Despedida de soltera.

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Poché.

Nuestra despedida de solteras sería diferente, con Daniela nos habíamos puesto de acuerdo para escaparnos de todos los absurdos planes de nuestros amigos, queríamos estar juntas esa última noche de novias, poder cenar tranquilas y sostener una conversación en paz; hace mucho no compartíamos como pareja, debido a todo el afán que lleva casarse, pero esta noche nos encontraríamos en una Suite de hotel, dónde nada ni nadie nos iba a interrumpir.

Salí de la última reunión con Amalia pasadas las cinco de la tarde, lo cual me daba un espacio de una hora para llegar al lugar, el cual se encontraba a escasos veinte minutos del casino. Esa tarde decidí caminar a una florería y comprar unos doce girasoles y llevárselos a mí amor, eran de sus flores favoritas y demostraban la felicidad que invadía mí cuerpo al estar a menos de veinticuatro horas de casarme con ella. Le envié un mensaje de texto para informarle que iba en camino.

Amor ❤️

Hola, voy camino al hotel.
¿Dónde estás?
¡Muero por besarte!

Guarde el celular en mí abrigo y volví a tomar los girasoles con mis dos manos, al caminar unas dos cuadras más, escuché el sonido de una notificación. Aproveché que el semáforo estaba en verde y me obligaba a detenerme para revisar el celular.

Amor ❤️

Estoy hace un rato acá, hoy salí un poco temprano y fui a comprarte tú regalo de bodas. 😈
Apúrate, muero por que tú me beses.

Sonreí y sentí mis mejillas arder, entendí que esa noche sería una especie de abre bocas de lo que sería nuestra noche de bodas.

Amor ❤️

¡Dios mío! 😈🏃

Le respondí, guardando mí celular y empezando a cruzar una gran avenida. Faltaban sólo un par de cuadras más para estar en los brazos de mí novia, en el último día como tal, a partir de la noche siguiente sería mí esposa y de solo pensarlo hacía que mí corazón quisiera estallar.

Iba totalmente distraída pensando en el atuendo que había escogido para mí boda, rezando para que a mí mujer le gustara que me sobresalte cuando una camioneta negra con vidrios polarizados se detuvo a mí lado haciendo que sus neumáticos chillaran ruidosamente, dos hombres con pasamontañas vestidos todos de negro descendieron de ella y como si fuera una figura plástica me levantaran y metieran al vehículo en cuestión de segundos. Por un momento solo pensaba en la docena de girasoles que había dejado sobre aquél andén, que quizás ayudarían como pista para que Daniela me encontrara, luego pensé en como carajos iba ella a saber que eran míos y ahí reaccioné, empecé a patear y gritar. Los dos hombres me neutralizaron de inmediato; amarraron mis pies y manos y pusieron una cinta industrial en mí boca.

Las lágrimas corrían como un rio caudaloso a punto de desbordar, pensaba en Daniela, en que ella estuviera bien, en que pudiera llegar viva al día de mañana, en darles todo mí dinero si así lo requerían, lo haría todo por volver a sus brazos. Pensaba en Valentina, en mí padre, en esos hijos que quería tener junto a ella, pensaba en mis amigos hasta que la voz transformada por algún dispositivo, de uno de los tipos me devolvió al ahora.

— María José Garzón, la hija de uno de los empresarios más destacados de Colombia y Estados Unidos, la nuera de otro de los empresarios más importantes, próxima esposa de Daniela Calle. —Que pronunciará el nombre de mí amor, me llenó del miedo más impresionante, del miedo que experimenté solo cuando Mamá se fue— Si colaboras con nosotros en un par de horas estarás en la Suite Yellow del hotel Hollman, junto a Daniela, a quien en este preciso momento deben estar visitándola nuestros colegas.

Magia, otra vez - Caché [Terminado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora