Capítulo 1

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Cuando te ves rodeada de gente a la que de verdad no le importas, a la que le da igual como te sientes o que se te esta pasando por la cabeza, en ese momento te das cuenta que estas interpretando un papel que no es el tuyo. Crees encajar con las personas que viven contigo día a día, pero la verdad es que cada vez que finges ser esa persona, algo en ti se va marchitando poco a poco. Pero la verdad esa que ni te dabas cuenta, solo estabas acostumbrada y hasta que no conoces mundo no te das cuenta de que la vida es mucho más cuando estas con las personas que te completan.
Esta es mi vida, un simple títere que no sabe más que interpretar un papel para sentirse completa, porque en el fondo no sabe que mierda hacer con su vida o simplemente ni sabe quien es. Los amigos que siempre pensé que serian los mejores, con los que pasaba horas y pensaba que me divertía, solo era a lo que estaba acostumbrada. Cuando conoces a gente con tu mismo nivel de locura y que te comprende mejor que nadie, te das cuenta de que has encontrado algo que ni siquiera sabías que estabas buscando.
También con el amor, intentando encontrar a alguien que simplemente estuviera ahí, que se preocupara. Que se acordara de que estaba ahí o que no me olvidara. Querer a alguien con toda mi alma y que fuera mutuo. Pero siempre llegamos a lo mismo, cuando conoces lo que es de verdad que alguien te quiera todo lo demás deja de tener sentido y solo quieres lo verdadero.

Estoy sentada en un reservado de un pub a las doce de la noche con mis amigas. Ellas se están divirtiendo pero yo no. Este no es mi rollo pero siempre acabo haciendo lo que ellas quieren para tenerlas contentas y en el fondo siempre espero pasarlo bien, pero siempre es lo mismo. No me gusta estar sentada fingiendo que me lo paso bien. Y luego siempre acabando llamando a mi hermano para que me recoja en un punto para no ir a casa sola ya que mis amigas viven en la otra punta. Pero como ya es costumbre en mi, esbozo mi mejor sonrisa y disimulo.
-Venga Ashley, cuéntanos algo. -Insiste Amelia.-Ya no nos cuentas nada...
Y no es de extrañar, prefiero no contarles nada porque siempre tienen algo malo para contestar o reírse de mi, al final es mejor decir que no tengo nada nuevo a que me digan algo que me haga sentir la peor persona del planeta.
-Ehh... No tengo nada nuevo que contar, ya sabéis mi vida es muy aburrida. -Finjo una sonrisa.
-Pues vaya...
Y como no, Amelia y Sophie se ponen a hablar entre ellas y a mi me apartan de la conversación. Así que cojo mi copa y empiezo a beber.
Al final de la noche acabamos acompañando a Sophie a su casa y después acompaño a Amelia a la suya. Camino rápido para llegar cuanto antes a la mía, sinceramente me da pavor irme sola tan tarde pero a mis amigas les da lo mismo. Empiezo a cansarme pero como son las únicas amigas que tengo, no quiero quedarme sin ellas. Nada más llegar a mi habitación me quito la ropa y me pongo el pijama. Solo quiero que acabe este día y que llegue mañana. Por suerte en el instituto no tengo que hacer gran cosa, simplemente prestar atención, matarme a estudiar y sacar las mejores notas para que me concedan la beca para la universidad de Nueva York y salir de Santa Mónica. Es verdad que mis padres tienen dinero de sobra para pagarla, pero no quiero depender de ellos, ya tengo bastante que siempre me estén recriminado por querer estudiar lo que me apasiona y no seguir con la tradición de ser una abogada más en la familia Adams. Ser psicóloga infantil es lo que quiero hacer, ayudar a los niños y jóvenes y con un poco de suerte montar un centro para niños con problemas, donde tengan un sitio en el cual olvidar los problemas y que confíen en que hay gente que hará lo posible para ayudarlos. Pero para eso aun me queda y mis padres me han dejado claro que si quiero conseguir eso, solo puedo contar con un mínimo de su ayuda y que el resto me lo tengo que ganar por mi cuenta. Tengo que encontrar un trabajo para ahorrar dinero, no quiero pasarme los cuatro años de universidad en una residencia y tener compañía las veinticuatro horas del día. Quiero encontrar un apartamento y ser independiente. Pero por ahora solo puedo soñar, sacar buenas notas y encontrar el trabajo para que eso se haga realidad.
Nada más escuchar la alarma del móvil solo pienso en volver a apagarla y dormir hasta que me harte. ¿Por qué tienen que empezar tan pronto las clases? Y encima hoy no tengo coche, mi hermano ha llevado el suyo al mecánico y tiene que coger el mio para ir a trabajar y mis padres tampoco pueden llevarme. Así que me toca coger el autobús. Miro la hora y son las siete y cuarto, tengo unos veinte minutos antes de ir a la parada para cogerlo. Me meto en el baño, me doy una ducha rápida y me visto con un vestido azul agua con vuelo y cinturón blanco es mi favorito. Bajo a desayunar, estoy sola en casa ya que todo el mundo se ha marchado. Así que como algo rápido y salgo por la puerta. Llego a la parada cinco minutos antes de que llegue el autobús y mientras tanto me pongo los auriculares y escucho música mientras espero. Cuando me subo solo hay un asiento libre y es al lado de un chico que no me suena haber visto por aquí ni por el instituto. Me siento a su lado aun con la música sonando en mis oídos. Su perfume inunda mis sentidos, mi mirada se desplaza hacia él y mirando su rostro, puedo comprobar que es un chico bastante atractivo, le observo sin que se dé cuenta, pelo rubio, sudadera negra con algún dibujo que desde mi posición no logro ver, vaqueros oscuros y deportivas blancas.  No dice nada, nota mi mirada, tiene que notarla ya que estoy siendo más descarada de lo normal, pero sin embargo solo esboza una sonrisa de superioridad y no dice nada, ni siquiera me mira. Eso hace que piense que es un prepotente y que estará acostumbrado a que otras chicas lo miren como estoy haciendo yo. Pero me cabrea así que fijo mi mirada al frente y me cruzo de brazos, total, no lo voy a volver a ver más.
Cuando el autobús para en la parada del instituto, me levanto del asiento y noto que el chico de mi lado también lo hace. ¿No me fastidies que él también se va a bajar aquí? Había quedado en que no volvería a verlo en mi vida... ¿Por qué me pasa esto a mi? Ahora cada vez que me vea pensará que soy la chica loca del autobús que lo observa como una psicópata... Aunque mirándolo bien, tiene pinta de ser de los que no se acuerdan de ti por muchas veces que te cruces con él. Así que de momento estoy tranquila, no se acordará de mi, ese será mi mantra hasta que no demuestre lo contrario. Espero no equivocarme.
Me dirijo a bajar cuando el autobús se mueve de repente y casi me caigo, y digo casi porque unas manos me han sujetado por las caderas para evitarlo. Inmediatamente un calor sube por todo mi cuerpo hasta posarse en mis mejillas y teñirlas de un rojo llamativo.
-¿Estás bien? ¿Te has hecho daño? -Pregunta el dueño de las manos que aun siguen en mis caderas. La voz del susodicho es ronca y profunda y sobretodo muy sexy. Tengo miedo de mirar porque estoy segurísima que pertenece al chico que estaba sentado a mi lado. Ahora si que si se que va a acordar de mi y me va ser imposible pasar desapercibida si estudia en el mismo centro que yo.
No digo nada, no encuentro las palabras, mi lengua se ha quedado pegada en mi paladar y mi cerebro no es capaz de formular una frase con sentido, me siento estúpida y seguro que el chico esté pensando que soy idiota con problemas para hablar.
-Ehh... ¿hola? ¿te ha comido la lengua el gato o qué? -Pregunta esperando una respuesta.
-Mmm... Si, estoy.... estoy bien. -Soy estúpida, mi voz suena pastosa y entrecortada. Me siento muy tonta en estos momentos.
-¿Te pongo nerviosa o es que esto te resulta muy vergonzoso? -Dice y yo le miro por encima de mi hombro. -Me refiero a que un chico súper guapo te salve de caerte. No de que te esté metiendo mano.
Frunzo el ceño y hago que me suelte. Este chico es un poco prepotente. Me aclaro la garganta y sin pensarlo mucho suelto:
-No te lo tengas tan creído. Solo has hecho una buena acción. Gracias por evitar que me cayera. Adiós. -Suelto fingiendo una seguridad que no siento y salgo de una vez por todas del autobús.
No sé que estará pensando pero me da lo mismo, me dirijo a la entrada del instituto y desde lejos veo a mis amigas así que las evito y me encamino a mi taquilla por otro camino. No tengo ganas de empezar con el papel de amiga genial después de lo que ha ocurrido, necesito un tiempo asolas para procesarlo y relajarme. Al sonar el timbre entro en clase y me dirijo a mi sitio, al lado de una chica con la que he hablado varias veces y que han puesto a mi lado porque va mal en los estudios y el tutor quiere que le ayude a centrarse y a sacar mejores notas. Es muy simpática y me cae bastante bien. Me lo paso mejor con ella que con las que son mis amigas... Antes de poder sentarme el profesor me llama.
-Ashley, el director Williams quiere hablar contigo.
Asiento y salgo de clase, topándome con mis amigas que me miran extrañadas.
-¿A donde vas, Ash? -Pregunta Sophie.
-Al despacho del director, quiere hablar conmigo.
-¿De qué? -Ahora es Amelia quien pregunta.
-Mmm... ni idea, después os lo digo. -Respondo encogiendo los hombros y marchándome rápidamente.
Nada más llegar a la puerta del director Williams, dudo un instante antes de llamar. Estoy nerviosa pero no he hecho nada malo, así que no sé de que puede querer hablar conmigo.
Al entrar me topo con unos ojos azules que me miran con diversión y sorpresa al mismo tiempo. Y al ojearlo de arriba abajo, me doy cuenta de que es el chico del autobús. ¿En serio tengo tanta mala suerte? ¿Qué más me puede pasar? Y si el destino no lo nota, es una pregunta retorica, no espero que me sorprenda con nada más, yo creo que por hoy ya tengo bastante.
-Señorita Adams, le estábamos esperando. Le presento al alumno nuevo, Josh Collins.-Dice extendiendo una mano para señalarle.
Le lanzo una mirada para hacerle entender que no diga nada de esta mañana que pueda dejarme en ridículo delante del director.
-Un placer conocerte, Josh. -Digo con mi mejor sonrisa falsa.
El chico o mejor dicho Josh pone los ojos en blanco y se ríe, parece que ha pillado por donde voy, fingir que es la primera vez que lo veo y ahora mismo deseo que hubiera sido así...
-Señorita Adams, la he llamado para que le enseñe el instituto y le guíe a su clase, la misma que usted, espero que haga que se sienta cómodo. Confío en usted, no me defraude.
-Por supuesto que no, director Williams. Josh, te enseñaré el instituto y te pasaré apuntes para que puedas seguir el ritmo de la clase.
Me giro hacia la puerta, y Josh me sigue. Nos despedimos del director y nada más cerrar la puerta tras él, suelto un largo suspiro. De verdad que creo en el destino, en el karma o en lo que sea, pero creo que no he hecho nada malo para que este día haya empezado como lo ha hecho. No estoy juzgando al chico, de verdad que no, pero por su forma de hablarme esta mañana, no me ha causado buena impresión.
-Por tu expresión creo que pensabas que no volverías a toparte conmigo, ¿no? -Alzo la mirada y lo veo sonreír de medio lado.
-Pues no. -Contesto sinceramente, no creo que volvamos a hablar después de esto, después de hoy encajará en el grupo de los populares y se olvidará de mi. No todo es malo. Venga Ash, solo finge un poco más. Así que eso es lo que hago, como buena guía que soy le enseño todo el instituto y charlamos de cosas sin importancia, solo para no caer en un silencio incomodo.
-Lo que he dicho en el despacho del director iba en serio, te pasaré todos los apuntes para que te pongas al día. Según tu horario tienes las mismas optativas que yo así que te valen todos mis apuntes. Puede que el curso haya empezado hace nada, pero llevamos bastante materia adelantada...
-Guau... eres la delegada de tu clase, ¿verdad? -Pregunta con sorna.
-Pues no, no quiero más responsabilidades de las que ya tengo. Simplemente me esfuerzo. Si no quieres los apuntes pues no te los daré, solo quería que no fueras tan perdido como ya irás.. .-Respondo yo con brusquedad. Puede que lo haya dicho a buenas, pero a mi me ha molestado. Toda mi clase siempre se mete conmigo por ser la empollona y nunca salto, pero se ve que con él no me es problema hacerlo.
-Vale... perdona si te he ofendido, pero es que lo pareces, tan meticulosa y tan responsable, por algo te ha pedido a ti que me hicieras el tour. -Pone los ojos en blanco y se gira sobre si mismo.-¿Mi taquilla?
Miro a mi alrededor buscando la taquilla 124 y le señalo con el dedo donde esta. No digo nada más hasta llegar a clase. Y cuando entro le presento al profesor y yo me siento en mi sitio deseando poder irme a mi casa de una vez.

 Y cuando entro le presento al profesor y yo me siento en mi sitio deseando poder irme a mi casa de una vez

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