4 años después
;mateo;
La morocha se mueve sobre mí, haciendo tirar mi cabeza hacia atrás, volviéndome loco en cada movimiento hacia adelante que hace y hacia atrás también. Salta encima de mí, haciéndome sentir en el quinto cielo, acabo y en segundos ella también.
-Feliz año nuevo, bebo- Susurró en mi oído. Su voz tranquila que podría calmar a cualquier loco.
Cae encima de mí, abrazándome, dándome el gusto de poder apoyar mi cabeza en la suya, cerrando los ojos escuchando su respiración tranquila. Después de Maite, ella fue la que logró hacerme sentir querido.
En cuatro años con Maite sólo nos vimos tres veces y únicamente porque a Manuel a veces se le olvidaba apagar la videollamada y la veía, dos de esas tres veces la vi durmiendo, pero ya en la tercera no me hizo sentir nervioso, dejé de sentirme completo al verla. Me mintió, jamás vamos a volver a reencontrarnos y yo no puedo seguir esperándola.
Sentí la respiración pausada de Camila y supe que se acaba de dormir. Sonreí y también cerré los ojos, dispuesto a dormir pero su imagen comenzó a atormentarme. No me había pasado hace banda, hace mucho que no la recuerdo pero de vez en cuando, me dan esos ataques.
21 años al pedo, Palacios.
(...)
;maite;
:Hoy he despertao' en otra cama, no sabía dónde estaba. No estabas al lao' tu tumbado, pero se te parecía en la cara:
El español de pelo negro se mueve sobre mí, haciendo movimientos brutos, dándome la sensación de sentirme completa pero que desaparece al llegar al tan codiciado "climax".
Cerré los ojos, enterrando mis uñas en su espalda trabajada, él gruñó en mi oído, haciéndome saber que lo hago pasar un buen rato. Sentí como sus movimientos empezaron a ser más bruscos, dándome el placer de saber que está por llegar a su orgasmo, y yo al mío.
Acabó, yo lo hice al mismo tiempo. Me dio un beso en la cabeza, cerré los ojos, recuperándome, no por el beso.
Todo lo que acaba de pasar recién, mezclado con un par de las birras que me acabo de tomar, me están haciendo dormir, algo que no debería pasar. Yo cuando me acuesto con alguien, lo hago por garchar, no estoy para dormir abrazada a la otra persona flasheando amor eterno.
Suspiré, dejándome caer en el sueño pero siendo consciente que a la mañana me voy a arrepentir.
-Feliz año nuevo, cari- "cari" quise reprochar, pero tanto sueño me lo impidió.
Asentí despacio, dándole poca importancia y cayendo dormida a los segundos.
(...)
El dolor de cabeza comienza a molestar, abro los ojos y veo la habitación de Tomas, el pibe que es mi garche de-vez-en-cuando. Lo miré dormir, es mi amigo y aunque lo quiera negar, es lindo y dormido, respirando tranquilo, pacífico, me da paz.
Su cara es tan familiar, tan parecido a Mateo que da miedo. Me gusta pasar tiempo con él, porque me hace sentir como si estuviera de vuelta con Palacios, no debería sentirme así pero no puedo obligarme a sentir.
Hice un ruido con mi lengua, obligándome a volver a la realidad. Mateo ya fue, Mateo me olvidó. El "hasta qué nos volvamos a olvidar" quedó en el "adiós" que nunca quisimos admitir que pasaría.
Mateo tiene novia, está enamorado y es feliz, mientras que yo tengo que coger con personas para sacarme el vacío del pecho.
Comienzo a vestirme para poder llegar a mi departamento y poder prepararme para ir al trabajo, el cual voy a renunciar por ser una molestia gigante e inhumano. Suspiro, acomodándome en la cama, poniéndome la tanga rosada que supuestamente en año nuevo es para la "buena suerte".
Me puse la blusa y la pollera que usé ayer en la joda, olvidé ponerme las medias pero cagarme de frío en este momento es lo que menos me importa.
Sentí la cama moverse y un brazo pasarme por la cintura, le saqué el brazo y lo dejé caer en la cama, él bufó.
Se viene el reclamo de siempre pero pienso adelantarme antes de comerme el terrible sermón de siempre, el "me siento usado".
-¿Te sentis usado?- Pregunté con sarcasmo.
-Sí. Maite, estoy cansado de que me uses cada vez que puedes, y encima, al otro día me "cortas el rostro", estoy harto- Su voz española me hace calentar y no sé porque, desde que me mudé a españa es mi gran problema.
-Mira Tomas, yo te lo expliqué y es que no quiero nada serio, es garchar y volver a ser amigos. Si vos no querías esto, me lo hubieras aclarado, porque en todo momento te mantuve claras las intenciones, vos aceptaste, ahora no puedes reclamar cuando nunca te mentí.
Él mantuvo silencio, tomé eso como una invitación a irme, y exactamente eso hice, no sin antes dirigirme a él para despedirme con un beso en el cachete, pero nada sucedió como esperaba. Corrió la cara y nuestros labios terminaron chocando, me miró a los ojos y sonrió.
La bipolaridad.
-Está bien, quiero jugar a esto, para no terminar perdiendo todo eso- Miró mi orto y lo apretó, llevándome hasta encima de él.
Yo no me resistí y terminé chapándomelo.
Después de todo, estas son mis propias reglas, y sin son mías, nadie puede usarlas en mi contra.
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Uuuu ahre
Tomas Ordóñez; 22 años
Camila Fernández; 21 años
estos personajes no se parecen una verga a "maite" y Mateo, pero bueno, es la qué hay broses
AAAA y si, maite tiene obsesión con cogerse pibes menores que ella
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Difícil; Trueno
Fanfictionque difícil se vuelve el beso en el cachete, cuando las bocas ya se conocen