23. Jack

1.6K 109 14
                                    

Era el día de entregas de diplomas. El colegio finalmente había finalizado y con ello mis años en el colegio secundario. Estaba emocionado. Quería que finalmente termine este mundo de adolescentes, quería entrar en el mundo de los adultos y no rodearme más de adolescentes que en lo único que piensan es en fiestas, sexo y un amor que a los dos meses romperían porque encontraron alguien que les gustó más.

 Así que allí estaba yo. Esperando con el resto de mis compañeros a que la ceremonia empiece. Tenía a Ash y Scott a mi derecha, y a mi izquierda estaba el amor de mi vida: Grace. Ella me había tomado la mano y me sonrió de lado cuando notó que la estaba observando. La amaba tanto que dolía. Me había cambiado la vida. Cada sonrisa, cada beso, cada mirada, cada roce... todo me hacía sentir como el chico más afortunado del mundo. Porque así lo era. 

Los alumnos estábamos sentados en unas sillas, y atrás estaban nuestros familiares. Los profesores y directivos estaban sentados a los costados de el escenario que habían armado para la entrega. Teníamos puesto el uniforme escolar y una toga, con un gorro, de color azul. Faltaba poco para que comience la entrega. 

Me acerqué al oído de Grace y susurré: "Gracias". Ella me miró, arrugando la frente, sin entender muy bien que pasaba.

— ¿Por qué? -preguntó, susurrando también.

—Por cambiar mi vida -contesté, sonriéndole.

Ella me devolvió la sonrisa y me besó levemente en los labios.

—Te amo.

Yo sonreí más ante sus palabras, pero antes de que la pueda volver a besar, el director comenzó a hablar.

***

Ya nos habían hecho la entrega de diplomas, un padre había dado un discurso, un profesor también, y ahora le tocaba a un alumno, el cual solía ser el mejor de la clase. Lo que significaba que Grace hablaría. Cuando la llamaron al escenario, ella sonrió y se acercó allí. Nos miró a todos y luego trabó su mirada en la mía.

—Buenas tardes, alumnos, profesores, directivos y familiares -empezó diciendo, aclarándose la garganta-. Lo cierto es que, cuando empecé a preparar este discurso, no sabía muy bien que decir. Comencé a buscar en internet modelos y escuché algunos por YouTube. Sin embargo... ninguno me convencía. Sentía que la mayoría estaban vacíos, hablaban mucho, pero no decían nada. Entonces me puse a pensar. ¿Qué es terminar el secundario? ¿Qué significa en nuestras vidas? ¿Qué cambios implicará? Y llegué a la conclusión que será uno de los mayores cambios de nuestras vidas. Es cambiar nuestra vida de adolescentes y comenzar a pensar y actuar como adultos. Significa que no veremos a nuestros mejores amigos todos los días, y que nos separaremos de muchas personas que creímos que estarían con nosotros para toda la vida. Y eso me deprimió. Pensar en no ver a mi mejor amiga, con quien compartí miles de risas y recuerdos, todos los días casi hace que me largue a llorar en el momento. Pensar que no vería a mi novio todos los días hizo que no quisiera que esta etapa nunca termine. Pero luego... luego comencé a pensar en todos los momentos felices que tuve en el instituto. Las risas con mis compañeros, todo lo que aprendí con nuestros profesores e incluso el viaje a Londres de hace unas semanas. Cómo nos hizo conectar a todos y como cambió la vida de todos los que estamos aquí presentes -dijo, mientras dejaba que una lágrima caiga por su mejilla. A mi alrededor, mis compañeros abrazaban a sus amigos y sonreían-. Entonces, dije, este discurso no será uno triste, uno de despedida. Será uno que nos haga recordar nuestros momentos juntos, ya sean divertidos o tristes. Será uno en el que les agradezca a cada uno de ustedes por compartir estos años juntos. Uno en el que les diga que espero algún día volver a verlos y hablar sobre nuestras vidas, reírnos de las anécdotas de cuando éramos adolescentes. Así que... gracias. Sean felices y realmente espero que todos puedan cumplir sus sueños y alcancen sus metas. 

EternalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora