Hoy es el día que Thor nos presentará a su prometida. Se pasea nervioso desde muy temprano haciendo sonar sus botas por todo el palacio, adonde quiera que vaya deja un rastro de lodo, toca todo lo que ve y con sus manos toscas lo rompe, empuja a un par de sirvientes y sigue como si le molestara el lento paso del tiempo.
—¡Ya, maldita sea, debería estar aquí!
Suena el teléfono y Padre de Todo atiende tan exasperado como el bruto de su hijo.
—¡¿Si?! ¡Hable más fuerte! ¡¿Qué?!
Madre cierra los ojos y aprieta los puños. A veces, solo a veces, quisiera ahorcar a Odin por ser tan vulgar y exasperante aunque después se le pasa. Ella siempre fue una dama correcta, haberse casado con él fue solo el comienzo de una serie de eventos desafortunados que culminó el día que me adoptaron.
—¡Thor! Heimdall dice que pases a buscar a tu novia, está en el Observatorio.
Thor comienza a jadear como un cachorro gigante y rompe una ventana cortandose la frente en busca de su amada. Creo que antes de hacerlo nos ha dejado un pequeño obsequio gaseoso en el aire. La servidumbre se bloquea ante el olor, es necesario conjurar un poderoso hechizo de aromatizantes naturales para removerlo.
Me ha dejado agotado pero al menos podemos respirar. Madre asiente, llegó la hora de la verdad
La midgardiana se acerca haciendo reverencias de su cultura patética pero no sonríe, Thor se impacienta ante el lento avance de su novia y tomandola de la mano sin ninguna delicadeza la arrastra casi hasta llegar frente al Hliđskjálf donde Odin la espera con el ceño fruncido. Se ve muy frágil la mortal, le han puesto un ostentoso atuendo asgardiano pero no puede ocultar su origen plebeyo.
Aunque la mona se vista de seda, mona queda.
Parece admirada de ver la decoración en oro producto de los incontables saqueos a otros mundos que Odin y su pandilla han perpetrado. Necesita que la eduquen urgentemente sobre historia asgardiana, si va a ser la reina lo necesitará. Thor no nos ha dicho su nombre, seguro se ha inventado uno muy ridiculo para impresionarnos. Como si la estuviera viendo, se inventara un lío romance conmigo y fingirá debatirse entre los dos. Es tan obvia que ya me aburrió antes de conocerla. Hay por lo menos cien cosas mejores que hacer de más provecho que simplemente quedarme aquí a ver esto, mejor me voy a la biblioteca.
Algunas damas de la corte me quieren acompañar.
—¡Sisquense!
Burdos intentos de coquetería, ninguna de ellas aprecia mis libros, solo anhelan escalar en su ridicula pirámide de poder, como si yo les permitiera cumplir tal ridicula hazaña.
Aquí, entre mi amplia colección soy capaz de discernir las causas de todas las guerras del universo y las millones de formas que pudieron tomar los gobiernos de los miles de mundos implicados para evitarlas. Si los demás vieran lo que yo, sus mentes evolucionarian tanto que hallaríamos la perfección del universo.
Madre se aparece súbitamente, horror, me sorprende con el libro Asgardsutra en las manos.
—¡Madre! No es lo que piensas.
Ella parece no notar mi verguenza, se pasea nerviosa de un lado a otro junto a mi mesa preferida, donde acabo de ordenar mi colección privada de pergaminos eróticos.
—¿Vas a dejarme sola en ese circo? ¿Siquiera la viste?
Si, la vi, dulce y frágil, completamente inadecuada para Thor ¿cuál es su nombre? Jane Foster. Educada en la universidad de la ciencia, los conocimientos que posee son básicos comparados con los nuestros. Ni siquiera puede comprender la composición de nuestro sistema de planetas, para ella somos un cúmulo de polvo estelar. Somos más que eso, obviamente.
—¿Qué quieres que haga, madre?
—Que la espantes, por supuesto.
Ah, la dulce Frigga, siempre tan previsora, por supuesto que tus deseos son ordenes. Si la reina considera que la candidata de su hijo no se compara con la grandeza de su posición, hay que poner manos a la obra.
Salgo inmediatamente de mi escondite al jardin donde las señoras de la corte cotillean sobre la mortal que ha llegado a suprimir la soltería del príncipe y observo a la midgardiana.
Ah, parece inteligente, sentada inmersa en sus pensamientos con un ejemplar de "La bondad de las razas" en su regazo.
Esperen ¿Qué?
¡Ese es el libro que falta de mi biblioteca!
—¡Thor! ¡Ven aquí!
—Loki, mi hermano.
- Tus halagos no me confunden, ¿qué hace la mortal con mi libro?
—Loki, no voy a mentirte... lo tomé prestado.
Eso es mentira y yo lo sé porque básicamente soy el dios que las detecta. Me asombra Thor que haya sido tan inteligente para saber donde hallar el único libro que podría servir como educación inicial para que Jane Foster entienda las raíces de nuesta existencia.
Muy extraño, Thor, comportandose como un ser civilizado. Quizá haya un rayo de luz aún en él, quizá podamos recuperar un poco de las neuronas que extinguió divirtiéndose en tantas batallas.
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El favorito de Jane
FanfictionEsta no es la historia de como conquisté el corazón de la mujer que primero quiso mi hermano. No lo es. En primera, ella no era para él. En segunda, ella era para mí. En tercera, él era para Sif. Esperen, ¿acaso dije mi hermano? Oh no, debo empezar...