- Mocoso, ¿dónde está la mortal?
- La mortal, nunca mejor dicho, tío Loki.
Magni suele ser impulsivo como su padre pero con un tinte macabro capaz de hacer revolver el estómago del soldado más frío. Su respuesta no pasa desapercibida a mi entender. Le gusta jugar con fuego, literalmente y que no esté ninguno de sus padres supervisandolo, solo me espanta más. Cerca suyo se enciende una fogata y sobre ella, una línea amarilla suspendida sobre el rojo y azul de las llamas casi me provoca un susto de muerte. Al rodear el fuego lo percibo mejor, una aureola de energía capaz de destruir todo en segundos.
Este niño merece un escarmiento, ¿cómo ha aprendido tan rápido a hacer un bucle? Eso es magia muy avanzada, debió ser Amora, maldita sea, es muy pronto, él no reconoce los límites.
- ¡¿Jane?!
Ella está atrapada dentro, puedo sentirla. Aunque arde mi piel en la llama, me acerco más. Su mano se aferra a la mía y debo jalar con fuerza para traerla de nuevo a nuestra dimensión, toda ella, su cabello, su piel, su vestido está caliente. Necesita frío sobre sus ojos, su boca y fosas nasales. Necesita recuperarse pronto, su pelo se disuelve un poco por el ardor al que fue expuesto, pero se compone. Duele, llora en silencio, algo somnolienta, todo su cuerpo ha sufrido, se ha sofocado y quedado sin aire. Un soplo de vida, un poco de la mía le hará bien.
- ¡Magni, hijo del demonio, cuando regrese voy a darte tantas patadas que vas a quedarte sin culo!
...............
Madre me asegura que estará bien, se hará cargo de ella aunque la mortal parece más decepcionada que enferma porque Thor ha desaparecido nuevamente. No debería dejarla sola pero está en buenas manos y las mías están temblando, casi la veo morir delante de mis ojos. No puedo creerlo aún, iba a ser succionada y quemada como una travesura más, madre reconoce el peligro al que se halla expuesta.
- Señor Loki, teléfono para usted.
¿Quién podrá ser? Nunca recibo llamadas.
- Loki, ¿qué demonios te acabo de decir? Quedate cerca de lady Jane.
- Mi madre la está protegiendo, Guardián, no hay por qué preocuparse.
- Mira a tu derecha ahora, Loki.
- ¿Que mire a mi derecha? ¿Por qué quieres que...? ¡Madre, adonde vas!
- A buscar un té para Jane, hijo.
No puede ser, acabo de explicarle en detalle como las sucias admiradoras de Thor intentan acabar con ella.
- Madre, se supone que debes cuidarla, ¿sabes qué? Deja, lo haré yo.
.........
No luce tan mal como creí en un principio, se ve más serena ahora, una ilusión de madre ha ocultado temporalmente las manchas rojizas en su piel y una potente medicación alivia con creces el dolor de su cuerpo. Ella no suelta mi mano, percibo su ansiedad, ya no quiere separarse de mi.
- No tengo dudas de que su madre lo envió, a ella le agrada competir, ganar el afecto de Thor se ha vuelto su obsesión desde niña. Magni aún está a tiempo de que yo lo mate.
- Ya tengo miedo, Loki.
- No te preocupes, mortal, yo me haré cargo. Ninguno de ellos volverá a ponerte una mano encima, te lo prometo.
El resto de la tarde las sanadoras se ocupan de ella, la monitorean constantemente y por la noche me quedo al pendiente, muy cerca. Después de debatir sobre el origen del universo y su relación con la energía emanada de los padres de todo, se queda finalmente dormida. Ahora es un remanso, mantengo la habitación fresca y por si acaso, levanto un escudo a su alrededor. Al amanecer, reconozco el seidr de Amora rondando, se cierne amenazante alrededor de Jane. Nunca he hecho esto antes pero necesita ser castigada. Ella, mi discípula favorita, ya no más, se ha vuelto un dolor de cabeza constante en el reino. Parte de su energía proviene de mi, yo la cedí como premio a su esfuerzo pero ahora la exijo de nuevo. Normalmente la humillaría en una ceremonia oficial frente a todos los hechiceros de todos los mundos pero esto es urgente.
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El favorito de Jane
FanfictionEsta no es la historia de como conquisté el corazón de la mujer que primero quiso mi hermano. No lo es. En primera, ella no era para él. En segunda, ella era para mí. En tercera, él era para Sif. Esperen, ¿acaso dije mi hermano? Oh no, debo empezar...