Jennie miraba desconcertada la nueva nota de esa mañana que su padre había dejado en el refrigerador, desde que había llegado, apenas dos días después él empezó a dejar notas, de que se iría más temprano a trabajar y que regresaría tarde, de la nada esto hacía a la castaña sentirse mal, apenas y había pasado tiempo de calidad con su padre.
Fuera de temas familiares, estaba emocionada, iría a una fiesta medianamente grande como acompañante de la mismísima JiSoo Bonnay, claro que estaría nerviosa y emocionada.
Entre rebuscar en tiendas y otros lugares ropa, lavar los platos de la casa de su padre y estarse colocando encima todos los conjuntos que había comprado para ver cuál le quedaría mejor, pensó demasiadas cosas.
Se dio cuenta de que nunca había sentido tanto en sus pasados años de vida.
En California su única emoción siempre era el orgullo, y sólo por trabajo, pero eso era totalmente distinto a sentir mariposas en el estómago por alguien, y a sentirse alegre y viva, es como si con sólo pisar Francia todo su cuerpo se reiniciará y sintiera a flor de piel cada susurro lejano de esperanza que le hacía falta oír.
Su día había sido sencillo, decidió desayunar ligero, responderle una llamada a Roseanne para hablar más sobre la propia joven secretaria que de los problemas existenciales de la castaña, casi era la primera vez que hacía eso en un buen tiempo.
Fue a comprar varios conjuntos de ropa más tarde, y cuando quedaban apenas dos horas para que JiSoo pasara por ella, escogió un vestido rojo que precisaba cada curva de su cuerpo, la hendidura de su cintura, el hueco entre sus hombros y cuello era hermosamente apreciable junto a sus remarcadas clavículas, y sus piernas destacaban a la par que a cada paso que sus tacones resonaban, la cola esponjada del vestido se ondeaba con elegancia a su lado, junto a esto, un maquillaje ligero, pero que le añadía intensidad a su mirada y pronunciaba sus labios.
Esta noche sería inolvidable para ambas.
El auto típico negro de JiSoo era ahora un salón.
Su estilista no estaba ese día y tuvo que arreglárselas para poder portar un maquillaje bueno, se sentía ansiosa por ver a Jennie, se preguntaba qué llevaría puesto, si un vestido, un traje, tal vez un corsé estilizado con algunas otras cosas, quién sabe que decidiría traer encima la castaña para lucirse en la fiesta, fuera lo que fuese, las miradas ajenas junto a la suya estarían siguiéndole a cada paso.
WheeIn estaba arreglándose en casa de HwaSa, ambas se habían vuelto muy cercanas y JiSoo se sentía algo de lado, pero por lo menos su amiga sonreía más de lo normal y no era tan gruñona cuando a JiSoo se le olvidaban sus horarios de filmación o de vida en general.
Media hora antes de las ocho, la pelinegra iba saliendo de la cochera de su casi mansión en su BMW negro después de terminar su maquillaje improvisado, con unos pantalones de tela negros, tacones medianos del mismo color, una blusa carmesí de tirantes y detalles, un blazer negro en el asiento del copiloto (Que se iba a poner cuando pasase por un semáforo) y joyería cara a la par con un reloj que no lucía tan barato, ahora necesitaba demasiado a su estilista siendo ella una novata total para la moda que sólo sabía ponerse encima blusas y pantalones.
Llegó frente a la casa del señor Kim, inhaló un par de veces y se miró en el espejo retrovisor de su auto para arreglar su cabello, tal vez los medios hablarían un buen rato de ella por ir a una fiesta de pantalones siendo que ella normalmente usa vestidos, pero ahora mismo nada le podía importar más que Jennie saliendo de su casa, con un vestido rojo que le dejaba poco a la perversa imaginación de la pelinegra.
Salió de su trance y salió del auto para abrir la puerta del copiloto para la castaña, Jennie estaba casi igual de perdida que ella, la ropa que JiSoo traía puesta le hacía mucha justicia a la imagen que daba y aparte le daba una hermosa estela a su cuerpo, sintió casi que se sacó la lotería al poder ir con JiSoo a ese evento, aunque a ojo ajeno JiSoo parecería un Lesbian icon por ir casi de traje.
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Paris | Jensoo
FanfictionPara cualquier persona le puede ser demasiado fácil equivocarse durante sus años de adolescente, y Jennie Kim no se salva de este caso en particular. Siete años han pasado desde que dejó a su primer y único amor verdadero en París, ante una hórrida...