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Christopher se vio envuelto en la fresca brisa mañanera, el cantar de los pájaros y el constante ruido de los autos. Cerró los ojos una vez más, respiró profundo y finalmente se armó de valor; dio dos golpes a la puerta y sintió sus manos temblar. El rostro de Eli apareció detrás de la puerta con una mirada de confusión y sorpresa, Christopher le dio una cálida sonrisa de vergüenza y dijo:

—Sé que he venido de sorpresa, pero prometo que tengo una buena razón.
Eli lo miró una vez más y posteriormente asintió haciéndose a un lado y abriéndole paso a quien había sido el amor de su hija.

—Alex, tenemos visita —informó Eli caminando hacia la cocina para traer algo de café.

Christopher se quedó de pie junto a los muebles que tantos recuerdos le traían.

—Christopher por favor… para… por favor, ¡odio las cosquillas! —exclamó Elizabeth entre risas —. ¡Me duele la barriga! —chilló.

Christopher sonrió victorioso al ver a su novia de tal forma.

—No puedes contra mí —le recordó Christopher con una sonrisa formada en sus labios.

—¡Eres un odioso, realmente odio las cosquillas! —chilló Elizabeth cruzándose de brazos.

Christopher la tomó entre sus brazos y le ofreció un suave beso en su frente mientras comenzaba a hacerle pequeñas caricias en su cabello.

—Te amo mucho —susurró Christopher.

Christopher mantenía hermosos recuerdos de cuando Elizabeth y él eran tan solo novios y el la visitaba constantemente a su hogar, la mayoría del tiempo la pasaban justo en esos muebles de flores que ahora, parecía que nadie usaba por el polvo que se posaba en ellos.

—Christopher, hola —saludó Alex caminando hacia él —. Tiempo sin vernos.

—Así es.

Christopher terminó de acortar la distancia entre ellos para darle finalmente un apretón de manos. Posteriormente Alex hizo un ademan para que se sentaran en los muebles, minutos más tarde Eli llegó con tres tazas de café las cuales colocó sobre la mesa que había en medio de los muebles y procedió a tomar asiento junto a su esposo.

—Y dinos Christopher, ¿Qué te trae por aquí? —interrogó Eli.

Christopher tomó la taza de café frente a él, dio un sorbo y seguidamente carraspeó su garganta.

—Yo… he venido a decir lo siento —dijo Christopher en apenas un susurro.

—Christopher tu…

—No, señor Alex, por favor déjeme terminar. Quiero decir que lo siento, perdón. Yo… He estado asistiendo a un lugar que realmente me ha ayudado a entender muchas cosas; entiendo que desconfíen de mí, entiendo que me vean como responsable de lo que le sucedió a Elizabeth aunque sea indirectamente, entiendo todo. En todo este tiempo he aprendido a mirar más allá de mi dolor y de lo dura que puede llegar a ser la vida, he aprendido a comenzar a valorar más a las personas que amo; ustedes son parte de esas personas. Les juro…—una lágrima comenzó a deslizarse —. Les juro que todo lo que hice fue amar a Elizabeth con todas mis fuerzas, con cada parte de mi mente y de mi ser; jamás hubiera querido que le sucediera algo, lo único que quería era protegerla.

—Christopher, el dolor muchas veces nos hace decir o creer muchas cosas erróneas —afirmó Alex.

—Lo sé, es por eso que si tan solo hubiera actuado de manera diferente, si tan solo no hubiera sugerido caminar. Pero finalmente entiendo que no puedo atarme a ese recuerdo y a ese momento, prefiero quedarme con los buenos recuerdos, y lamento si eso suena egoísta —reconoció—. Pero me he lamentado durante estos meses, no quiero seguir viviendo así, juro que esa pesadilla estaba consumiéndome.

— ¿Entonces solo has venido a decirnos que seguirás con tu vida? —interrogó Eli con el ceño fruncido.

—No… claro que no —susurró Christopher —. He venido a pedir perdón por no haber podido proteger a Elizabeth, no quiero que esta distancia siga existiendo entre nosotros, como dije; ustedes son parte de mi vida.

— ¿Y que hay de mi hija? —protestó Eli.

—Cariño, ya basta —pidió Alex —. Es tiempo de dejar eso atrás, no creo que a Elizabeth le guste esta división entre nosotros, seguimos siendo una familia.
Eli suspiró por lo bajo y seguidamente las lágrimas brotaron de sus ojos.

—Es solo que es tan difícil —sollozó—. Realmente la extraño.

—Todos la extrañamos —aseguró Alex —.Christopher, quiero decirte que te perdono, también he entendido muchas cosas; esto es un dolor que compartimos, debe ser algo que nos una más, no que cause esto entre nosotros. Estoy de acuerdo contigo en muchas cosas, ni el enojo, ni el odio traerán de vuelta a mi bebé; es mejor permanecer con los buenos recuerdos.

—Se lo agradezco mucho, de verdad. Esto ha sido realmente duro —dijo Christopher.

—Yo… —sollozó Eli—. También te perdono Christopher, reamente lamento haber sido tan dura contigo, estaba ciega y mi corazón se volvió de piedra.

Christopher se levantó de su respectivo asiento y se arrodilló frente a la mujer que sollozaba sin parar para finalmente regalarle un cálido abrazo.

—Gracias por aceptarme de nuevo en sus vidas —le susurró Christopher.

—Gracias a ti por venir, no sé si hubiéramos tenido el valor para hacer esto nosotros —confesó Alex.

Michelle dirigió su rumbo hacia la respectiva casa de Christopher, deseaba ver como se encontraba y saber si podía ayudar en algo, había sido un duro día de trabajo; le indicó al taxista donde debía estacionar y segundos más tarde se encontraba rumbo a la puerta de Christopher; golpeó dos veces y no recibió respuesta alguna, esperó unos segundos más y volvió a tocar. Se dio por vencida al percatarse que Christopher no se encontraba y al recordar que iría a visitar a sus suegros hoy. Tomó asiento en la fría banca que se encontraba en el pequeño jardín de Christopher y decidió esperarlo.

Dos horas más tarde Christopher se encontraba riendo con sus suegros mientras recordaban momentos de cómo Eli y Alex se habían hechos novios. Sin embargo, al percatarse de la hora, Christopher anunció que debía retirarse y quedaron para verse el próximo fin de semana para almorzar. Se dedicaron unos cálidos abrazos y posteriormente se marchó a su hogar con una sonrisa en todo su rostro y un alivio en su corazón.

—Gracias a Dios —se dijo para sí mismo.

Una noche más. |Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora