8- Sorpresa.

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Emma Jhonson.

―Emma, te vendo un pollo. ―escuché su estúpida voz de nuevo.

― ¿En cuánto el pollo? ―cuestioné con fastidio.

―A tres mil el pollo. ―su tono burlón me causaba gracia pero mantenía mi fachada seria.

―Te compro el pollo. ―Marco gritó de manera aguda y yo lo miré con una ceja enarcada.

Desde que salimos de casa esta mañana que no deja su tonto juego del pollo.

― ¿Emma puedes seguir el juego? No te quedes con mi pollo, véndemelo. ―sonreí de lado y lo miré, este chico es una buena persona cuando olvida su idiotez.

―Ya déjate de estupideces Marco, yo ya no quiero jugar. ―hizo un puchero y siguió caminando conmigo.

Esta mañana quedamos para salir al centro comercial, tenemos que comprar un par de cosas antes del lunes que saldrá nuestro vuelo. Y si amigos, el imbécil irá conmigo, no le negué que viniera conmigo solo le exigí que no se meta en nada de lo que haré cuando vaya, y de todos modos él dijo que irá conmigo pero que él tiene asuntos que arreglar.

Caminamos hasta una tienda de comida porque ya era hora de comer algo, tenemos casi una hora y media recorriendo el centro comercial. Entramos y por alguna extraña razón me sentía observada, sentía que alguien me perseguía, pero lo ignoré y seguí mi camino junto con Marco.

Nos sentamos en una mesa y al instante llegó una mesera, la cual miró a Marco con picaría y este solo le dio una mirada fría, la verdad no sé por lo que haya pasado Marco, pero me gustaría saber mucho de él. Por ejemplo: ¿Qué pasó con él para que sea así de cruel a veces? ¿Qué tuvo que pasar para tener una mirada tan fría? Y principalmente ¿Quién apagó su luz?, sé que son preguntas parecidas pero con ellas es como saber todo y más.

―Emma deja de mirarme así, pareces acosadora. ―rodé los ojos pero volví a mirarlo.

―Marco, he estado pensando estos días y tengo muchas dudas, ¿sabes? ―Marco solo me miró sin expresión alguna asintió―. ¿Qué le digo a Emilia cuando vengas con nosotros a Washington? ¿Cómo le explico que recién conozco a un imbécil y ya lo llevo a mi casa?

Él sonrió de lado.― Dile que soy tu novio, que quieres presentarme a tu familia y ya.

Rodé los ojos.― Si supieras mi historial con los chicos entenderías porque te pregunto otra cosa y no uso esa excusa.

― ¿Tan mal te ha ido con los chicos Emma? ―lo miré fijamente y este sonrió―. ¿Acaso nunca has tenido novio?

Nuestras miradas se entrelazaron, parecía que intentábamos buscar algo en la mirada del otro, descubrir nuestras verdades.

―Si he tenido novio Marco, el único que quise de verdad me traicionó como todos en mi maldita vida. ¿Qué me dices tú Marquito? ¿Has tenido novia alguna vez? ―casi me rio al haberlo llamado "Marquito", pero fue algo que salió de mí.

―Hablas del rubio de ojos grises, ¿no? ―asentí sintiendo una presión en el pecho al oírlo hablar de mi Lucas―. Y no he tenido novias, no las necesito si puedo tener amigas ¿no?

Sonrió con malicia y yo rodé los ojos.― ¿Qué tanto tienes que haber pasado para ser tan imbécil?

Soltó una risa amarga.― ¿Qué tanto debes de haber pasado tú para no creer en el amor como yo?

Nuestro debate de miradas fue interrumpido cuando un chico vestido con una sudadera ancha que cubría su rostro pasó junto a mí y sin querer medio tropezó y me golpeó el hombro. Marco se puso alerta y yo me gire a ver la cara del chico, pero al solo toparme con su perfil quedé es shock, el sonrió y empezó a caminar a paso apresurado.

Mi Amado Problema. (Problemáticos #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora