;Maite;
-A ver Pía, ¿¡Cómo te explico que no quiero ir a esa joda!?- Grité harta de que mi amiga siga insistiendo con el mismo tema.
Ella se cruzó de brazos, mirándome desde mi escritorio y haciendo algo raro con los ojos, como el gato con botas. Lástima que se olvidó que ella salió de un barrio choto y que da menos ternura que macri.
Negué con la cabeza, atentando con salir una media sonrisa. Me da gracia ver actuar así a Pía, pero también me rompe los huevos que me insista tanto cuando le digo que no, me vuelve medio bipolar esta mina.
La amo pero al mismo tiempo la odio.
-Maite, pensé que éramos amigas- Dramatizó.
-Y lo somos pero tengo cero ganas de ir, además necesito estudiar para el último parcial- Expliqué más tranquila ahora.
Agarré un almohadón que está en mi cama, me senté y jugué con el cuadrado relleno que tengo entre mis manos.
-Bueno, está bien- Se rindió de una vez por todas. -Pero a la próxima salis, ¿dale?
Asentí sin ganas de responderle, esperé escuchar la puerta de mi cuarto cerrarse pero nunca sucedió, en cambio sentí la puerta del ropero abrirse.
La miré elevando una ceja, ella no me vio puesto que está de espaldas. ¿Posta está robándome ropa? Puse los ojos en blanco, no dije nada y prendí mi celular.
Tengo notificaciones irrelevantes de Twitter, las típicas que te avisan de un último tweet y demás, pero me sorprendió ver a lo último un mensaje de Camilo; él nunca me habló, es bastante turbio y sospechoso que lo haga ahora, poniéndome a pensar que es amigo de Mateo, todo se puede esperar.
Decidí no contestar hasta dentro de un rato, no tengo especialmente ganas para hablar con él, ni con nadie. Tengo que enfocarme en el último parcial, necesito salvar este año. Medicina es la peor carrera que pude eligir, es completamente difícil y te consume la psiquis. Me encantaría ser doctora y trabajar de ayudar a los demás, pero el proceso para convertirme en eso me está literalmente matándome.
Dejé el teléfono encima de mi cama, no puedo creer que no tenga ni un solo mensaje interesante, ni una notificación relevante. Sólo cosas que llegan porque tienen que llegar por las aplicaciones, pero además de eso, nada.
Miré a mi amiga, está probándose uno de mis tops favoritos. En mi mente negué miles de veces la idea de que se ponga ese top para salir, ella se empeda y rompe cualquier ropa que tenga puesta, y si rompe ese top negro ajustado, soy capaz de sacarle el pelo negro de una piña.
-Mira, sacate eso ya porque ni a palos te lo presto si va a venir roto mañana- Avisé, ella me miró como si estuviera diciendo una locura, y no, jamás mentiría si dijera que ella rompe todo con un par de vasos de vodka y fernet encima.
-No exageres, tampoco rompo la ropa- Habló dudosa. Hasta ella sabe que es mentira lo que está diciendo, pero intenta disimularla.
La miré elevando una ceja, no saqué la vista de su cara hasta que elevó sus brazos, se rió y se dio vuelta, aceptando lo que yo estoy afirmando.
La miré agarrar un top rojo, no dijo ni un "puedo usarlo?", nada. Simplemente se dio la vuelta, mostrándomelo, le sonreí con la boca cerrada y se despidió, diciendo un "chau" con una sonrisa, abrió la puerta de mi cuarto y salió.
Nos conocemos desde bebas, crecimos prácticamente juntas, su familia es la mía y viceversa. Su casa es como la mía, voy cada vez que quiero y sin avisar, me despido como si estuviera en mi casa y en cualquier momento vuelvo a ir, su familia está más que acostumbrada a mi presencia. Y bueno, en mi casa es igual, con la única diferencia es que con ella si que estuvimos cerca de ser literalmente familia, porque Manuel y ella chapaban de vez en cuando, hasta que Manuel se hartó y la cortó.
Saqué mi cabeza por la puerta cuando me di cuenta de que la puerta principal todavía no hizo su típico sonido que hace cuando cierra. Eso quiere decir algo y es que Pía todavía no se ha ido. Justo cuando comencé a quemarme la cabeza por donde podría estar, veo la puerta de la habitación de Manu abrirse, a los segundos lo último que veo es a Pía entrando a la pieza de mi hermano.
La cabeza me da vuelta con preguntas pero me bloqueé, sólo pensé en no escuchar sonidos raros, así que agarré mi celular y corrí hasta la puerta principal, haciendo el mayor ruido posible para que se dieran cuenta de que yo sabía lo que querían hacer.
Una vez afuera me permití pensar, ¿ellos no habían terminado? No entiendo, a veces es tan confuso las relaciones, de los demás y las mías también. Terminan, vuelven, se tienen ganas, se odian. No entiendo, aunque si esto viene pasando hace mucho tiempo, mi hermano y Pía lo vienen guardando perfectamente.
Suspiré, rebusqué en mis pantalones algo de plata para al menos ir a comprar algo al chino y comer. Por suerte yo soy igual de olvidadiza con todo y encontré plata para comprarme un par de galletitas al menos. También encontré mis auriculares enredados en mi bolsillo trasero, y me enojé conmigo misma; Tanto tiempo buscándolos para encontrarlos enredados en un bolsillo trasero de un pantalón.
Si llego a tener un hijo, seguramente me olvidaría de él en cualquier lugar y terminaría en cualquier casa, menos en la mía.
Negué con al cabeza, caminé pero al entrar al chino, un cuerpo un poco más alto que yo, me chocó.
-¿Sos pelotudo?
Expresé enojada, levantando la cabeza para mirarlo. Mal error, muy mal error.
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Difícil; Trueno
Fanficque difícil se vuelve el beso en el cachete, cuando las bocas ya se conocen