Ocho y treinta.

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Daniela.

El reloj marcaba las diez y treinta de la mañana, en pocos minutos llegaría Matu, con quién había acordado desayunar, María José se fue muy en la madrugada a casa de su padre, al parecer Valentina estaba teniendo uno de esos pequeños ataques qué le daban al recordar la muerte de su madre.

Hace unos días me estoy sintiendo demasiado rara demasiado, demasiado extraña y tengo que hablarlo con alguien, así que invité a Matu a desayunar, tenía que sacar todo esto de mi sistema. No era normal, me hacía sentir triste todo lo que por mi cabeza cruzaba, por lo que mi pecho se sentía.

°°°°

— A ver, creo que no te estoy entendiendo, ¿Me estás diciendo que ya no soportas a Poché? —Dijo Matu, tomando asiento en el pequeño comedor que estaba en el balcón.

— Creo que eso dije, pero es que escúchame, últimamente me siento extraña, siento que ella no me desea, que no me quiere, que solamente le preocupa el bebé que llevo dentro, que no le preocupo yo y por otro lado, a veces, despierto en las noches y su olor me da muchas náuseas, me da ganas de vomitar. Tenerla, a veces, enfrente me irrita, me da mucha rabia y tengo miedo, tengo miedo de que se me haya acabado el amor, de que esta etapa nos esté destruyendo como pareja, la verdad, yo no quiero dejar de amarla, yo no sería nadie sin ella y sentir todo esto me agobia, sentir que no la quiero cerca es estúpido, es doloroso porque es una lucha entre la cabeza la razón y el corazón, pero la verdad es que hay días en que sólo verla me da mucho mal genio, tengo ya un mes lidiando con este sentimiento tan estúpido adentro y lo otro es que a veces cuando se va la extraño, no sé qué voy a hacer, no sé si hablar con ella, no sé, pero de verdad  es que, no sé que pasa con María José, no sé si yo soy la que estoy haciendo un drama de todo esto o si de verdad ya no la quiero. —Mis lágrimas corrían por mi rostro, el hecho de estar hablando del tema era aún más doloroso, ya no se trataba sólo de sentirlo y callarlo, ahora lo estaba expresando y el dolor que estaba sintiendo en ese momento era increíble ¿Cómo podía yo sentir fastidio por la persona que más he amado en mi vida?

— Daniela, esas son cosas normales del embarazo no te puedes dejar vencer por eso, ¿Te imaginas dónde Poché no lo entiendo de esa forma? Le causaras un gran dolor. —Matu se acercó a mí y se hincó tomando mis manos— Poché también está llevando un proceso, un día lo habló con Angel, ella te amo y en su corazón está sembrado el miedo de perder a las personas que más ama, por eso no te toca como tú quisieras, no te hace el amor, Poché, ha decidido meterte en una cajita de cristal y ser ella misma tú propia guardiana para protegerlos. —Acaricio mí panza, una pequeña pancita que iba creciendo poco a poco. En ese momento entendí lo que antes no entendía y Matu tenía razón, Poché sólo tenía miedo y por eso me cuidaba tanto. Me sentí como una idiota dudando de su amor y aún más dudando de el mío por ella.

— No sé que haría sin ti, hace unos segundos me estaba ahogando con un dolor infundado por mí mente y ahora sólo quisiera que llegara rápido a casa y ver esos ojitos que me encantan. —Dije alcanzando un poco de color en mis mejillas, Matu, limpio mis lágrimas y me dio un abrazo.

— Angel y yo hemos leído sobre las patologías de los embarazos y es normal que sientas fastidio por tu esposa, que su perfume te cause náuseas, que sientas irritación y también... —Tomó una pausa para mirarme con picardía, causando que mí rostro se pusiera más colorado— ...que tengas demasiada hambre sexual, pero mí Dani, debes entender que Poché es un mundo diferente, ella ve las cosas desde la experiencia de perder a su mami, y solo te quiere cuidar, no seas intensa y aguanta, piensa en actividades juntas, salgan de estas cuatro paredes, tengan esas citas que nunca tuvieron, vayan al cine, al parque de diversiones, vayan a visitar a tú mami. No todo es sexo Daniela Calle Soto. —No pude evitar reír al escucharla.

Magia, otra vez - Caché [Terminado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora