Capítulo 32

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JOSH.

No han pasado ni veinticuatro horas y mi necesidad por tener a Ash conmigo ya me han superado, la quiero, joder. La quiero con locura pero ese sentimiento de traición es superior a mis fuerzas... Me he dado cuenta de que estoy completamente solo, mi padre está de viaje, mi madre no quiere saber nada de mí, y no tengo más familia. Lo único que me hacia sentirme querido era tener a Ash y a Cole, pero él también me ha fallado. Ahora mismo tendría que estar en el coche con ella de camino a San Francisco, para pasar las mejores vacaciones de mi vida y miradme, en casa, medio borracho porque he acabado con la existencia de alcohol de mi padre, en el borde de la piscina mirando al cielo y cagándome en todo lo cagable. Estoy más perdido que nunca. Antes de mudarnos aquí, si que es cierto que las chicas se acercaban a mí por el dinero, por la fama (porque aunque no cuente nada de mi vida anterior a Santa Mónica) era el típico popular del colegio y las chicas eran lo que querían. Cuando empecé en este instituto me hice una promesa; no volver a ser aquel chico que hacia todo lo que le daba la gana (chicas, fiestas...) solo por tener dinero y creerme algo que no era. Me prometí ser un chico tranquilo, que pase desapercibido y cuando la conocí a ella... supe que no volvería a ser aquel chico. No si quería que ella se fijara en mí y fíjate que incongruencias de la vida, que aunque no lo haya sido, a acabado fijándose en mí por lo mismo.

No sé cuanto tiempo pasa, pero Steve me interrumpe, no como siempre, sino que ha salido de su garita y está frente a mí, mirándome con pena. Sabe perfectamente lo que ha pasado, fue testigo de todo.

-Hay alguien que quiere verte... -Avisa con voz preocupada.

-Si es Ashley o Cole, diles que no quiero verlos. -Contesto simplemente, colocándome las gafas de sol sobre los ojos. Esta resaca va a acabar conmigo.

-No es ninguno de ellos. -Informa serio. -Es... es tu madre. -Suelta a bocajarro fijándose en mi reacción.

Por un momento creo que he escuchado mal, porque vamos a ver. ¿Mi madre después de estar meses desaparecida y ni siquiera llamar para saber como estaba su hijo? Creo que la resaca me ha afectado más de lo que creía.

-¿Perdona qué? -Pregunto para aclarar mi mente y quedarme con la respuesta.

-Que tu madre quiere verte, está fuera esperando a que le dé paso. -Recalca con más información y sin apartar su mirada de mí. (O eso creo porque con sus gafas de sol es imposible saberlo ciertamente.)

Vale, había escuchado bien, pero me lleva más de un minuto concienciarme de la situación. ¿Qué querrá ahora? O sea, han pasado meses sin saber de ella y ahora quiere verme. ¿Estamos loco o qué? Y encima sin mi padre aquí para ayudarme con esto.

-Dile que se vaya, ahora soy yo el que no quiere saber nada de ella. -Digo y me tumbo boca arriba en el césped y los pies en el agua.

Steve se marcha dejándome solo con mis pensamientos. Aunque no lo parezca, sigo flipando un poco y con el corazón a mil por hora. Eso de que las desgracias nunca vienen solas es verdad. Mentiría si dijera que no me ha puesto nervioso que mi madre ahora aparezca por aquí. Pero llevo meses sin ella y he aprendido a no necesitarla.

-¡Voy a entrar, Steve.! ¡Es mi hijo aunque no quiera verme! -Grita una voz desde la entrada que hace que levante la cabeza y mire en su dirección. Mi madre entra como un vendaval mirándome con furia. Como si no creyera que su hijo no quisiera verla. -¡Josh! ¿Qué es eso de que no quieres verme? -Me recrimina poniendo los brazos en jarra.

Hago caso omiso a su recriminación y vuelvo a tumbarme haciendo como que mi madre está delante de mi abrasándome con su mirada.

-¿Me puedes contestar? He venido desde muy lejos para poder hablar contigo. -Dice acercándose a mí y quitándome las gafas de la cara. Frunzo el ceño y me levanto enfadado. Encima haciéndose la victima, manda cojones la cosa.

No Siempre Es Lo Que Parece Donde viven las historias. Descúbrelo ahora