Náufrago.

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Perdido me encontré,
en el mar de sus ojos,
en los que naufragué,
hasta verme nervioso.

sin quererlo, llegué a quererla,
cuándo probé el océano de su piel,
con sus ojos color vino me embriagué,
no había cosa que no hiciera por ella.

Un día partió hacía otro mar,
se llevó mis mejores recuerdos,
me olvidó cómo a un muerto,
sin ella ya no he podido navegar.

Cruzé medio mar antártico,
la busqué a pesar de las tormentas,
es ridículo pensar que me recuerda,
cuando ni sí quiera leé lo que le escribo.

Versos a la nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora