Capítulo 7: El rey de Las Praderas

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Fisi permitió que el grupo terminara de comer y durmiera algunas horas antes de seguir el rastro de Kesho. Guio a las hienas a través del pequeño desierto aún sin comentar nada sobre su plan. La arena gradualmente se convirtió en una planicie de tierra árida a media mañana, y el olor del guepardo los condujo aún más al sur hasta una zona rocosa que, a medida que avanzaban, se modificaba para dar paso a una extraña formación: eran una serie de muros de roca que parecían volverse más altos a medida que avanzaban. Fisi tuvo que aguzar el olfato para no perder el rastro. Aquel sitio era como un enorme laberinto.

— ¿A dónde nos estás llevando? — preguntó Tatu con molestia cuando el sol estuvo en su punto más alto y aún no conseguían ver otra cosa que muros de piedra.

— Creo que es bastante evidente que Fisi no tiene idea de a dónde vamos — gruñó Janja.

El alfa miró al adolescente por encima del hombro.

— No, ni en dónde estamos ni cómo vamos a salir de aquí — dijo. — Pero si cierran el pico y me dejan terminar, estaremos muy cerca de Las Praderas.

— Has dicho eso durante todo el viaje — se quejó Tano.

— Entonces, ¿vamos a quedarnos atrapados aquí? — susurró Sita.

Chungu lo miro con los ojos bien abiertos.

— ¿Moriremos de hambre?

— Yo creo que Fisi sabe algo y no quiere decirnos — masculló Tisa.

— Hemos caminado durante semanas sin llegar a ninguna parte — siguió Nne.

— Esto ha sido una pérdida de tiempo — bufó Saba.

Nane gruñó para apoyar ese último comentario.

Fisi se detuvo entonces y giró para enfrentar al grupo.

— ¡¿Y qué quieren hacer entonces?! — ladró. — ¿Dar media vuelta y volver? ¿Regresar a sus vidas anteriores? Yo les di la libertad que ahora tienen. Aprendimos a cazar y llegamos hasta aquí solos. ¿Eso les parece que es nada? También tengo hambre. También estoy cansado. Hablan como si yo no fuese parte de ustedes. Ahora tienen dos opciones — su semblante se suavizó. — Pueden callarse y tenerme un poco de fe, o pueden regresar sobre sus pasos y volver a casa. Y dense prisa, el sol se mueve rápido.

Giró de nuevo y continuó su camino.

Jake bufó y trotó para darle alcance.

El grupo intercambió miradas antes de detenerse finalmente sobre Janja. Él los observó de regreso, y por un instante no supo qué hacer. Deshacerse de Fisi así sería muy sencillo, y él tomaría el puesto de líder que tanto había peleado por obtener durante las últimas semanas. Pero tomar una responsabilidad tan grande en medio del lío en el que los había metido Fisi no iba a ser nada fácil. Después de todo, él tampoco sabía cómo salir de ese lugar. Mejor que la hiena responsable se hiciera cargo de sus acciones.

— Rápido, antes de que se pierda — gruñó al grupo, y juntos corrieron tras la pista de Fisi.

El clan avanzó en silencio por el resto del camino, y la hiena parda pudo concentrarse en olfatear a Kesho con tranquilidad. Janja lo seguía de cerca, observando sus movimientos a la espera de que volviera a equivocarse para armar otra pequeña revuelta en su contra. Si bien no se sentía capaz de tomar responsabilidades de alfa en ese momento, no iba a permitir que el clan simpatizara de nuevo con Fisi.

Pero la tarde llegó y Janja no tuvo oportunidad de ridiculizar más a su contrincante porque, para sorpresa de todos, el laberinto de roca terminó por fin cuando llegaron al cauce de un río. Al otro lado del mismo estaba el prado más verde que jamás hubieran visto, árboles fuertes y rebosantes de frutos, y suaves nubes blancas en el cielo. El aire fresco y con aroma a flores acarició sus rostros empolvados con la suavidad de un beso, y sin pensarlo mucho el clan entero se arrojó al río. Limpiaron sus cuerpos en sus aguas para aliviar el calor, y bebieron alegremente a medida que nadaban hasta el otro lado. Las hienas apenas podían creer lo que estaban viendo: el lugar estaba lleno de vida, con manadas de antílopes gordos en todo el ancho que les permitía la vista, árboles tan altos que casi tocaban el cielo, y la silueta de delicadas montañas de colores pastel en el horizonte. Era casi como un sueño... casi, porque era mucho mejor que cualquier sueño que aquellos animales hubiesen podido tener.

I'll Be Good (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora