Capitulo 12

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El reloj marcaba las 3 de la tarde y yo todavía no estaba arreglada, Ashley había quedado de llegar a las 4 y siempre había sido muy puntual.

La encontré un fin de semana anterior en el súper cuando me disponía a comprar cosas navideñas para adornar mi casa, estaba ahí comprándole dulces a su hijo y se sorprendió tanto de verme como yo a ella.

Quería correr a abrazarla, pero no haber llegado a su boda cuando ya tenía el vestido de dama y no haberle hablado cuando nació su hijo me hacían sentir la peor mejor amiga del mundo. Sin embargo, para mi sorpresa, ella me abrazó después de unos segundos de vernos fijamente.

Me quedé tensa al momento pero después le respondí el abrazo y me acurruqué en su hombro.

—Perdóname por haberme ido así...—le pedí mientras tomábamos un café —leche de soya, gracias.

—Mira Vanessa, te odié mucho, me dio mucho coraje que te fueras, que no estuvieras en los días más importantes y que regresaras el vestido de dama 15 días antes de mi boda. También que no hablarás cuando nació Jimmy—lo señaló con la cara, un niño rubio de 2 años jugaba con dinosaurios de plástico—pero han pasado más de cuatro años y creo que, aunque me costó mucho, comprendí que a veces necesitas hacer esos cambios en tu vida para poder seguir adelante. Y está bien.

—Gracias—sonreí—sinceramente, parece que todo fue por Zac, pero en realidad fue por todo, salir dela escuela siendo la chica genio, empezar a trabajar, necesitaba una vuelta en mi vida.

—Lo sé—me tomó la mano y sonrió—tenemos que ponernos al día, pero ahorita tengo que cita en el pediatra de Jimmy, pero no sé qué tengas que hacer el siguiente sábado, nos podríamos ver.

—Nada, me acabo de mudar y...

—Perfecto, ¿sábado en tu casa a las 4?

—Av. Pensilvania n. 139B.

—¿El departamento de tus sueños? —asentí y después de pagar su café, se fue.

Así que ahora tenía que estar lista para recibirla. No tardé más de 40 minutos en arreglarme cuando mi celular sonó.

—Amiga, me dijiste calle y número, pero no que piso y departamento—me dijo Ashley por el otro lado de la bocina.

—Espera, bajo por ti.

Me puse el tennis derecho y bajé corriendo después de tomar las llaves.

—¿Y Jimmy? —pregunté al verla sola con una botella de vino.

Me miró extrañada, preguntándose si de verdad le había hecho esa pregunta.

—Se quedó con su papá, no iba a ver mi mejor amiga después de 4 años teniendo que cuidar a un niño.

Sonreí y le ofrecí mi ayuda con la botella.

Llegamos al elevador pero justo antes de que la puerta se cerrera se volvió a abrir, dando paso a la persona que menos deseaba ver en esos momentos, eché mi cabeza para atrás y me quejé.

Parecía que venía del gym, pues su maleta le colgaba por la cintura y su playera sin mangas daba a notar que acababa de hacer ejercicio.

—¿Zac? —preguntó mi amiga sorprendida.

—Hola Ashley.

—Wow, no lo puedo creer—me volteó a ver—¿ustedes dos están juntos nuevamente?

—No—dijimos al unísono.

—Solo vivimos en el mismo edificio y trabajamos en la misma oficina—le informé sonriendo.

Del amor y otros negociosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora