JOSH.
Por fin puedo decir que soy feliz, esta semana con Ash ha sido lo mejor de todo el año, es la primera semana que he pasado sin pesadillas, sin pensar en el abandono de mi madre, sin pensar en Amelia, solo ha sido ella y yo, sintiendo y recuperando el tiempo perdido. De verdad que se me ha pasado como un suspiro nuestra primera semana juntos y me ha faltado tiempo con ella, y eso que hemos pasado todos los días juntos y algunas noches también. Estar con ella es mejor de lo que me imaginé, y pensar que cometí un gran error al alejarla, incluso habiendo sido amigos, me habría hecho más bien que mal, porque sin duda ella no podría hacerme mal, nunca. Lo que no sabe es que ella cura a las personas con su simple presencia, que es un rayo de luz que deslumbra y brilla sola y hace que todos se fijen en ella, que no puede pasar desapercibida porque es imposible no verla y yo por fin tengo la suerte de ser el que tiene la maldita suerte de tenerla conmigo de todas las formar posibles y más de uno seguro que me odiaría si lo supiera. Cuando entramos en el instituto soy más consciente de que la gente la mira, sobre todo los chicos con esa mirada de “ojalá sea mía” pues joderos porque es mía, toda mía y cuando tenga la oportunidad os lo voy a dejar muy claro. Más de una vez me quedo embobado mirándola y tengo que tener cuidado de no levantar sospechas, pero es que siendo ella me resulta imposible no hacerlo, es tan perfecta... Andamos hablando de tonterías cuando antes de entrar a clase nos encontramos con Amelia. ¡Mierda!
-Mira a quién tenemos por aquí... si son la parejita del año. Hola, Ashley. ¿Qué se siente al robarle el novio a tu amiga? -Lo dice con toda la maldad y el sarcasmo que puede.
La cara de Ash inmediatamente cambia de una sonrisa a una mueca de culpabilidad, me hierve la sangre porque cuando lo dejé con ella, le aclaré que no la dejaba por ella, sino por mí. No voy a permitir que se sobrepase con ella porque de todos modos, habría sido al revés, ella le robó al chico que le gustaba, pero aún no puedo soltarle eso.
-Amelia... -Digo en un tono de advertencia.
-¿Si? ¿Tienes algo que decir? -Pregunta con falsa amabilidad, soltando todo el veneno que tiene dentro.
-Cuidado con tus palabras. -Suelto con los dientes apretados dejando a la vista mi cabreo. -Te recuerdo que ya no estamos juntos y si estuviera con Ash, cosa que no es verdad... -Madre mía, decir esas palabras me duelen y se me clavan en el pecho como agujas. -Tampoco sería asunto tuyo, así que vigila lo que dices.
Se queda sin palabras y aprovecho para agarrar a Ash del brazo y guiarla hasta dentro del aula, dejando atrás a Amelia y sentándonos en nuestros sitios de siempre, ella delante y yo detrás. Antes de que el profesor empiece a dar la clase, me inclino para susurrarle al oído:
-Me vuelves loco, torpe. No voy a permitir que nadie te haga daño.
Las tres horas antes del descanso pasan lentas y son prácticamente una agonía, antes lo pasaba mal por tener que ver siempre a Ash sentada y tomando apuntes sin poder hablarle ni poder acercarme a ella, pero ahora que puedo hacerlo porque es mi chica, (que bien suena, mi chica) no puedo porque estamos en clase y porque nadie puede saberlo, juro que me estoy volviendo loco. Encima noto la mirada asesina de Amelia a mi espalda que está pendiente a cada movimiento que hago para pillarme en falso, sé que no se ha creído que entre Ash y yo no hay nada y por eso no me quita la mirada de encima. Y para más inri, Ash no me ha dirigido la palabra en las tres horas, ni siquiera se ha girado en los cambios de clase, se entretenía todo lo posible haciendo cualquier cosa hasta que llegaba el siguiente profesor para así poder evitar hablar conmigo. Sé que se siente culpable por lo que ha dicho Amelia antes en el pasillo, pero no tiene porqué sentirse así, no ha hecho nada malo. Y sinceramente la culpa fue mía por salir con ella e intentar alejar a Ash de mi vida. Así que en cuanto el timbre suena enunciando el fin de la clase, Ash sale como un cohete por la puerta sin ni siquiera dirigirme una mirada, pero no pierdo el tiempo recogiendo mis cosas, total, luego volvemos a tener clase en este aula, y la sigo a la carrera.
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No Siempre Es Lo Que Parece
Teen FictionAshley no es feliz, siente que no está viviendo su propia vida, sino que la está interpretando para que los demás piensen que es lo que se espera de ella. Nadie sabe lo que piensa, nadie sabe lo que siente. Empezará a creer que no todo es como ella...