Capítulo 17

23 4 0
                                    

El temido domingo llega y con él, mi vuelta a casa. Me ha costado muchísimo despedirme de mis amigas y de mis abuelos. No los veo muy a menudo por lo lejos que viven, por eso al pasar tanto tiempo con ellos, me cuesta un mundo volver a dejarlos ahí. Llego con los ojos llorosos a Santa Mónica, en el avión no he parado de recordar todo lo que he hecho estas vacaciones, lo bien que me he sentido y todo lo que me ha pasado. Lo de Thiago... bueno intenté dejarlo a un lado y no pensar mucho en ello, pero al pisar otra vez mi casa, todo se me cae encima. La realidad de lo sucedido, aun no he hablado con él, y no sé si estoy lista para hablar, pero necesito cerrar esta etapa ¿no? Pero ¿y si está destinada a estar siempre así? para recordarte que a veces hay finales que no tienen punto final. Porque han pasado tres semanas y no he recibido ni un Feliz Navidad o un Feliz Año de su parte... bueno, de ninguna parte. Josh tampoco me ha dicho nada, pero con él ya lo tengo todo pensado, no me contestó al último mensaje, pero sé que cuando esté listo, me buscará. Con Tiffany tampoco he vuelto a hablar, no necesito a una amiga que lo único que busca es quitarme de en medio para quedarse con un tío, y más cuando yo confiaba en ella e ingenua de mí, se aprovechó de ello para conseguir lo que se proponía. Ya veré qué hago, primero quiero hablar con Ali, mañana empiezan otra vez las clases y de verdad, la depresión que tengo encima no es ni medio normal. La vuelta a la rutina me va a costar como nunca.

-Va, anímate. Dentro de un par de meses, para las vacaciones de primavera, puedes volver a ir. -Dice mi hermano para animarme, pero joder, un par de meses es mucho.

-Si lo sé... -Digo soltando un suspiro de tristeza.

-Y lo de Josh, tranquila. Se arreglará todo. -Me anima cogiéndome de los hombros y acercándome a él.

Mi madre como no ha venido a recogernos al aeropuerto, sale de la cocina con un impecable vestido rosa palo, el tipo de vestidos que se suele poner para ir al bufete.

-¿Qué tal con los abuelos? ¿Te lo has pasado bien, Ashley? -Pregunta rodeándome con sus brazos y dándome un cálido beso en la mejilla. Al igual que hace con mi hermano.

-Muy bien, mamá. -Digo apartándome de ella y dirigiéndome a las escaleras.

Una vez en mi habitación las ganas de deshacer la maleta son nulas. El bajón se ha vuelto a apoderar de mí, yo ahora mismo estaría en el jardín hablando con mi abuelo... Bueno vamos a intentar no pensar más en ello. Coloco la maleta encima de la cama y la abro, toda la ropa esta hecha un montón así que voy sacando las cosas y algunas van al armario y otras directamente a la cesta de la ropa sucia. Al cabo de cinco minutos ya tengo la maleta guardada y me tumbo en mi cama, no tengo nada que hacer y mañana empiezo otra vez el instituto y de verdad que no puedo. No quiero ver a Josh ni a Amelia restregando su relación como llevan haciendo todas las malditas vacaciones. Sé que algo le pasa pero me sigue molestando que hagan eso. Ya se sabe que están juntos, ¿podrían parar un poquito? Uf, y encima Thiago me ha visto todas las historias y ni se ha dignado a hablarme, que es lo que más rabia me da. No da la cara ni cuando sabe que ha hecho algo mal. Y como yo no puedo estar quieta, que actúo primero y después pienso. Siendo la más chula de mi casa, cojo mi móvil y busco su chat, el que tengo guardado como un punto y me pongo a escribir:

*Bueno sé que no esperabas que te volviera a hablar, pero me gustaría cerrar esta etapa y sé que no voy a poder hacerlo sin saber el porqué de muchas cosas, como por ejemplo: el porqué me dejas hablar de la nada, y el porqué te lías con otras mientras lo haces conmigo.*

Si os digo que me arrepentí al instante, ¿me creéis? ¡En qué demonios estaba pensando! ¡La madre que me parió! Si es que soy idiota, de verdad lo digo. Y para más en vez de eliminarlo para todos, solo lo elimino para mí. Si es que no hay persona más patética en el mundo. Soy la puta reina de las patética. Y a parte de eso, soy una cagada que en cuanto veo aparecer un mensaje suyo, tiro el móvil a lo más lejos de la cama que puedo y me pongo a maldecir en todos los idiomas que sé. ¡De verdad! ¿Quién me manda a mí?
Venga, Ashley. Enfréntate al problema, coge el teléfono y contesta, es fácil hacerlo. Lo cojo y antes de leer el mensaje, archivo el chat. Eso es enfrentarse al problema, claro que sí. No puedo, es que no puedo. Rápidamente abro el chat de Amber y le escribo.

No Siempre Es Lo Que Parece Donde viven las historias. Descúbrelo ahora