Capítulo 20

1.7K 18 21
                                    


CONTENIDO 18+


Me subí a mi coche sin preocuparme cómo Zac se iba a ir, asumía que ahora las cosas volverían a la normalidad y lo comprobé cuando no vi su camioneta estacionada en su lugar asignado. Los recuerdos de la noche anterior llegaron a mi mente y golpeé el volante al sentirme culpable por lo que acababa de pasar.

Me imaginé que Zac tenía sentimientos parecidos y esa fue la razón por la que había salido antes de su casa.

Un whats app llegó a mi teléfono, era Hilary preguntándome qué había pasado con Zac, lo cual me sorprendió muchísimo porque no tenía forma de haberse enterado de nuestro incidente en la camioneta y si lo hubiera hecho no era su estilo escribirme así, lo creería más de Miley y no se había pronunciado aún.

Ni siquiera abrí el mensaje, ya iba camino a la oficina y al verla le preguntaría a que se refería fingiendo que el día anterior había sido muy normal. Pasé por mi café matutino sonriéndole a la chica que me lo dio a través de las ventanas del coche.

Atravesé la recepción sumergida en mis pensamientos sin prestarle atención a la gente que caminaba, acción que continué durante todo el ascenso, no sabía cómo iba a ver a Zac a partir de ahora y sobre todo a Selena. Sentía culpa de haber estado en una situación tan comprometedora con mi ex novio, donde si no hubieran llamado ahorita tendría un poco más.

Había mucho movimiento en mi piso, justo al lado de mi oficina, en la de Zac para ser exactos. Zendaya estaba afuera y pude apreciar unas lágrimas en sus ojos, los que a mí me miraron con cierto odio. Hilary también estaba ahí dándole unos papeles a Zac que este firmaba sin prestarles demasiada atención. Yo me quedé parada fuera esperando que terminaran todos los procedimientos.

No entendía nada, apenas ayer Selena le había dicho que había hecho un buen trabajo y ahora todo parecía que estaba firmando su renuncia.

Pasaron varios minutos y Hilary salió de su oficina, me tocó el hombro pero siguió su camino.

—Zac—habló Zendeya con quejido.

—Ahora no, Zendaya.

La muchacha golpeó con el pie y se fue a su lugar.

—¿Qué pasa? —pregunté asustada de la respuesta, Zac me hizo una seña de que pasara y cerrara la puerta.

—Me voy, Vanessa—respondió con la cara entre las manos.

Pude observar su cabello despeinado y sus manos temblorosas, ahora me sentía muy mal por él.

—¿Cómo qué te vas?¿A donde? ¿Por qué?

Sentí frio en los brazos por lo que me autoabracé esperando la respuesta de Zac que estaba recogiendo las cosas del escritorio.

—Selena y yo terminamos—explicón sin mirarme—a Ricardo no le gustó y ayer me habló para despedirme—se encogió de hombros—lo presentía, de todos modos.

—No, Zac—seguía sin dar creditoa mis oidos—no tiene ningún sentido lo que estas diciendo, no te puede despedir. Si practicamente en estos meses les salvaste la empresa, además ¿no se supone que Selena ya es la que tomas la decisiones? ¿Qué tiene que ver Ricardo?

—Tú lo decías al principio—me miró con sus ojos azules penetrantes—él me puso aquí y estaba protegido por la familia Goméz, Selena quiso intervenir por mí pero al final Ricardo tomó la decisión.

Negué con la cabeza incontables veces y me llevé las manos al cabello, conteniendo mi llanto.

—Es que no te puede despedir, Zac—sollocé inevitablemente—pero ¿por qué terminaste con Selena?

Del amor y otros negociosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora