-05/11/17-
;maite;
Me vi al espejo otra vez, buscando alguna falla en mi vestimenta. Tengo un vestido rojo apretado hasta un poco más de la rodilla, no está mostrando más de lo normal pero si lo suficiente para sentirme bien conmigo misma.
Mateo me dijo que tenía que estar lista para cuando nos viéramos, porque según él va a ser una noche especial, en la que los dos vamos a disfrutar. No soy tarada para saber que quiere y tampoco soy boluda para negarme la idea de coger con tremendo bombón.
Suspiré metida en mis temas, seguí mirándome al espejo. Me peiné como pude, me lo dejé suelto y listo, no necesitaba tampoco hacerme un tremendo peinado, si al final del día me voy a despeinar igual.
-Bombona, ¿tanto te vas a ver? Si estás divina- Habló una voz asustándome.
Lo menos que esperaba era escuchar la voz de Mateo atrás mío y después ver su reflejo en el espejo, abrazándome por la cintura y apoyando su cabeza en mi hombro, mirándonos a los dos por el espejo, igual que yo.
Estar con este pibe me hace sentirme viva, es como si olvidara mis problemas e inseguridades cada vez que estamos juntos. Me hace vivir como nunca nadie va a poder llegar a lograr. Es como un sentimiento que sólo se da con una persona, después de vivirlo con Mateo sé que nadie podrá hacerle justicia porque es él quien provoca todo en mí, fue el primero y eso no se puede igualar.
-¿Decis que estoy bien? Yo me siento re bien pero no sé, ¿decis?- Pregunté.
Él me miró como si estuviera loca, me escaneó de arriba a abajo, después se mordió su labio interior y el brillo de sus ojos me encandiló.
-Estás más que linda- Me dio un beso en el cachete y otro en el cuello. -A veces me pregunto como puedo comerme a tremenda piba como vos- Sus chamuyos me hacen poner roja y más cuando me mira así, es como si fuera una persona super débil al lado de él.
No dije nada, me di vuelta y agarré sus cachetes, dejando un beso en sus labios que fue intensificando hasta que nos quedamos sin aire los dos. Juntamos nuestras frentes y sonreímos como unos bobos.
Me separé buscando mi rimel, me lo puse ante su mirada, es raro porque pasó de la felicidad a la seriedad en dos minutos. Terminé mi maquillaje con su mirada encima todo el rato, él sentado en la cama y mirando cada cara rara que hacia al ponerme algún producto como si fuera lo más valioso de su vida, es como si estuviera analizándome. Un poco de escalofríos provocó en mí, verlo con tanta seriedad, me hizo pensar en lo peor.
-¿Pasa algo, Mateo?- Pregunté dándome vuelta.
Negó con la cabeza, se tiró mientras tanto yo ordené todo en mi pieza, me tiré arriba de él y los dos soltamos una pequeña risa.
-¿Y si vamos a un telo?- Cuestionó.
Tragué en seco, la idea de ir a un telo me asusta un poco, no creo que hayan telos completamente seguros en el barrio, y también suma que yo jamás fui a un telo.
Ir con Mateo no parece una tan mala idea, porque se que dentro de todo él me va a proteger.
O eso esperaba.
;mateo;
Trepé la pared hasta la habitación de Maite, hoy quiero cortarlo todo. Ella es perfecta, es buena y tiene una figura hermosa, sus ojitos me vuelven loco pero ya no puedo seguir así, siento la traición hacia mi mejor amigo cada vez aumentando más.
Tengo a una mina que está esperándome hace más de un mes; Le prometí que iba a estar con ella cuando arreglara todo con Maite, y eso quiero hacer.
Hoy quiero acabar todo acá, la traición me está matando. Me da rabia pensar que todo se va a la mierda en segundos pero no aguanto más, la quiero y todo, pero se acaba acá.
Apenas toqué el piso de su habitación la vi, mirándose al espejo y viéndose hermosa, con vestimenta arreglada y el maquillaje al lado de ella. Me quedé viéndola hasta que no pude aguantar y hablé.
En unos minutos, tuve la loca idea de que si esto es una despedida, por lo menos pasarla bien.
Verla cambió mis perspectivas, me hizo replantearme si dejarla era lo que quería. Una gran parte de mí dice que no y otra parte me obliga a hacerlo.
Agarré su mano una vez estuvo lista, ella fue hasta la ventana, arrastrándome con su paso. Miró hacia abajo y después a mí, asentí dándole la seguridad que necesita.
Ella trepó y logró bajar, yo hice exactamente lo mismo. Caminamos al mismo tiempo, dirigiéndonos al telo más cerca que conocemos, está a unas cuadras y medio escondido.
Entramos en un leve callejón, ahí frenamos y yo tomé la iniciativa; Tocando la puerta de madera oscura, un pibe que es amigo medio cercano me atendió.
-Bro, ¿que pibita te trajiste hoy?- Preguntó. Yo elevé una ceja y matándolo con la mirada.
-Callate tonto, ¿cuándo traje a una minita yo?- Le dije rezándole a satanás para que me salve de esta.
Él lo captó, además de que la mirada fulminante de Maite daba más información que mi mirada de súplica para que me salvara.
-Buena la broma que me mandé, ¿no?- Preguntó riendo incómodo.
Le pegué en la nuca, pasando y pagándole al que está dando las llaves. A nosotros nos tocó la habitación diez. Pasamos por un largo pasillo oscuro, donde hay varios cuadros y al fondo una puerta de madera, como la que está en la entrada. Justo esa puerta es nuestra habitación.
-Así que traes a más minitas- Dijo Maite dejando sus cosas encima del escritorio.
Negué con la cabeza, riendo suavemente e incómodo. Para dejar toda la situación de lado, la besé. Llevándola a la cama conmigo, ella cayó y por ende, yo quedé encima de ella.
La ropa voló y quedó en el piso. Siento mi pecho inflarse cuando me entierro en ella, mi cabeza vuela a otra parte, donde existimos solo nosotros dos. Besé cada parte de su cuerpo, sin saltearme ninguna.
En mi cabeza intenté guardar cada beso para recordarlo, cada sonido que sale de su boca queda guardado en una pequeña parte de mi cabeza, sé que algún día necesitaré recordarlo, especialmente cuando la extrañe en las noches.
(...)
Al terminar, ella quedó dormida al instante. En cambio, yo sólo me quedé mirándola, por más de una hora, remplanteándome si dejarla e irme con otra mina, me va a ayudar a sentirme menos culpable.
Soy chico, ella es más grande que yo, y me agobia pensar en todo lo que podría sentir Manuel si le digo que estoy con su hermana hace meses, sin contarselo además.
Le di un beso en su cachete, frente, nariz y labios. Diciéndole todo en mi cabeza, sin decírselo en la cara, no me dan los huevos. No me da para verla, llorando y suplicándome que no me vaya. Sé que va a pasar eso, y no lo quiero; ni para ella, ni para mí.
Me puse toda la ropa, en un silencio increíble para no despertarla y cagar mi plan. Cuando no dejé rastro de mí, salí por la puerta de la habitación, cerrándola con delicadeza para no hacer ruido.
Me apoyé en la pared, agarrándome el pelo y tirando de el con un dolor en el pecho. Me arrepiento, una parte de mi cabeza está suplicándome volver a entrar ahí y dormir pegado a ella. Pero la parte más razonable me hace caminar hasta la salida.
-Hermano, si la mina te pregunta sobre mí, decile que no me viste, ¿ta?
-Como siempre, bro
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Difícil; Trueno
Fanfictionque difícil se vuelve el beso en el cachete, cuando las bocas ya se conocen