Duda.

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Daniela.

— ¿Están saliendo? —Pregunté, íbamos camino a casa.

— ¿Quiénes? —Preguntó Poché, quien iba condundiendo a mi lado.

— De Sutter y tú. —La miré, no quería perderme ni una sola de sus reacciones ante mi pregunta.

— Poché es un éxito entre las mujeres, pero no sale con nadie. —La respuesta vino del asiento trasero, una Angel sonriente me guiñaba.

— No tengo tiempo para salir con nadie, Dani. ¿Tú como vas con ese tema? Hace mucho leí en una revista que salías con una cantante famosa. —Su actitud era tan relajada que puedo jurar que a ella no le importaba si yo salía o no con alguien más.

— Pues yo... —Intenté hablar, pero me vi interrumpida.

— Daniela no es capaz de estar con nadie, sigue enamorada de su esposa. —Matu me dejó sin aire, eso no lo vi venir.

En ese momento quité rápidamente la mirada de Poché y observé el camino empedrado por dónde entrábamos a la casa. El silencio fue bastante incómodo. Poché estacionó y quitó el seguro de las puertas, Matu y Angel se bajaron y ella solo se quedó ahí, mirando al frente y yo, bueno, no podía ni moverme.

— ¿Es cierto? —Preguntó sin retirar la mirada del frente.

— ¿Importa? —Respondí quitando el cinturón de seguridad que rodeaba mí torso con la intensión de descender de la camioneta. Abrí la puerta y sentí como su mano detuvo mis movimientos. La volví a cerrar.

— Me alegra que estés aquí, Abril está siendo feliz y eso es gracias a ti. —Su mirada era la misma que me enamoraba. Cálida y noble.

— Abril es feliz contigo, no es como que no lo sea, sólo es más feliz ahora porque nos tiene juntas. Por así decirlo. —Sonreí.

— Deberías venir más seguido. —Volvió a sonreír.

— ¿Por ella o por ti? —Tomando algo de valor pregunté. El silencio que se formó fue incómodo o simplemente yo temía a la respuesta.

— Por ella. —Sonrío de lado, suspirando— Nosotras tenemos un asunto del cual hablar, Daniela. —Sus ojos se tornaron tristes y yo entendí.

— No lo digas, por favor. —Los ojos se me llenaron de lágrimas y sentí ese nudo en el estómago que no duele, pero al mismo tiempo te rompe.

— Debemos hablarlo, han pasado cinco años y pues, con tú decisión y mi cobardía dejé que se extendiera en el tiempo. —Su mano se posó en mi mejilla y con una delicada caricia limpió un par de lágrimas que se escapaban.

— ¿Te quieres divorciar? —Mis propias palabras me causaron una herida profunda. Las lágrimas ahora inundaban mi rostro.

— Si. No tiene sentido seguir casadas si ya no estamos juntas, Dani. —Sus palabras eran dulces, sus caricias nobles, pero mi dolor era inmenso.

— Yo no quiero hacerlo, Poché, te amo. —Susurré muy bajito. Ella detuvo sus caricias y suspiró.

— ¿Me amas? ¿Cómo puedes amarme? Tú te fuiste y jamás volviste, me dejaste sola, nos dejaste solas. —Su rostro era serio, no supe que decir solo abrí la puerta de la camioneta y bajé de ella. Quería alejarme.

Caminé un par de pasos cuando sentí sus manos tomando mí brazo, cerré los ojos y solo me quedé ahí, de pié.

— Te necesité, ¿Sabes?, cuando papá murió ni una llamada, ni un mensaje, nada. Yo sólo te necesitaba a ti y tú jamás apareciste. —Soltó mi brazo y sentí como ahora estaba frente a mi, yo continuaba con los ojos cerrados como si de ese modo nada me afectara, nada me dolería o simplemente nada de esto pasaría.

Magia, otra vez - Caché [Terminado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora