;mateo;
Sigo esperando una reacción pero no hace nada, me mira como si me analizara, está callada y con los ojos llorosos, derramando alguna que otra lágrima, como también me pasó a mí.
Abrió la boca, buscando palabras que decirme, pero la cerro al segundo, como si se rindiera. No la juzgo, yo tampoco supe que decir cuando la vi, y todavía me arrepiento de las palabras que solté hace apenas unos minutos.
-Mateo...- No termino de hablar, su oración quedó en el aire cuando un grupo de pibas se acercó a nosotros.
Pidiéndole una foto a ella y ahogándome en abrazos a mí. Correspondí cada uno de ellos, mandé los saludos que me pedían y me saqué las fotos, pero no tuve la misma energía y las chicas lo notaron, la tensión en el ambiente se puede cortar con una tijera.
No tengo la misma energía y es que verla me la bajó, me bajó todas las ilusiones y creencias de haberla olvidado. Yo quería olvidarla, como ella lo hizo conmigo. No me habló, nunca fue capaz de mandarme un mensaje, eso me hace enojarme y tenerle bronca, no puedo explicarlo. Lo peor es que toda esa bronca se va en un segundo con sólo mirarle a los ojos.
-Ahora sí, habla- Exigí, buscando una razón para oír más palabras salir de su boca.
Ella tragó en seco, mirándome a los ojos. Vi miles de cosas pasar por ellos, algo que me hizo estremecer sin razón. Maite tiene el poder de hacer que mi cuerpo reaccione a ella de manera diferente que a las demás, una manera que nadie pudo lograr antes, sólo ella.
-Mateo, no pen...
La concha de la lora.
-Bebé, ¿vamos?- Escuché atrás mío, después sentí las manos de mi novia pasando por mi cadera por detrás.
Camila apoyó su cabeza en mi hombro y me dio un beso en el cuello, es su característica manera de marcar territorio. Los perros mean, ella me besa el cuello adelante de una mina.
Asentí, Maite quedó con la boca abierta y no se ha movido de su lugar en estos minutos tensos, eso me hizo volver loco. Quiero que reaccione, que haga algo.
Agarré la mano de Camila, sin pensar que Maite está viendo cada uno de mis movimientos, poniéndome nervioso. Cómo dije; Maite tiene el poder de que mi cuerpo reaccione a ella sin siquiera tocarme.
Comencé a caminar, sin despedirme. No puedo verla más, no quiero hacerlo. No puedo hablar tampoco, me hizo quedarme sin palabras y por alguna razón, eso me enoja. Avancé un par de pasos más, pero las delicadas manos de Cami me frenaron, haciéndome dar vuelta para quedar frente a la morocha otra vez.
Las dos me miran como si estuvieran esperando algo, yo simplemente me cruce de brazos y elevé las cejas, intercambiando miradas entre Maite y mi novia.
-¿Qué?- Pregunté después de los interminables segundos.
La morocha de ojos marrones me mira como si quisiera que le explique algo, yo no entendí. Aunque en un rincón de mi cabeza, sé que quiere saber más sobre Camila, pero no puedo. No puedo seguir viéndola, no puedo hablarle, no puedo quedarme acá más tiempo. Quiero irme, escapar de toda esta mierda.
Maite hija de puta, que mal que me haces.
Por otro lado, Camila también esta cruzada de brazos, al mirarla ella inclinó la cabeza hacia la mayor Vainstein. Ahí lo entendí todo, pero no hice nada, así que mi novia procedió a hablar.
-Primero podríamos presentarnos, ¿no?
Yo tragué en seco, como también lo hizo Maite.
-Ella es Maite, una vieja amiga- Decir esas palabras costó, pero lo sentí necesario. -Maite, ella es Camila, mi novia
Maite asintió, como si ya lo supiera. Y sí, apenas comenzamos a salir lo confirmé en mi cuenta de Instagram, sabiendo que la morocha me seguía y lo iba a ver. Todo fue una sucia estrategia para demostrar que la había olvidado, algo que claramente no pasó.
-Hola, mucho gusto- Dijo Camila con una sonrisa. -Muy insoportable ser la amiga de Mateo, ¿no?
Se rió, pero la morocha no hizo lo mismo, simplemente sonrió con falsedad y se paró al escuchar el siguiente vuelo.
Buenos Aires.
Se va otra vez a su país, justo cuando yo vengo y eso me hace pensar que ya lo sabía y lo hace apropósito o que verdaderamente no estamos destinados a estar juntos, por eso siempre descoordinamos cuando se trata de encontrarnos.
-Un gusto conocerte- Le dijo a Camila, sonriéndole falsamente. Yo me crucé de brazos al ver su sonrisa, frunciendo el ceño de paso. -Que te vaya bien en tu gira, Mateo
Lo sabía.
Ella se va porque yo venía. No quiero ser perseguido, pero ¿como sabía de mi gira en España? Y no puede ser pura casualidad que ella lo sepa y justo se vaya.
Rodé los ojos, Camila me pegó un codazo. Lo hace cada vez que yo soy "desubicado" con las personas, algo que me hacía enojar al principio pero ya no.
-Chau- Simplemente dije, ella asintió y se fue.
La vi irse, eso me hizo estremecer y sentir el dolor en mi pecho, pero no hice nada. La vi irse, me quedé callado y avancé cuando sentí a mi novia caminar al lado mío.
Otra vez nos volvemos a desencontrar, Maite.
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una verga, perdón :(
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Difícil; Trueno
Fanfictionque difícil se vuelve el beso en el cachete, cuando las bocas ya se conocen