VII.

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Erik podría jurar que ese año había pasado en un abrir y cerrar de ojos, la terapia había surtido efectos positivos en su vida y persona.

Había recobrado la confianza en sí mismo y según sus propias palabras, había avanzado un paso con su terapeuta. Y ahora que Charles iba a dejar de serlo, aprovecharía la oportunidad de invitarlo a salir, ahora sí en una cita.

Así que fue aquella tienda en dónde vio ese espectacular suéter y lo compró, no era del tipo y de los colores que solía usar el psiquiatra pero le darían algo de color a su estilo.

Camino a la mansión no dejaba de pensar en los días que había dormido ahí. La primera ocasión fue por una crisis muy seria que tuvo, Charles le prohibió manejar de regreso a casa y le ofreció una habitación cercana a la suya.

Las siguientes ocasiones Erik buscaba algún pretexto para quedarse en la mansión y Charles aceptaba gustoso de tenerlo como compañía.

Una noche Erik había tenido una pesadilla y Charles fue a ayudarlo. Estaba solo a dos habitaciones y había escuchado sus gritos. Sin importar que su pijama fuese de lo más aburrida, fue hasta Erik para auxiliarlo. Lo abrazó y trato de explicarle que todo estaría bien. Erik le pidió quedarse y Charles, acepto. Así fue como durmieron por primera vez juntos.

La siguiente ocasión, Erik se había quedado a atender un resfriado de Charles, estaba realmente enfermo hacía el final del día, tenía fiebre y escalofríos. Erik había dormido con Charles por que necesitaba atenderlo y por que antes de quedarse dormido el terapeuta le había pedido abrazarlo en medio de la fiebre. Al día siguiente ninguno hizo mención de la noche anterior, pero no parecían incómodos, muy por el contrario parecía más cercanos.

Erik estaba convencido de que Charles era lo que necesitaba en su vida, el no lo veía como solían verlo los demás, a su lado había aprendido a tomar con cierto humor las circunstancias que tenía que vivir a diario.

Como aquella primera ocasión que Erik le había dicho que si le incomodaba que se quitara la prótesis para dormir. Charles con una sonrisa juguetona le respondió que sería extraño que el durmiera con la silla de ruedas encima de la cama, los dos rieron con fuerza por el comentario tan particular de Charles y se fueron a dormir con una sonrisa plasmada en el rostro.

El psiquiatra había comprado unas muletas que estaban del lado izquierdo de la cama en donde ocasionalmente Erik, dormía.

Erik descendió del auto dejando atrás sus recuerdos y tocó al timbre. Scott lo recibió y se saludaron con efusividad, su querida Rosita Fresita había iniciado una relación con el terapeuta hacía casi seis meses y el la veía feliz, casi como el cuando veía al hombre de los bonitos ojos azules.

Fue directo a su despacho, tocó tres veces seguidas y después hizo una pausa para tocar dos veces más, repitió tal acción otra vez. Dentro del despacho el rostro de Charles se iluminó al instante,

-Adelante Erik, - este también sonrió,

-Hola Charles,

-Hola, ¿Qué te trae por aquí?,

-Vine a felicitarte, se que hoy es tu cumpleaños,

Charles se sorprendió y soltó un leve suspiro,

-Es una gran sorpresa, raramente recuerdo esta fecha,

-No debería ser así, hoy es un día muy importante,

-¿Sí?,

-Claro, hoy por primera vez viste la luz del sol y me imagino que eras un bebé hermoso con esos ojos tan azules, - a Charles se le colorearon las mejillas,

-Gracias Erik,

-¿Puedo darte un abrazo?, - Charles le sonrió con los ojos llenos de agua,

-Claro que sí,

Erik se acercó y lo abrazó, Charles se sintió renovado y por primera vez percibió que era merecedor de ese cariño, no había culpa o dolor.

Se permitió derramar las lágrimas contenidas. Erik se separó de él para verle el rostro,

-¿Estás bien?, - preguntó con duda en su voz,

-Estoy feliz, lloró de alegría y emoción, - Erik le regaló una sonrisa y lo volvió abrazar.

Erik le entregó la bolsa con el presente, que Charles abrió al instante. Se sorprendió de aquella prenda, un bello suéter de cachemir en color lila, sonrió y movió la cabeza, Erik sonrió con él,

-Resaltará tus bellos ojos y el castaño de tu cabello,

-Es hermoso Erik, gracias,

-Vendré por ti a las nueve de la noche, vamos a ir al cine y después a cenar. Quiero que sea un día especial para ambos,

-Créeme, ya lo es, - fue hasta el y le besó la mejilla,

-Te veo más tarde, - el psiquiatra le sonrió moviendo un poco sus largas pestañas,

-Hasta pronto, - Charles soltó un suspiro largo, estuvo por decirle "cariño", pero se contuvo.

Erik alzó la mano en forma de despedida y cerró la puerta del despacho.

Dentro Charles se había quedado abrazado de aquella prenda de vestir, con una mano en la mejilla y un calor en el pecho, pensó que tal vez, "el sí era merecedor de todas las dichas que la vida le quisiera dar".

Llegada la noche, fueron directo al cine, uno un tanto antiguo que solo tenía funciones de películas románticas, Erik había pensado todo el camino si compraría boletos para la función de The Notebook o The Lake House, se decidió por la primera y estaba seguro de que a Charles le gustaría.

No se equivocó, el psiquiatra había derramado un par de lágrimas con las escenas de mayor emotividad.

Encontraron un restaurante que aún tenía sus puertas abiertas, pidieron un platillo para ambos y algo de vino.

La platica se tornó sombría cuando Charles le platicó a Erik como es que había quedado paralizado a los quince años,

-Todavía no me explicó como sucedió todo. Solo se que escuché varios disparos y cuando fui hasta donde provenía el sonido, mi madre tenía dos disparos en el pecho, mi padre uno en la cabeza y mi pequeña hermana uno en el estómago. Grité horrorizado pero no hubo tiempo de nada, solo más ruidos de disparos y mi cuerpo colapsando, desperté varios días después en el hospital. Mamá y papá habían muerto al momento y Raven camino al hospital. Desde entonces estoy en la silla de ruedas, intenté con terapia pero no conseguí volver a caminar. Estuve viviendo con unos tíos hasta los dieciocho, estudié psicología y después psiquiatría, para cuando estaba en la maestría decidí que tenía que ayudar a los demás, ocupar el dinero de mis padres para abrir el Instituto y hacer lo que amó,

Erik sin darse cuenta lo había tenido agarrado de las manos durante todo el relato, al terminar no se soltaron. Muy por el contrario siguieron de ese modo, tomados de las manos con más fuerza,

-Charles lo siento tanto, debió ser horrible pero admiró que decidieras ayudar a otros atraves de tu tragedia.

Charles solo atinó a darle un "gracias". No era capaz de contarle toda la verdad y sus verdaderos motivos para estudiar psiquiatría.

LOSING MY MIND. (CHERIK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora