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- ¿Estás bien, Jane?

- Si, señora Frigga.

Podría estar mejor, sin duda, el día había sido muy largo, cargado de emociones. Miedo, rechazo, miedo, rechazo y más miedo condimentado con más rechazo. ¿Por qué atraería así el odio de los aesir? Desde el primer momento, después de saludar al Guardián, apenas puesto un pie en el palacio, los ojos mezquinos de la corte se habían posado sobre ella. ¿Por qué Loki, quien tan solícito se había portado con ella, había sido el primero en apartarse durante su bienvenida, haciendo correr un murmullo entre los cortesanos? Aquella cuya presencia el segundo principe no soportaba no debía caer en gracia a nadie más que a Thor. Después de eso, solo los tres guerreros le habían devuelto el saludo y entre ellos, le habían aconsejado desconfiar del dios, el jotun desagradecido con Odin.

Era verdad lo que le habían advertido al llegar, que le costaría horrores adaptarse a las costumbres de los aesir. Ellos eran un pueblo orgulloso de gigantes, dorados guerreros, de vasta cultura bélica y algo estrafalarios en su forma de vestir. Ella era pequeña, inútil para los ejercicios físicos, afecta a los estudios, a la lectura, a su trabajo. En Asgard no tenía poder de decisión sobre casi nada, probablemente ni siquiera sobre su vida.

No fue solo ver que a Thor se le dificultara permanecer quieto por más de diez minutos, fue todo lo que los rodeó, sobre todo las mujeres, su harén privado según Fandral. ¿Era tan así? Cuando se conocieron allá en Midgard él parecía muy centrado, muy distinguido. Al principio la había tratado como a una criada mandandola llevarle cosas, tratando de sentarla sobre él pero después él cambió. Realmente lo hizo. Le dio esperanzas.

Esa Amora, ¿qué clase de relación llevaba con ella? Un hijo tenían, ella no estaba enterada, ¿había más que le había ocultado? ¿le parecía normal sentar mujeres en sus piernas y hacer esas bromas subidas de tono? Acaso fuera ella la única que se daba cuenta de la inmoralidad de sus actos, debía advertirle si encontrara la forma y el momento, pero ¿cuándo? Thor siempre estaba ebrio. Si no fuera por Loki...

- ¿Qué pasa con Loki?

La había salvado infinitas veces, el único que prestaba atención a sus necesidades era, el único que conversaba con ella, el único con quien había llegado a compartir puntos en común. Habia mandado a cambiar su menú para que fuera más acorde a su dieta midgardiana, la acompañaba de un lado a otro para que no se perdiera, la había salvado de sufrir a manos de Thor (no podía creer que lo estuviera diciendo) y seguramente estaba ahora afuera, podía jurarlo, con la mano en el pestillo esperando el momento adecuado para entrar.

- Oh, no, él no tiene por qué ingresar a tu habitación, sabe que sería imprudente.

Pero estaba segura que solo por su causa, su estancia en Asgard había sido menos insoportable.

- Ten cuidado con lo que piensas, Jane, podrías llegar a confundirte.

Estaba segura que no lo haría, ella quería a Thor, también estaba enojada con él pero lo quería. Haría el sacrificio, trataría de llevar las cosas con calma, el amor podía llegar a doler. Ella intentaría que no ardiera y se consumiera, lo haría valer.

- Descansa, Jane, mañana hablaremos más tranquilas.

Después de despedirse de la reina y asegurarse de que la puerta estuviese trabada, intentó dormir. Infructuosamente, cerró sus ojos y se obligó a soñar, contando ovejas, cantandose las canciones de cuna más aburridas de la historia del mundo. Su insistencia rayaba el borde de lo absurdo... hasta que se rindió.

............

Después no hizo más que pensar, tenía tiempo para hacerlo. No iba a dormir después de lo vivido. Tenía miedo de haber despertado la ira de Thor. No podía confiar en el sueño inducido, Amora podría aparecer, contrarrestar la magia de Frigga y volverlo más irascible aún.

Amora, ¿qué intenciones tenía para con ella? ¿por qué esa manera infantil de comportarse? ¿sentía algo aún por Thor? ¿Y Loki? Amora lo había besado también aunque aquel pareció un poco incómodo por ello, había corrido un poco la cara. Había recibido golpes y cortes profundos a causa suya. La había defendido sin tener la obligación, lo habían atacado para amedrentarlo.

- ¿Loki?

Abrió la ventana y se regresó a la cama. Esperó sentada hasta que lo sintió.

- ¿Cuántos años tienes?

Loki asomó su rostro por entre el cortinado.

- ¿Me llamaste por eso?

Quería saber todo, de donde era, su verdadero origen, cómo era su hijo, qué le gustaba hacer en su tiempo libre, cuál era el mérito de sus mentiras, a cuantos mundos había viajado, que aventuras había vivido.

Cuánto sabía sobre magia, si usaba un método, si aún quedaban fenómenos por descubrir, todo lo que el Guardián no había llegado a confiarle, todo lo que él quisiera decirle.

Loki pareció aburrido, volvió a ser él, un poco hiriente pero aún así, sacó un libro de entre sus ropas y le enseñó. Un pequeño compendio de fórmulas físicas vanir, no era de sus favoritos pero seguro a ella le iba a hacer bien. Era la forma más educativa de explicarle cómo estudiaban en los mundos restantes los fenómenos transitorios de alta energía.

Literatura acorde para dormir en tan buena compañia.

El favorito de Jane Donde viven las historias. Descúbrelo ahora