba del resto, entonces no me podrían hacer daño.

—No quiero que me rompan el corazón, Ash... -susurré, avergonzado-. No estoy listo a que algo así suceda.

—Malas noticias, Jack -dijo ella, dejando de mezclar y apuntándome con la cuchara-. Somos adolescentes, nos enamoramos, nos rompen el corazón y nos duele... Pero después de un tiempo nos recuperamos, nos enamoramos de nuevo... y así sucesivamente, hasta que encontramos a la persona perfecta. 

—La cosa es, Ash -la interrumpí-. Yo creo que Grace es la chica perfecta...

— ¡Entonces díselo! -exclamó ella, con un tono medio enojado-. No pierdes nada. 

—En dos semanas nos vamos a Londres... -murmuré-. Quizá se lo diré allí, si es que la situación me lo permite...

—Si yo fuera tu, me apuraría... -dijo ella, encogiéndose de hombros-. Grace tiene chicos atrás, por más que ella no lo sepa y estoy segura que querrán hacer algún movimiento en esta época. Todo puede pasar en Londres, Jack.

Suspiré y asentí.

 Ashley tenía razón. Tenía que hacer mi movimiento.

Era ahora o nunca.

***

Era sábado por la tarde y estábamos a una semana de viajar a Londres. Había estado pensando en decirle a Grace lo que sentía por ella y finalmente había tomado el coraje para hacerlo. En estas semanas habíamos pasado mucho tiempo juntos, y cada día afirmaba lo que sentía por ella. De hecho, estaba seguro que de vez en cuando la encontraba mirándome. 

Nos íbamos a juntar en una cafetería cerca de su casa para terminar nuestro escrito y luego decidir que íbamos a hacer para el vídeo del trabajo. Llegué diez minutos antes, quería elegir una buena mesa: la que estaba al lado del ventanal. Me senté allí y pedí dos chocolates calientes con crema batida y malvaviscos. Grace no tardó en llegar y sonreírme en cuanto me vio.

—Has llegado temprano... -me dijo, sorprendida, acomodándose al mismo tiempo que dejaban los chocolates calientes frente a nosotros-. Oh, gracias, Jack, no tendrías que...

—No, está bien -dije, sonriente- ¿Quieres empezar con el trabajo? 

Ella asintió y comenzamos. Me gustaba trabajar con ella. Se notaba que le apasionaba la literatura y que el libro le había gustado. 

—El libro me ha cambiado porque nunca sabes lo que pasa por la cabeza de una persona -leyó lo que escribió en su cuaderno-, al leerlo confirmé mi teoría de que no tenemos que juzgar a una persona por como luce de afuera. Ésta puede lucir muy feliz con su vida y simular que todo está bien, pero realmente estar ocultando su dolor... Nunca conocemos por completo lo que sucede en la vida privada de uno y como lo puede afectar. Es por eso que no tenemos que sólo asumir sobre la vida de uno por su aspecto...

Noté que sus ojos se pusieron llorosos e instintivamente tomé su mano.

— ¿Está todo bien, Grace? -pregunté, con preocupación.

—Si... yo... -empezó a decir, pero luego negó con la cabeza-. Estoy bien, lo siento. Este libro me pone mal a veces... Es hermoso, pero refleja tanto la vida de los adolescentes de hoy en día... 

—Lo sé... -comenté. Ella tenía razón-. Te deja pensando... ¿Quieres que paremos y vayamos a caminar un rato? Podemos decidir que hacer para el vídeo en la semana.

—Yo... -empezó, pensó unos segundos y luego asintió-. De acuerdo, vamos. Primero tenemos que pagar...

—No, tranquila -la interrumpí-. Tú guarda las cosas, yo invito.

Ella intentó pararme, pero yo fui a pagar igual. Se sentía como si estuviéramos en una cita... de estudios, claro...

Salimos del café y comenzamos a caminar. Hacía frío, pero con una campera estaba estable; ya se acercaba el otoño y se notaba. La nieve ya no cubría nuestro pueblo y algunas hojas ya comenzaban a caer. Noté como Grace tembló, así que me quité mi campera abrigada y se la puse en sus hombros. Ella me sonrió de lado y continuamos caminando, sin tocarnos. Llegamos al borde de la ciudad, donde el bosque comenzaba y nos adentramos un poco en el. Nos sentamos en el césped, con la espalda contra un árbol, enfrentados uno al otro. 

Nos quedamos callados unos minutos, mirándonos a los ojos, hasta que yo hablé.

—De lo que escribiste del libro... -comencé a decir, sin dejar de mirar sus hermosos ojos- ¿En que te has basado?

—En mi vida... -respondió, a lo que luego añadió-. Todos asumen que tengo una vida perfecta, que no me equivoco, que mi familia es perfecta y que todos somos felices, que siempre lo fuimos... Están equivocados, Jack... Mi vida no es perfecta, y muchísimo menos mi familia...

— ¿De que estás...?

—No tengo ganas de hablar de ello, ¿está bien? -me interrumpió, a lo que yo asentí.

Un silencio incómodo surgió entre nosotros. Así que ahí fue cuando decidí que era el momento perfecto para decirle lo que sentía por ella. 

—Grace... -empecé a decir, a lo que ella levantó la vista-. Me gustas... de hecho, no, me encantas. Me vuelves loco y te lo tenía que decir. Hace mucho tiempo que te lo quería decir... Sé que no siempre te he tratado bien, y lo siento mucho. Te quería alejar, para que no rompas mi corazón, pero no puedo evitar querer estar contigo todo el tiempo. Yo...

—No... -me interrumpió-. Espera, Jack, no digas más nada... Tú me gustas a mi. No quería asumirlo, pero es así... El problema es que... Yo no te gusto a ti. Sólo te gusta la idea de mi. La perfecta Grace. Y yo... no soy perfecta, Jack. Soy todo lo contrario a eso...  No conoces toda mi historia y cuando lo hagas, algún día, sé que no te va a gustar. O sentirás lástima por mi, y no quiero eso... Yo... lo siento.

Lágrimas caían por sus ojos y quise acercarme a ella para decirle que estaba equivocada. Que no me importaba su pasado. Que me importaba ella. Su presente. La persona que ella era ahora. 

Pero no pude. 

Ella tomó sus cosas lo más rápido que pudo y se fue. 

Dejándome con las palabras en la boca.

EternalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora