;maite;
Caminé otra vez hasta la cafetería en donde trabaja Lolo, hace más de un mes que no lo veo y ya comienzo a extrañarlo.
Todo esto de las peleas callejeras de Mateo y Manuel por defenderme a mi me tiene los huevos por el plato, porque mi mamá no sabe la razón y sigue hinchando con que deberíamos portarnos mejor y no ser unos desubicados con los demás.
Ay vieja, si supieras la situación real del país.
Suspiré mientras respiro el aire veraniego qué hay, no es de mi agrado porque me encanta el frío, pero tampoco me niego. Es un día lindo, perfecto para juntarse en la plaza a tomar unos mates, pero 1; No me gusta el mate y además mis amigas me abandonaron por irse con sus novios (razón 2).
Me corrí el pelo de la cara, se me está pegando al gloss y me estoy arrepintiendo de habérmelo puesto, porque no pensé que con este viento me iba a joder tanto.
Gruñí, acomodando el pelo hacia un costado y atándolo. Me importa dos huevos estar con el pelo hecho mierda y una cara recién salida del matadero, total no me iba a cruzar a nadie.
Mala idea.
No se si soy mufa o qué onda, pero al instante de acomodar mi colita, me cruce a todos mis compañeros de curso, esos no me importan, pero si Mateo.
Me lo crucé y lo único que pudo hacer fue reír, cosa que me enojó.
-¿Tuviste una pelea con el peine?- Preguntó.
-¿Y vos? ¿Tuviste una pelea con la almohada? Porque esas ojeras no son normales
Mateo me sacó el dedo del medio, yo le saqué mi lengua. Siento que volvemos a la infancia, cuando yo tenía diez y él ocho, que discutíamos hasta porque el cielo era azul, no nos bancábamos, y quien diría que siete/seis años después íbamos a terminar garchando, chapando y terminando como conocidos nomás.
Esto sólo nos pasa a nosotros, por dejarnos llevar por la calentura y los sentimientos, de mi parte. No sé si de la suya, aunque no lo pongo en duda.
-¿A dónde ibas?- Preguntó caminando a mi lado.
Yo elevé una ceja porque daba por seguro que la conversación había terminado en mi comentario, pero no, él sigue acá, caminando a mi lado.
-A la cafetería de acá a la vuelta- Respondí, sin prestar demasiada atención, mirando hacia las baldosas.
-Ah piola, yo también- Lo miré y aguanté la risa.
Está mintiendo, su tono de voz lo delata. No dije nada para no provocar una pelea sin sentido, porque él es así, si está mintiendo y se lo reprochas, él siempre lo va a negar y comenzar una pelea para poder salirse con la suya.
-Ah piola- Imité su voz, él me miró con una mirada asesina. -Vamos 'tonces
Seguimos caminando hasta llegar, no voy a negar que los cinco minutos de caminata fueron completamente incómodos. Ninguno de los dos habló, porque en realidad no tenemos nada que decirnos, sabemos que estamos mal después del día de la joda, pero no lo admitimos.
Somos unos cagones que no se animan a solucionar nada, aunque yo no debería hacerlo, porque él me abandonó y ni siquiera sé con claridad porque dejo entrarlo después de eso.
Debería borrarlo completamente.
-¡Maite!- Gritaron atrás mío.
Dejé de apoyarme en la barra de la cafetería para mirar hacia atrás, como también hizo Mateo. Me encontré a mi amigo, Lolo, corriendo hacia mí con los brazos abiertos y sonriendo.
Lo recibí en un cálido abrazo y sonreí, como lo había extrañado.
-Te extrañé, ¿dónde te habías metido?- Cuestionó contra mi pelo.
Yo aspiré su olor como siempre y no falló, huele a perfume y menta. No sé cómo hace para siempre oler bien, es un don que a veces yo no tengo.
-Yo también te extrañé- Hablé separándome del abrazo. -Y bueno, estuve arreglando un par de problemas
Hablé sin dar mucha información por la presencia de Mateo, ya que no quisiera que él sepa que hablo de él con mis amigos.
Lolo pareció entenderlo porque hizo ojos, mirándome con una sonrisa y asintiendo lentamente.
Agarré la mano de mi amigo y lo dirigí hasta la mesa libre que había en una esquina, sé que si no atiendo por unos minutos nadie le va a decir nada, porque justamente la dueña del local es su propia madre.
El morocho sigue mirándonos atentamente desde el banco frente a la barra de la cagetwria. Yo intento ignorar sus miradas asesinas hacia Lolo y concentrarme en las palabras de mi amigo.
-Maite, tu café- Dijo Patricia, la señora dueña de la cafetería, madre de Lolo.
Me acerqué rápidamente hasta la señora, agarré mi café y la saludé con un beso en el cachete. Ella devolvió el saludo con una sonrisa, segundos después detrás de ella salió una chica rubia con un café en sus manos.
-Mateo- Gritó.
El morocho se acercó a recibir su café, lo agarró y se rió. Una ola de curiosidad me recorrió el cuerpo, pero intenté ignorarla con todo mi potencial.
-Uh, alguien dejó su celu- Alardeó pasando al lado mío y salió de la cafetería.
Me di cuenta que estaba en el mismo lugar hace minutos, así que reaccioné y caminé hasta la mesa en donde estaba con Lolo.
¿Estoy celosa? Sí, estoy celosa.
🌈
paso anunciar que hoy cree una nueva novela, es sobre replik y están estos mismo personajes, la relación de Mateo y Maite vista desde otro punto de vista, que sería Manuel, además de que obviamente se trata sobre Manuel y Angelina
ESTA EN MI PERFIL CLARAMENTE JAJAJ
"a veces ; replik"
leeanla si quieren
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Difícil; Trueno
Fanfictionque difícil se vuelve el beso en el cachete, cuando las bocas ya se conocen