2. ¿Algún plan para retenerme?

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Desde que salimos de casa de sus tíos estaba de lo más raro, pero no le quise dar mayor importancia porque desde el momento en el que me besó sentí que todo estaba bien

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Desde que salimos de casa de sus tíos estaba de lo más raro, pero no le quise dar mayor importancia porque desde el momento en el que me besó sentí que todo estaba bien.

Fuimos a dar una vuelta, no teníamos ningún otro plan ni nos hacía falta. Llevábamos unos días sin vernos y simplemente me apetecía estar con él. A pesar de que salíamos desde hacía solo unos pocos meses se había hecho indispensable para mí. No sabía lo que iba a durar ni me lo planteaba, solo quería continuar así.

—¿Qué quieres que hagamos ahora? —le pregunté tras un rato largo de estar sentados en la arena de la playa.

Nuestro paseo por la ciudad nos había llevado a la playa, donde nos sentamos a disfrutar de lo que quedaba de tarde, aunque aún quedara un rato para que se hiciera de noche. Bendito horario de verano.

—Me da igual —contestó encogiéndose de hombros y sin dejar de mirar el mar—. Aquí se está genial.

No podía tener más razón. Miré en la misma dirección que él, comprobando como el suave balanceo de las olas me daban paz. No habíamos venido preparados para bañarnos, pero si nos hubiera apetecido eso no habría supuesto un problema, pues nuestros pantalones cortos servirían perfectamente de bañador.

No obstante, el sol ya no picaba como a otras horas y además la brisa atenuaba mucho más el calor que pudiera haber así que sí, se estaba genial. De hecho casi perdí la percepción del tiempo cuando vi que el sol estaba a poco de esconderse.

—Si quieres podemos irnos a mi piso y estar allí tranquilitos viendo una peli o algo —insistí.

Sonrió y se giró hacia mí, apoyando su cabeza sobre sus rodillas flexionadas.

—Estás determinado a hacer planes, ¿no?

Me pilló. Me podría haber sentido avergonzado, pero como me pasaba muchas veces con él no era así, aún no sabía lo que tenía que lo que tendría que haber sido un sonrojo, fue una sonrisa divertida.

—Me apetece estar más rato contigo, no te voy a mentir. Pero si a ti te da igual...

Chocó su hombro contra el mío para hacerme callar, con la suficiente fuerza como para hacer que tuviera que apoyar la mano para no caer sobre la arena.

—¡Eeeeeh! Bruto —regañé aunque de forma poco creíble.

Se tumbó de lado, instándome a hacer lo mismo, y por supuesto lo imité, poniéndome yo frente a él.

—¿Algún plan para retenerme?

—En realidad no —reconocí—. Solo quiero un día tranquilo contigo después de estos días de caos en los que no hemos tenido ni tiempo. Así que se puede decir que mi plan es no tener plan —concluí.

—Me parece un planazo. —Sonrió.

Y con esa sonrisa siempre me tendría ganado. Se acercó y me dio un rápido beso, demasiado rápido para mi gusto, y que me hizo gruñir y a él reír. Se puso de pie y se sacudió la arena del pantalón y de la camiseta que llevaba. Me quedé mirándolo desde abajo entre confuso y divertido.

¿Repitiendo errores?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora