Capítulo 3

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Cuando mi hermano y yo llegamos a casa, me dirijo a mi habitación. Aunque estemos a principio de curso, tengo que estar preparada para sacar las mejores notas y entrar de sobra en la universidad de Nueva York. No puedo arriesgarme a sacar malas notas. Quiero que mis padres estén orgullosos de mi, aunque sé que nunca lo van a estar...
Después de estar toda la tarde repasando las asignaturas más complicadas, bajo a la cocina a por algo de comer. Me preparo un sándwich y me fijo que se ha hecho de noche y no me he dado ni cuenta. Así que salgo al jardín mientras como y me siento en la orilla de la piscina con los pies en remojo. Es increíble lo agradable y reconfortante que es estar tranquila pensando simplemente en tus cosas mientras disfrutas de los pequeños momentos como estos. Al rato el sonido de mi móvil me despierta de mis pensamientos y lo saco del bolsillo de mis pantalones. Veo que tengo varios mensajes de Amelia que decido ignorar. También veo que tengo algunos mensajes de Ali, le contesto enseguida, aunque no lo parezca se ha vuelto mi mejor amiga, es en la única que confío para contarte todo lo que pasa en mi vida. La conozco de hace muy poco pero se ha vuelto alguien muy importante en mi vida. Si, es raro que a una persona le confiese millones de cosas y a las que se supone que son amigas de toda la vida no les cuente ni la mitad. Pero es que aveces hay gente que te aporta más en dos meses que gente de toda la vida.
*Mañana después de clase quedamos con Mike*
Ufff Mike, es buen chico pero un poco pesado, lo conocemos desde hace tiempo, en una feria de libros topamos con él. Quisimos comprar el mismo y desde entonces hablamos de vez en cuando y siempre nos dice de quedar y nosotras intentamos poner excusas... supongo que esta vez no tenemos opción.
*Bueeeno vale, pero no hasta muy tarde, tengo que estudiar...*
Su respuesta no tarda en llegar.
*Te piensas que quiero estar toda la tarde o que? Es majo el chico pero... muy pesado con lo de quedar, teníamos que darle la alegría para que parara*
Cierto, así por lo menos durante un tiempo no nos dirá de quedar...
*Vaaaale a las cinco y media?*
*Por mi perf, hasta mañana, rubia. Te quiero*
*Hasta mañana pelma, te quiero*
Cuando voy a dejar el móvil veo que tengo otro mensaje de un número desconocido. Abro el chat desconocido y miro el mensaje:
*Hola, torpe.*
Instintivamente frunzo el ceño, ¿quien será este? No le he dado mi número a nadie últimamente.
*¿Quien eres?*
Pregunto sin más y la respuesta llega automáticamente, como si hubiera estado esperando a que le contestara.
*Encima de torpe eres borde. Cuando te caíste en mis brazos parecías totalmente una chica simpática.*
Era Josh, ¿como coño habría conseguido mi número? Y encima tenia el descaro de llamarme borde y torpe. Este chico que no lo conocía ni de 24h me sacaba de quicio hasta por mensaje.
*¿Como has conseguido mi número?
*Tengo contactos, torpe.*
*Deja de llamarme torpe y olvídame.*
Este chico sacaba lo peor de mi. ¿Por que siempre tenían que tocarme a mi estas cosas?
*No puedo olvidar como te caíste en mis brazos, torpe. Eso es digno de recordar siempre.*
¿¡Pero este de que iba!? No iba a conseguir que entrara en su juego, esto es lo que él quería y no se lo iba a dar. Le dejé en leído y pasé a quitarme la ropa y meterme en la piscina. Me daba igual que fuera de noche y no llevara traje de baño. Necesitaba despejar la mente y de la mejor manera que conocía era esta.
Estuve casi una hora nadando y de verdad que me sentó genial, lo necesitaba. Después de toda la tensión del día, necesitaba relajarme de aquella manera. Al acercarme a la orilla miré la hora en el teléfono y vi que tenia un montón de mensajes de Josh e incluso alguna llamada de teléfono suya. Este chico no estaba bien de la cabeza. Justo cuando iba a apagar el móvil, volvió a sonar, Josh me volvía a llamar. Que chico más insistente.
Consideré por unos segundos si debería contestar o ignorar la llamada, pero pensando que era mejor dejarle claro que me dejara en paz, contesté al quinto tono.
-Por fin contestas, torpe. -Soltó como si estuviera cabreado.
-No tenia porqué contestar, solo lo he hecho para dejarte claro que quiero que me dejes en paz. -Mi voz sonó dura pero era lo mejor.
-No te voy a dejar en paz, básicamente porque eres mi tutora y no querrás que el director se decepcione, ¿verdad que no, torpe? -Lo dijo con una voz que odie al instante. Me estaba chantajeando.
Tenia razón, no podía dejarme tranquila porque el director me había encargado esta tarea. Dios en esos momentos odié que el director confiara tanto en mi.
-Una cosa es que en el instituto sea tu tutora, pero fuera de clase no tengo ninguna obligación contigo, así pues, no me escribas si no es necesario. -Dije soltando toda la paciencia que me quedaba. Y colgué.
Estaba sola en casa, ya que mi hermano se había ido con sus amigos a saber donde y mis padres estaban de viaje. Salí de la piscina, mi móvil seguía sonando. Miré la hora y me di cuenta de que eran las nueve de la noche. Contesté al pesado de Josh en la siguiente llamada que hizo:
-Nunca había conocido a alguien tan pelmazo como tú. ¿Por Dios, que quieres? -Solté exasperada.
-Nunca había conocido a alguien tan borde y tan torpe como tú. -Replicó con voz burlona. -Necesito tus apuntes, tutora. -Dijo con sorna.
-Mañana te los doy en clase. Ale, adiós.
-No, los necesito ahora, quiero mirar el temario. Voy a tu casa y me ayudas. -Dijo sin más.
-No, no te voy a ayudar a las nueve de la noche, te esperas a mañana. -Este chico me cabreaba por momentos.
-¿Que dirá el director? Fue él quien me dio tu número por si necesitaba ayuda después de clase... Me tocará avisarle de que su alumna ejemplar no quiere hacer su trabajo...
¡No lo podía creer! Me estaba chantajeando ese anormal. Suspirando de frustración no me quedó otra. No podía permitir que el director me echara la bronca por un gilipollas como este que se aprovechaba de ese poder que el director le había dado sobre mi. Sopesé las consecuencias, estaba sola y mi hermano no llegaría hasta muy tarde, así que me tragué la retahíla de insultos que tenia guardada para él y a regañadientes contesté:
-Montana Avenue 249. -Le dije mi dirección y por su tono de voz sabia que estaba sonriendo como un desgraciado por haberse salido con la suya.
-En quince minutos estoy allí, torpe.
Cuelga y me quedo mirando la pantalla del móvil como una idiota. De verdad que a mi me tiene que pasar todo. Me ha chantajeado un personaje que he conocido hoy y lo he dejado hacerlo... me sorprende de mi. Pero en fin, ¿quiere una tutora? La tendrá y tanto que la tendrá. Este aún no sabe con quien está jugando.
Subo a mi habitación a por los apuntes y lo espero en la sala de estar, así por lo menos cuando venga mi hermano no tendré que enfrentarme a una situación un tanto incómoda.
Al rato alguien llama a la puerta y mirando en el reloj compruebo que como ha dicho a tardado quince minutos en llegar. Y eso es porque tiene que vivir cerca, lo que me faltaba.
Abro y como no, en su cara bonita tiene una sonrisa de suficiencia que hace que le quiera dar cuatro bofetadas para arrancarsela. De verdad ¡este chico saca lo peor de mi!
-Buuuuenas... torpe. -Dice pasando por mi lado como si estuviera en su casa.
Resoplo y cierro la puerta de un portazo.
-Como si estuvieras en tu casa eh, tu tranquilo... -Digo con toda la ironía que puedo reunir.
-Si supiera que es imposible, diría que te caigo mal.
Pongo los ojos en blanco ¿de verdad lo esta diciendo? Este chico es lo peor.
-Nooo, ¿por que piensas eso? Jamas podrías caerme mal, para nada...
Se me queda mirando sonriendo, he de reconocer que tiene una sonrisa muy bonita... Pero solo eso. Al fin nos sentamos en el sofá del salón y empiezo a sacar los apuntes de la carpeta. Mientras tanto Josh no para de observar toda la habitación, mirar el móvil, mirándome fijamente, de todo menos sacar papel y lápiz para tomar nota de todo lo que le tengo que decir.
-¿No vas a sacar nada? Tienes que apuntar cosas. -Digo pasándole un folio.
-No, soy mas de escuchar que de tomar nota. Sobretodo si es escucharte a ti. -Me guiña un ojo y coge el folio de mi mano, rozando con toda la intención del mundo mis dedos. Ese simple contacto me ha producido una descarga que me pone los pelos de punta.
-Déjate de zalamerías y atiende. -Digo un poco nerviosa, pero por suerte el no lo ha notado.
-Como tú digas, torpe.
Nos pasamos mas de una hora repasando y tomando notas, he de reconocer que Josh es muy buen estudiante y me ha prestado atención todo el rato, he estafo a gusto sino fuera porque de vez en cuando me soltaba alguna de las suyas, sorprendentemente me ha hecho reír y he podido relajarme. ¿Quien lo diría?
Estamos apunto de terminar cuando la puerta de casa se cierra de un portazo y mi hermano entra al salón, cuando ve a Josh no le hace ni caso. Y directamente se dirige a mi.
-Me voy a mi habitación, no me molestes por fa. -Dice y a continuación se marcha escaleras arriba.
-Que conversación más larga...
Le doy un puñetazo juguetón en el hombro y acabo de recoger todo. Es tarde y mañana hay clase y yo aun tengo que ducharme y prepararme para mañana.
-Al final te lo has pasado bien y todo... -Dice con una sonrisa y esta vez no es la típica de suficiencia, esta vez es una sonrisa sincera y muy bonita.
-Si, pero no te acostumbres. -Le contesto con una sonrisa sin poder evitarlo.
Nos quedamos mirando y en silencio, hasta que su móvil suena y reaccionamos. Josh mira la pantalla y rechaza la llamada.
-Nos vemos mañana, ¿coges el autobús? -Pregunta
-Creo que si, ya veremos... -Digo para picarlo,
-Pues supongo que nos veremos, descansa, torpe.
Dicho eso, abre la puerta y se va. Al cerrarla una sensación de paz me invade por dentro. Al fin y al cabo no es tan malo ser su tutora. Y quien sabe, igual puede que lleguemos a ser amigos.

Cuando he terminado todo y me dispongo a meterme en la cama, mi móvil vibra y veo que es un mensaje de Josh, e instintivamente una sonrisa aparece en mis labios.
*No eres tan mala de tutora, torpe.*
Le contesto rápidamente.
*Ni tú tan mal alumno.*
*Al final te voy a acabar gustando y todo...*
*Ni en tus mejores sueños, idiota.*
*Eso ya lo veremos, torpe*
Dejo el móvil en la mesita y me duermo nada más tocar la almohada.

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