Capítulo 23

377 17 10
                                    


Austin llegó el miércoles por la noche con una sonrisa en el rostro y postales en una bolsa para llevar a su familia. Me platicó lo que había visto y cenamos pizza.

Parecía que la despedida no sería tan mala y esperaba que pudiéramos seguir siendo amigos después de que le contará qué pensaba hacer ahora.

Pero no, todo lo bueno que había visto en Austin ese jueves desapareció.

Estaba preparando su maleta dado que su vuelo salía al siguiente día por la mañana, habíamos terminado de cenar comida china después de que volví del trabajo.

—Austin—suspiré—tengo que hablar contigo.

Sonrió y se dirigió a mí, me sentí un poco mal al no tener en mi mente la respuesta, que adiviné por su expresión, él quería escuchar.

—Dime.

Suspiré, vi el techo y volví a suspirar.

Ya lo había dejado una vez, pero ahora lo había hecho venir hasta acá solo para decirle que quería volver a intentarlo con Zac.

Aun así, me armé de valor y con escalofrió en los brazos, me decidí a hablar.

—Cuando volví a casa, pensé darle vuelta a mi vida una vez más como lo hice al llegar a Suecia—dije sin despegar mis ojos del plato y apretándolo como si la vida se me fuera en ello—sin embargo, algunas cosas se complicaron.

Escuché sus pasos acercarse a la barra donde yo seguía sentada pero no hice ningún movimiento.

—Yo no he sido completamente sincera contigo—continué y sentí su mano apoyarse en la mía.

—Lo sé—dijo besando mis nudillos—por eso vine, para que te dieras cuenta que lo que de verdad quieres es estar conmigo.

Alcé mi rostro lentamente para encontrarme con sus ojos azules que tenían una oscuridad que nunca había visto, me asusté y quise retirar mi mano, pero la sujetó con más fuerza que me lo impidió.

—Sé que trabajas con Zac, que su novia es la dueña la empresa y que tú te estas torturando por eso, pero ya estoy aquí, me imagino que el salir este fin de semana y que te diera su espacio te han ayudado a saber tú debes estar conmigo.

Me quede anonada, sabía que estaba respirando porque sentía mis pulmones moverse, no me preocupaban sus palabras, realmente no era algo diferente a lo que me dijo en Suecia cada que salía Zac en el tema de conversación, pero nunca había visto esos ojos ni su mano me había lastimado anteriormente.

—Me haces daño—fueron las únicas palabras que lograron salir de mi boca, cortadas entre sí.

Pero él pareció no inmutarse, al contrario, sonrió cínicamente.

—Vine aquí a verte y a estar contigo Vanessa, no me iré sin eso.

Subió más su mano para sujetar mi brazo con mucha más fuerza que anteriormente lo estaba haciendo, con la otra sujetó mis mejillas fuertemente y posó sus labios con brusquedad con los míos.

—¡Quítate! —le pedí gritando sin resolver nada.

Sus piernas apretaban las mías sin permitirme movimiento, moví mi cara de lado a lado, evitándome encontrarme con su boca, tenía mucho miedo, no sabía qué hacer. Una lagrima comenzó a bajar por mi mejilla y pude escuchar su risa, pero para ese momento ya había soltado mis manos, quise empujarlo, pero cada vez que hacía algún movimiento sentía más presión de su cuerpo contra el mío.

Recordé que tenía mi celular en la bolsa trasera del pantalón, en medio de otro forcejeó lo saqué y pensé en la única persona que me podía ayudar, no sabía si iba a funcionar, pero no podía dejar que Austin se saliera con la suya.

Del amor y otros negociosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora