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Los asuntos entre la midgardiana y Thor parecen mejorar después de nuestro pleito. Están más cercanos y ella está tratando de hacer buenas migas con Magni, puede aprovechar ahora que Amora se halla temporalmente distante.

Se ven bien creo allá lejos jugando a ser la familia real hasta que a Thor se le da otra vez la gana de mandar todo al diablo y la deja sola con el crío que no puede parar de hacer maldades a todo lo que ve. ¿Dónde se ha metido Thor? ¿Por qué siempre escapa de sus relaciones dejando a sus prometidas desorientadas sin saber a qué dirección enfilar?

Lo imagino, aún soy joven para entenderlo pero suelo juzgarlo igual. Es un alma libre que peca igualmente de entusiasta, se apresura a formalizar y luego abandona el barco cuando éste se halla prendido en llamas. La midgardiana es solo la última en una larga lista de ilusas, no tardará en darse por vencida o en ser rechazada públicamente por Thor. Jarnsaxa nunca ha vuelto a ser la misma después del rompimiento, ha rondado durante más de veinte años esperando que Thor caiga en un nuevo reconocimiento de su belleza. Sigyn regresó llorando a mis pies que perdone la ingratitud de su corazón pero yo nunca pude olvidar la forma en que mi hermano me la arrebató seduciendola con una demostración ridicula de su fuerza sobrehumana. Lorelei incluso se entregó a él primero llamandolo adorado frente a todos, olvidandose por completo de mi, haciendo de cuenta que jamás existió lo nuestro. Vino llorando también pidiendo otra oportunidad.

Sus cuerpos propiedad de Thor antes que de ellas mismas, su castidad arrancada por él.

Luego sí, él recordaba mi infortunio y venía a mí dispuesto a todo para recuperar mi amistad. Luego sí confesaba ser un mal hermano y se disculpaba hasta arrodillarse casi ante mi. Yo no quería eso, solo pedía que dejara de comportarse tan frívolo, esa rivalidad infantil que sentía en contra mío.

Ahora la midgardiana. Fue suya primero. Ya dejó de encandilarlo su inocencia, nunca fue prohibida, nunca fue excitante arrebatarla de brazos de otro. Si yo trajera una nueva conquista ahora, él se olvidaría de la midgardiana y me traicionaría de nuevo. Esto es lo que pienso mientras camino detrás suyo, ocultandome en las sombras. Parece un desertor así, tratando de que le pierdan el rastro. Conoce el camino como la palma de su mano pero yo deduzco el destino, un cuarto cerrado y secreto, su cuarto de placer, allí solo son bienvenidas sus amigas especiales, sus incondicionales.

Thor se frota la mandíbula, le significa un gran esfuerzo recordar la contraseña pero la obtiene y logra entrar.

Ahí va perdiendose en brazos de Amora y de Sif. Que espectáculo denigrante, ambas compiten por él pero lo comparten igualmente, es una tregua breve en su enfrentamiento contra la mortal. Le llevará horas saciar a ambas pero es todo lo que él quiere. Cometer actos de bajeza, romper la promesa echa a la mujer que ilusionó y quedar impune. Una vez más.

Regreso pero no para encontrarme con la mortal, voy a él porque es el único que lo sabe o lo sospecha, dejando a un lado nuestra rivalidad. Heimdall.

Él me observa a los lejos, adivina mi propósito conforme me acerco, pocas veces ha errado una conclusión. Desde que tengo memoria, nunca lo he visto dudar.

- No puedes estarte quieto, Loki. No quiero saber qué pasa ahora por tu cabeza pero la respuesta que buscas no la hallarás aquí.

- Hablas demasiado, Heimdall, ni siquiera has escuchado lo que iba a preguntarte.

- Haz la pregunta y conformate con mi respuesta aunque no sea de tu agrado.

- Es sobre la prometida de Thor... ¿es que no puede entenderlo nadie? Es inexplicable que ella aún continúe aferrada a ese imposible. Está ciega o es solo muy tonta. ¿Por qué con Thor?

- ¿Por qué no? Ciertamente, él no carece de atractivo para las mujeres. Su carisma compensa su falta de tacto y violencia al actuar.

- Es contradictorio lo que dices.

- Yo no auguro un buen futuro para esa relación, la prometida de Thor no será feliz aquí siendo cercenada por la ira de lady Sif y Amora y la reprobación del pueblo. Ni siquiera Thor sabrá qué hacer con ella cuando compruebe que no cumple con los estandares de una reina. El resto de su vida recordará esta amarga experiencia y como no regrese pronto a su hogar, tendrán que recoger sus pedazos y unirlos con magia... ella nunca volverá a ser la misma.

- No sé a qué te refieres, Heimdall, y tampoco me gusta el tono con que lo dices.

- Estoy advirtiendote como podría terminar, incluso si no te apuras y vas con ella... ahora.

El favorito de Jane Donde viven las historias. Descúbrelo ahora