Difícil; Trueno

cap. 8

No voy a negar que su boca con gusto a menta y vodka mezclados, sumándole el sabor a la marihuana que consumió antes me encanta, pero estoy sintiendo que esto está mal.

No sé si porque es menor que yo o porque es el mejor amigo de mi hermano. Aunque ya lo hemos hecho antes, la sensación sigue haciéndome sentir mal o que estoy haciendo incorrecto.

Quiero llorar y esconderme en su cuello. Y eso hago, me escondo en su cuello, dejando mi respiración chocando con este y haciendo la respiración de Palacios irregular. Claramente ignoré el hecho de llorar, eso me haría sentirme y ser una ridícula frente al pibe que me vuela el bocho desde que yo tengo diecisiete y él quince.

Soy una niña chiquita cuando él está presente, me da vergüenza admitirlo pero Mateo tiene un fuerte poder sobre mí, él con una palabra me hace bien, con una sonrisa me vuelve loca y con un beso me hace desesperar.

Podría decir perfectamente que si algún día llegamos a separarnos me va a doler, pero sé que de alguna forma retorcida, él estaría bien sin mí y yo sin él.

Que raro es todo cuando queres a una persona; yo lo esperé dos años de mi vida, siempre tuve la esperanza de que volvería a hablarme después de haberme hecho pasar una de las tantas mejores noches de mi vida, pero no fue así.

El 05/11/17 Mateo desapareció, me dejó en una habitación de un telo. No sé ni cómo pude llegar a pensar en dormir en un telo, no tenía razonamiento y todo porque tenía la idea de despertarme junto al morocho.

Ese día lo habíamos hecho, cogimos y hasta ahí todo iba bien. Lo habíamos hecho un par de veces, Mateo había tenido su primera vez conmigo y bueno, yo ya la había tenido mucho tiempo antes, pero con él fue tan especial como la primera.

Con Mateo podíamos pasar horas juntos, cogiendo, riendo, hablando, incluso teníamos un nivel de confianza gigantesco. Pero ese día desapareció, cinco meses después volvió pero sólo hablaba con Manuel.

Cuando me cruzaba por casa me ignoraba, y semanas después de su reaparición me enteré que tenía una novia, la cual ahora odia y ni quiere saber de su existencia.

Creo que si ella no hubiera aparecido, no me hubiera ayudado en hacer que Mateo vuelva a dirigirme la palabra.

No puedo explicar de una forma lógica el porqué amaba y odiaba a esa piba, simplemente la amaba por haberle metido los cuernos a Mateo, ya que eso hizo que él se refugiara en mí, una vez que lo encontré llorando en un rincón de la disco. Y la odiaba por el mismo hecho porque por primera vez lo vi llorar y me rompió el corazón.

-¿En qué pensas tanto?- Preguntó la voz suave de Palacios.

Quisiera expresarle que lo quiero, pero ya es tarde y además, decirle lo mucho que lo extrañé de esta forma dos años, no serviría en una situación así. Siento que sólo arruinaría el momento, y la cagaría, haciendo que él vuelva a irse.

-Nada- Hablé dándole besos en su cuello.

Son chiquitos y sé las cosquillas que le provocan en un lugar específico. No me equivoco, porque al verlo mover su cuerpo de un lado al otro me lo confirma, y más aún cuando de su boca salen esas risitas que me gustan tanto.

-Te seguís acordando de donde tengo cosquillas, ¿no?- Cuestionó viéndome divertido.

Yo asentí con la cabeza, moviendo mis manos de forma lenta hasta su cintura, donde más cosquillas tiene. Es increíble porque Mateo tiene cosquillas en todo el cuerpo, mientras que yo soy la persona menos cosquilluda del mundo entero.

Él se removió en mis brazos, cayendo hacia atrás y tirándome por inercia encima suyo. Acomodé mis piernas a cada lado de su cuerpo, mientras que mis dedos siguen recorriendo sus puntos específicos donde más cosquillas tiene.

Él me pide entre risas que pare, y minutos después me resigno a sus súplicas, dejándolo respirar.

Me acerco a su oído y murmuro con una especie de "voz tentadora".

-Me sigo acordando de todo, Palacios-

Lo vi tragar en seco, tengo muy en claro lo mucho que le gusta que lo nombre por su apellido.

Me agarra por la nuca y me chapa una vez más, esta vez con un nivel más alto, donde sus manos no se prohíben de avanzar hasta mi culo y apretarlo.

-Me volves loco