Fase II.

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Angel.

La verdad no sabía que decir, mí cuerpo no reaccionaba, pero mí corazón quería estallar de felicidad, sería tía. Aunque por un momento recordé que hace unos días hablé con Matu sobre tener hijos y decidí romper el hielo.

— Chicas les pido disculpas por lo qué les voy a decir, pero ustedes no pueden tener hijos... —La sonrisa de ambas desapareció y mí maldad empezó a reír a carcajadas— ... Por lo menos no antes que Matu y yo, ya hemos hablado de adoptar a un pequeño. Así, que pondré todo en marcha porque quiero que nuestros hijos sean los mejores amigos del mundo. Estoy muy feliz por ustedes y por todo lo que se han esforzado en mantener su relación fuerte y llena de amor. Estoy orgullosa, es obvio que yo me encargaré de la revelación del género y seré la madrina, así que ni se los voy a preguntar. —El rostro de Calle y Poché era de total sorpresa, pasaron de pensar que les daría una especie de mala noticia a simplemente darles una información muy parecida a la que ellas me habían dado a mí.

— ¿Ya te he dicho cuánto te odio? Sino lo he hecho quiero decirte que ¡Te odio! —Calle gritó, llevando una de sus manos a la frente y relajando su ser notablemente— Te juro que pensé que dirías que por alguna causa del extraño destino que nos rodea, dirías que estábamos impedidas para ser madres de nuestros propios hijos, eres una estúpida.

— Eres una dramática Daniela, aún no estás en embarazo y ya te lo estás tomando muy a pecho... —Hice una pausa, miré a Poché y continúe echándome la bendición al mismo tiempo que hablába— ... Que nos coja la vida confesados porque tú embarazada será un caos. Podré de ti, María José.

°°°°

Un par de horas después ya me encontraba entrando a mí departamento, me quité la chaqueta y dejé las llaves en la mesa que estaba en la entrada, observé que la luz del estudio estaba encendida y me dirigí ahí, imaginé que mí esposa seguía pegada a su computador.

Me acerqué a la puerta corrediza y empujé un poco para que se deslizara sobre sus rieles y me dejara observar el interior de aquel espacio. Al hacerlo pude observar a Matu recostada en un sillón, lucía una camiseta de mí propiedad, lentes de lectura y en sus piernas reposaba alguna extraña cantidad de papeles. Supongo que sintió que alguien la observaba porque levanto su rostro en dirección a la puerta y sonrío.

— ¡Amor! Entra por favor, ¿Hace mucho estás ahí paradita mí ángel? —Mientras hablaba dejaba los papeles en el sillón de al lado y se levantaba para esperarme de pié, yo, entré y caminé con una sonrisa tontarrona a dónde ella me esperaba.

— Hace un ratito, no mucho la verdad. —Dije, después de abrazarla y sentir que me robaba la vida con un tierno besito— ¿Qué haces? Si me dices que trabajando te voy llevar cargada a la cama para obligarte a descansar. —Me senté en el sillón y ella tomando los papeles se sentó entre mis piernas, quedando cómodamente recostada a mí.

— No es trabajo, estos son los documentos para iniciar el proceso de adopción, ya se que aún no vemos a los bebés de la fundación, que aún no conocemos a ningún angelito que nos robe el corazón, pero los estaba leyendo para tener todo muy claro. Quiero ir adelantando lo que pueda, no tienes idea Angel la ilusión que me dan ser mamá. —Un hermoso suspiro se le escapó, y claro que sabía la ilusión que se sentía, era la misma que corría por mí ser. En ese momento moría por tener a mí madre al lado para que nos llenara de consejos, de sus sabios consejos.

— Entonces vamos a leerlos juntas mí amor, ¿Cuándo tenemos la visita oficial a la fundación para ver a los niños? —Pregunté, intentando eliminar de mí ser el dolor que sentí al recordar a mí madre y al sentir ese sentimiento de ausencia que me quemaba el pecho.

Magia, otra vez - Caché [Terminado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora