;Mateo;
-¡Camilo!- Grité el nombre de mi mejor amigo.
Él apareció casi inmediatamente por la puerta de la sala de estar, ya que estaba en la cocina cocinándose algo que no tengo ni mínima idea, pero no le di más importancia.
-¿Qué querés, pendejo maleducado?- Dijo con su tono cambiado.
Elevé una ceja en su dirección. ¿Que hice para que me dijera pendejo maleducado? Este loco está cada vez más pirulo, y no quiero decir nada; pero ya está dándome miedo.
Camilo entendió que yo no había comprendido su comentario, entonces puso los ojos en blanco y agregó con tono enojado pero divertido a la vez:
-¿Cuántas veces te dije que me llames Cami, no Camilo?- Hizo un movimiento con su mano, yo sólo solté una risa.
-Pero no seas trolo, men- Él rió también, se acercó a la mesa y se sentóen la silla en frente de mí.
Estamos los dos cara a cara, en la mesa de la sala de estar. Ambos cerramos los puños adelante de nosotros y reímos, a veces podemos ser tan pendejos e infantiles.
Movió la cabeza para que le dijera, pero mientras tanto se acomodó el pelo negro hacia atrás. No sé como puede querer dejarse el pelo tan largo, no sé si quiere convertirse en un tincho trucho, o si quiere morirse de calor en verano.
-Ese pelo pide a gritos un corte- Acoté, mi amigo me sacó el dedo.
-Aunque tenes razón- Elevó los hombros y yo sonreí.
En realidad no sé que quiero decirle. En mi cabeza la imagen de Maite no para de aparecer, quiero tenerla y extraño su presencia cerca, sus labios que disfruté tantas veces.
Me estoy empezando a sentir vulnerable con ella cerca, pero por más que suene masoquista; Necesito sentirme así más, porque prefiero mil veces sentirme vulnerable que sentirme vacío sin ella.
-Es maite, ¿sabes? La extraño y es rarísimo sentirme así, wacho, porque hace dos meses no la pensaba tanto y no quería tocarla tanto como ahora
Hablé con un toque de frustración, sentí mis ojos volverse llorosos, me puteé y escondí mi cabeza entre mis brazos. Sentí las manos de mi amigo acomodarse en mi pelo y acariciándolo de forma amistosa, despeinándome.
Siento el verdadero karma apoderarse de mí. Nunca debí hacerle eso pero yo ya no me sentía como antes, no me sentía bien con ella, sentía que hacía algo mal y como si fuera una traición hacia Manuel.
-Fuiste un sorete con ella, te lo digo como un amigo, eh- Lo oí suspirar. -No sé como no te frené y no te dije que hablaras con ella antes de como te sentías, pero dentro de todo, ahora tenes que bancartela
Asentí. Aunque en mis planes no está bancarmela, no puedo hacerlo. Cada vez voy menos a la casa de Manuel, y la única razón es la morena de ojos marrones. Si la veo me vuelvo débil, quiero ir a chaparla ahí mismo, y justamente, esas son las cosas que no puedo bancarme.
Levanté la cabeza, vi lentamente a mi amigo y una idea se me cruzó por la mente, capaz falle o quizás gane.
-Es que boludo, ¿nunca te pasó de engancharte fuerte con una mina? Yo no puedo simplemente ignorar lo que me pasa y "bancarmela"- Hablé mirándolo directamente a los ojos.
-¿Y qué más vas a hacer? Ya la cagaste, Matute
Yo elevé una ceja, pensando todo mejor.
La mirada de mi amigo se agrandó y sé que imaginó lo mismo que yo. Negó frenéticamente con la cabeza, y sé que está claramente negado pero yo tengo la posible esperanza de que todo funcione.
-Estás loco, Mateo- Acotó mi amigo. -Si no te llega a funcionar me voy a re cagar de risa en tu cara
Yo le saqué el dedo del medio, parándome de la silla y acomodando mis zapas que por alguna razón se desataron. Caminé hasta la puerta principal de la casa de mi amigo, me despedí con la mano y le tiré un beso, en joda.
Camilo hizo como si lo atrapa en el aire y lo deposita en su pecho, solté una risa y me fui cerrando la puerta atrás de mí.
¿Qué mierda voy a hacer? Ni yo sé.
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Difícil; Trueno
Fanfictionque difícil se vuelve el beso en el cachete, cuando las bocas ya se conocen