:maite:
Hace mucho que no venía a una competición de mi hermano, ya casi olvidaba su dote para esto.
La adrenalina corre por mi cuerpo, no recordaba que verlo por Youtube no es lo mismo que verlo en persona. En persona veo sus ganas de rapear, se siente muchísimo más real y disfrutas más gritando cada acote, algo que no puedo hacer estando sola en casa, porque cualquier vecino pensaría que estoy loca.
Sin querer mis ojos se desvían a los participantes, donde estaba la mayoría de mis amigos. Al estar al frente de todo, yo era un punto fácil, donde cualquiera me podía ver, por lo tanto y casi sin darme cuenta, Mateo me miró y sonrió.
Sentí mis cachetes ponerse rojos, mientras que el Dto y Manuel rapeaban de fondo. Casi me pierdo entre la gente mientras miro a Mateo sonreírme, no puedo devolverle la sonrisa, estoy en un estado de shock.
La gente a mi alrededor gritó y me sacaron de mi mini ataque cardíaco por la sonrisa tan linda que Mateo me había dedicado, no sabía el porqué de mi manera de sentirlo, pero igual mi corazón quería salirse del lugar.
Vi como Replik miraba al piso y supe enseguida que él no había tirado el acote. Me sentí mal por mi hermano, le elevé los dedos pulgares cuando me buscó con la mirada entre la gente y con eso una sonrisa.
-¡Todo va a salir bien!- Le grité pero él no me escuchó.
Desde chiquitos uno le leía los labios al otro cuando estábamos en una situación de peligro, por ejemplo cuando mi madre nos ponía un castigo y teníamos que quedarnos en silencio. Siempre veíamos una forma de librarnos hablando y leyendo los labios del otro.
Mi hermano me miró y me dedicó una sonrisa mientras se preparaba para seguir con la batalla.
El dto tira bien los acotes, es uno de los que más zafa en este ámbito, sin contar a Manuel y Mateo, que más allá de que uno sea mi amigo y el otro mi hermano, para mi son unos capos acá, en la plaza o en donde sea.
Se saben defender, saben como rapear a su manera y lo mejor de todo es que no lo hacen para sobresalir, lo hacen porque lo sienten.
Me siento una madre orgullosa si digo lo mucho que me enorgullece formar parte de esto, aunque esté desde otro punto, pero los apoyo y confío en sus capacidades al 100%.
Todos son como mis bebés, aunque algunos tengan más años que yo, son como uno más de la familia.
Sin darme cuenta la batalla de mi hermano y Dto terminó, todos gritaron el último acote y el misionero se paró entre ellos dos.
Miré ansiosa al misio, esperando su respuesta a la pregunta que todos se hacen en este momento; ¿Quién ganó?
Yo no tengo a nadie pensado, porque para mi los dos rapean de forma increíble y no me sorprendería que la batalla la ganara Dto, ni tampoco que la ganara Replik.
-3...- Grité con el público- 2...1- Grité por último.
El misionero levantó el brazo de Gastón, sonreí pero miré atentamente a mi hermano. Él abrazó a su contrincante, grité y aplaudí.
Minutos después, un nene que se encontraba casi al lado mío eligió una de las cartas que el misionero le puso en frente, escogiendo la próxima batalla.
Salió Trueno y Stuart. Grité eufórica porque ver la batallas de Mateo era uno de mis pasatiempos favoritos después de ver a Replik rapear. Trueno rapeaba hermoso, tenía algo que me atraía, no de forma física ni amorosa, o tal vez si.
Miré toda la batalla sin despegar mis ojos de Mateo, no tengo una explicación lógica para eso, solo mis ojos no podían salir de él, de sus movimientos, de él teóricamente.
Los minutos pasaron rápido, dos personas invitadas pasaron a rapear, disfruté de ese momento mientras mi panza hacía ruido por el hambre que tenía.
Estoy segura de que la batalla la va a ganar Trueno, él tiene potencial como para hacerlo. Rapeó bien toda la batalla y se lo merece.
El misionero llamó a Trueno y Stuart, se puso entre ellos y leyó el papel echándose hacia atrás. Los segundos de tensión se sentían por todo el lugar hasta que el misionero levantó la mano de Trueno.
Grité como una loca y aplaudí mientras le sonreía al amigo de mi hermano.
Me sentía levemente orgullosa.
ESTÁS LEYENDO
Difícil; Trueno
Fanficque difícil se vuelve el beso en el cachete, cuando las bocas ya se conocen