Emma Jhonson.
Nervios.
Mis manos sudaban y el miedo incrementaba.
Aumentaba mientras más esa sombra espeluznante se acercaba.
Sólo podía ver dos esferas grises a través de la gran sudadera que escondía su rostro.
Se acercaba más y más y yo intentaba retroceder pero era como si mis pies estuvieran pegados al suelo.
—No huyas de mi Emma, no es de mí de quien tienes que huir. —su voz me sonó conocida, erizando mi piel al reconocerla.
—Te dije una vez que te alejaras de mí, no quiero que estés cerca de mí, vete. —espeté y abracé mi cuerpo con mis brazos mientras mis ojos empezaban a arder, anunciando futuras lágrimas.
Pero fue en vano, ahí estaba, frente a mí, mirándome fijamente, con salvajismo, tal y como siempre lo ha hecho, mirándome con lujuria pero a la vez con una ferocidad que no sabría explicar.
—Aléjate, Cody.
Sonrió con malicia y luego se giró, luego antes de irse dijo— No sabes detectar quienes son los verdaderos monstros.
(...)
— ¿Hoy si puedo salir contigo? —cuestionó Marco acostado a los pies de la cama.
Yo seguía lela mirando un punto en la pared.
— ¿Emma te encuentras bien? —volvió a cuestionar al no recibir una respuesta mía.
Por fin le presté atención— Estoy bien sólo... Pienso.
Me miró dudoso— Se que no es así, ¿Qué pasa Emma?
Mire mis manos, que jugueteaban entre ellas con nerviosismo— Fantasmas del pasado Marco, eso pasa.
Se incorporó en la cama para mirarme fijamente a los ojos, se relamió los labios y dijo— Te entiendo ¿sabes?, es difícil superar fantasmas del pasado y más cuando esos fantasmas te han hecho daño.
Asentí— Hoy puedes acompañarme, no quiero estar sola.
Sonrió y me tomó de las manos y con mucho ánimo me levantó de la cama.
Corrimos como par de imbéciles hasta mi auto, bajando las escaleras con velocidad y atravesando la sala de la misma manera. Llegamos al auto riéndonos con mucha fuerza, recordando la cara de mi tía al vernos corriendo por toda la casa. Ella frunció el ceño pero luego nos miró como si estuviéramos locos, luego solo se encogió de hombros y siguió en lo suyo.
Ahora íbamos en el auto, escuchando a todo volumen la canción de Sabrina Carpenter "Sue me", yo iba tarareando y de vez en cuando escuchaba a Marco hacer lo mismo.
Pasábamos calles, ya le había indicado a Marco donde iba, Ashley me había dicho que quizás Ange se encontrara en una de las calles más "oscuras" -por decirlo así- de Washington. Me deprime saber que Angela ha caído tan bajo, o que ha tomado tan malas decisiones. No es que yo haya tomado las mejores decisiones, pero me duele ver que ella pudo tomar peores que las mías.
El auto se detuvo, anunciando que ya habíamos llegado, estábamos en un callejón muy sombrío, las paredes que forman el callejón estaban húmedas y frías, no había mucha iluminación y parecía de película ver contenedores de basura y fluidos raros en el suelo, el lugar también emanaba un fuerte olor a orine y a la basura de los contenedores.
Marco me miró con el ceño fruncido, como diciendo: "¿de verdad piensas ir por ahí?", le sonreí y él sólo se bajó del auto junto conmigo. Yo de inmediato empecé a caminar dentro del callejón, Marco iba unos cuantos pasos detrás de mí.
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Mi Amado Problema. (Problemáticos #2)
Teen FictionLucas Morris, un chico frío, rudo, cruel, insensible y deshonesto. Esas son las características de este chico, pero luego de haber conocido a una chica de abundantes rizos y ojos verdes, su vida cambio. Poco a poco empezó a mejorar, pero aun guardab...