XII.

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Epílogo.

Caminábamos a pasos tranquilos y pausados por las calles del transitado New York, empezaba la época de hojas caídas y vientos fríos.

James me sostenía por la cintura y me brindaba calor, yo apoyaba mis pasos con el bastón que me había regalo hace unos meses. Reía al decir que me daba más sofisticación, ver su sonrisa me hacía sentir el pecho cálido y sin pensarlo dos veces, le besé los labios.

Laura detrás de nosotros de tanto en tanto nos hacía voltear hacía algún escaparate, a sus casi diecinueve años adoraba salir de compras y a ambos nos complacía verla feliz y unida a nosotros.

Todavía me costaba caminar pero Logan me sostenía, dejaba que echará todo mi peso sobre el, cuando de verdad estaba cansado. El podía sentir el temblor en mis piernas y algunos pasos vacilantes, sin alarmar a nadie me decía que era momento de buscar algún sitio para tomar algo caliente y conversar.

"Amó su forma de ser y de tratarme, casi como si pudiese leer mis pensamientos".

Buscamos un café cercano y sin decirme nada sostuvo con firmeza mi cintura hasta que pude sentarme, tomó una servilleta y seco el sudor de mi rostro, producto del esfuerzo de haber caminado un poco más.

Reímos mucho por las ocurrencias de Laura, yo la quería por que ella sin conocerme me aceptó en su casa y dentro de la vida de su padre como su pareja.

Admiró la forma en que Logan la hizo una mujer inteligente, respetuosa y sabia.

Acordamos hacer unas compras más, Logan se ofreció a traer la silla de ruedas y yo le agradecí, hubiese sido casi imposible que yo caminara más y no quería arruinar nuestra salida familiar.

Laura se quedó conmigo, quería hablar de cosas personales en las cuales requería mi ayuda. La primera es que quería su propio auto y la segunda es que había conocido a un chico en la Universidad, le sonreí y prometí hablar de aquello con su padre.

Ella me tomó por ambas manos y me agradeció, Logan justo llegaba cuando Laura se había levantado y me daba un beso en la frente. Su rostro reflejaba ternura y yo mismo supe que ella me quería casi como a un padre, las únicas ocasiones que la vi hacer aquello fue con mi adorado James.

Me sentí pleno y amado, después de la calamidad de los años anteriores. Ahora tenía una familia que me acogía y me daba esperanza para seguir.

Logan ahora como lo hacía siempre, me sostuvo por la cintura y yo puse mis brazos detrás de su cuello, prácticamente me cargó para sentarme en la silla de ruedas, nos sonreímos y me pregunto si todavía tenía energía para seguir de compras. Claro que quería seguir a su lado, compartir con ambos ese día hasta el anochecer.

Le sonreí y le di un franco "si", Laura llevaba el bastón y Logan condujo la silla hasta la salida del café.

Fuimos directo a comprar unas lámparas de mesa para nuestra habitación, estábamos redecorando la casa, habíamos hecho cambios sutiles aquí y allá.

Por razones obvias jamás regresé a la mansión que funcionaba como el Instituto de   Psiquiatría, que aún conservaba mi apellido pero estaba bajo las órdenes de la Dra. Grey. Mi querida amiga Jean Grey.

Rente un pequeño espacio al centro de la ciudad en donde monté un nuevo consultorio, tenía a mis antiguos pacientes y también nuevos. Junto con Logan hicimos realidad mi sueño de ayudar a pacientes psiquiátricos que fueron acusados de crímenes que no habían cometido, yo desde el área psiquiátrica y James en el área legal.

LOSING MY MIND. (CHERIK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora