CAPÍTULO 18

4.8K 365 41
                                    

ADVERTENCIA: Este capítulo contiene escena de acoso y ataque de pánico

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

ADVERTENCIA: Este capítulo contiene escena de acoso y ataque de pánico. Leer con precaución.

MIA

—Buenas noches, señorita.

Les sonrío cálidamente a los últimos clientes antes de que salgan del restaurante. La pareja de ancianos que acaban de irse han sido mis clientes favoritos, eran de esas relaciones que aspiras a llegar a tener hasta esa edad. Era de fotografía ver sus ojos rebosantes de amor, complicidad y devoción.

Estoy recogiendo los platos y tazas que utilizaron cuando Marcie se acerca mientras "barre". La miro curiosa cuando me da un empujoncito en la cadera.

—¿Y eso?

—Has tenido bien escondido a ese novio, eh. —sonríe moviendo las cejas con picardía— No te culpo. Yo también lo tendría encerrado bajo siete llaves.

Frunzo el ceño.

—¿De qué novio me hablas?

Rueda los ojos dando un manotazo en el aire.

—No te hagas, Mia. —suelta una risita— Ese bombón que vino al mediodía y se quedó hasta la cena. A ver, que Violette tiene buena sazón, pero nunca he visto a un cliente quedarse tanto tiempo.

Ah... se refiere a Ethan.

—Él no es mi novio.

—Venga ya —suelta una carcajada.

—Pero es cierto —insisto.

—Ajá. Y yo amo mi trabajo. —rueda los ojos— Mejor termina de recoger eso y vete. Hoy me toca cerrar.

—Tengo que esperar a Hillary.

Suelta un bufido.

—Hillary sale a medianoche. Pero si quieres esperarla... —se encoge de hombros y toma su escoba para seguir barriendo.

Una ola de pánico me invade todo el cuerpo. ¿Esperar dos horas? ¿Afuera? No conocía Chicago lo suficiente como para quedarme en la calle hasta esperar a mi compañera de piso. Mierda, ¿qué voy hacer ahora? Irme sola me... asusta. Aún no estoy lista. ¿Por qué Hillary no me avisó?

De pronto me siento sin energía. Ya no quiero recoger las cosas con la misma rapidez de hace unos minutos. Me muevo tan lento que hasta una tortuga me ganaría, quiero retrasarme el mayor tiempo posible hasta que por arte de magia Hillary salga lista para irnos.

Pero eso no sucederá.

Los de limpieza me apuran para alcanzarles lo que deben lavar y no me queda remedio que obedecer. Marcie no se ha dado cuenta que su noticia no me gusta para nada y se apresura a dejar todo listo para el día de mañana. Ayudo ordenando y levantando las sillas mientras pienso otras opciones aparte de irme sola. Podría pedirle a Marcie me acompañe, pero sé que ella va en dirección contraria; los demás apenas me conocen y me da mucha vergüenza pedirles me acompañen hasta el paradero de bus. Quizás podría pedirle a Anna... pero no tengo su número y menos un celular.

PROTEGIDA POR EL ALFA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora