Conociendo el hotel

1.3K 54 10
                                    

Narra belze

Mi vida es toda una porquería, desde que estoy aquí en el infierno no he cambiado nada por dentro, sigo siendo un adicto al alcohol, de hecho mi trabajo es en una cantina donde me pagar para derrochar mi dinero en tragos y más tragos.

No tengo una casa propia por lo que siempre duermo en los callejones cerca de la cantina.

Todo estaba normal, normal como el verdadero infierno hasta que ella apareció.

Era una chica que estaba cantando, no se para qué o porqué, pero debe tener sus raros razones. Esta estaba cantando sobre toda la gente mala como drogadictos violadores, bichos raros, pervertidos, prostitutas, apostadores, asesinos y otras demás cosas.

Ella estaba ahí apuntando y mirando a toda gente que tenía relación con la palabra que decía en su extraña canción hasta que se acercó a mí.

Esta chica se me quedó viendo unos milisegundos pero eso no me sorprendía, me sorprendía la forma en que me miraba, era una forma muy rara, con una mano en la cadera y otra sujetando su cabeza Mié tras que sus ojos se centralizaban en mí.

No le di mucha importancia de verdad, pero si me percaté de que tenía un hotel o algo así en que podría ayudar a mucha gente.

-hmm, tal vez tenga ella razón- me decía a mí mismo, así que dejé mi botella de alcohol y me frote los ojos.

No quería seguir deprimiendome más gastando cada moneda en tragos que solo me atraparían en el vicio del alcohol.

Estuve ahí mirando mi botella.

-cierto... hay que aprovechar lo que ya esta pagado - entonces me bebí todo ese veneno amargo y ala vez dulce que tanto me ha traído problemas tanto en vida como en muerte.

La camarera se acercó hacia a mí para darme otra botella pero me negué.

-lo siento, no quiero mas alcohol

-¿estas seguro? ¿que te hizo cambiar de opinión?

Me quedé pensando un rato hasta decirle a la camarera:

-las ganas de vivir

-pero si ya estamos muert...

-si sabes a lo que me refiero

-esta bien... pero recuerda de que te toca el turno mañana en la mañana

-no te preocupes, mañana solo trabajaré

Me fui caminando firme con el pecho inflado de orgullo, me dirigía donde podría estar ese hotel.

Caminé, caminé y seguí caminando al dicho hotel para dar un cambio a mi vida, ya no dormire en el suelo, ya no gastaré mi dinero en alcohol, ya no destruiré mi segunda vida en el infierno -¡¡YA NO SERÉ ALCOHÓLICO!!

Accidentalmente grité e inmediatamente me tapé la boca, todos los que estaban al rededor mío se rieron d mí entonces seguía mi camino un poco avergonzado.

(...)

Llegué al hotel donde habría un cráter enfrente ¿porque habrá ese cráter? no lo se, solo seguía con mi camino.

Toqué la puerta del hotel donde me abriría un señor alto, oreja de animal al igual que yo y con un juego de colores rojo, negro y amarillo.

-¡hola! ¡bien debido al hotel!- este hombre parece tener una voz con estática como una radio.

- ho-hola s-señor- este hombre me da mucho miedo, esos dientes y esa sonrisa macabra haría temblar a cualquier hombre, ¡pero no este hombre!... bueno un poco.

-¡¿bienes para hospedarte en el hotel?!

- s-si

-¡fantástico! ¡ven! ¡en el mostrador te darán tu llave!

Me fui a donde estaría la misma chica que estaba cantando hace rato.

Me dirigía a ella para pedir mi llave del hotel pero justo cuando estaba a un metro de giré a un puesto donde habría un hombre malhumorado con. Pero eso no era lo importante, lo importante eran todas esas botellas de vino, wizqui y otros productos.

Estaba apunto de ir a comprar una botella cuando una chica de color gris y pelo blanco de detuvo sosteniendome de la manga.

-lo siento pero el alcohol no lo permitimos- decía na tal chica.

-¡tranquila, deja que el chico se divierta!- decía en señor muy tenebroso.

-¡este hotel evita esas cosas!- los dos empezaron a discutir.

-¡pero ahora yo doy los cambios!

-¡¿cambios?! ¡son cambios pero a mal!

-¡vamos, por algo ese chico se fue al puesto antes que el mostrador!

-¡eres tan...!

Me decidí ir al mostrador para evitar peleas, además, dije que abandonaría el alcohol y casi rompo esa promesa que me hice a mí mismo.

Cuando estaba en el mostrador con tan kawai chica me dijo con una cara sonriente:

-¡hola, bienvenido a "Hazbin hotel"!

-si, me di cuenta

-¿quieres hospedarte?

-vamos, es obvio de que fue aquí por mí ¿no?- decía un afeminado hombre poniendo su mano en mi abdomen bajando lentamente.

-¡no! ¡¿Ángel Dust?! ¡afuera!- decía la misma chica de pelo blanco apartando al tal tipo de mí.

-tanto lo siento, es la primera visita aquí en el hotel así que estos tipos no tienen idea de recibir a un huésped- decía la chica a mí.

-no te preocupes, este es el infierno ¿no?- dije algo sarcástico.

-je je, si, por cierto soy Vaggie

-Belze

Nos estrechamos la mano cuando la chica rubia y alegre del mostrador se interpuso entre los dos con una cara feliz.

-¡y yo soy charlie!

Esos brillos en sus ojos eran tan relucientes que me quemaban los ojos.

-eee... mucho gusto- le estreche la mano- me vengo a hospedar aquí

-está bien, toma... el numero uno- por fin bajó el todo de voz, ya todos gritando me dejaban sordo, pero bueno, tomé la llave y me fui al segundo piso en el ascensor.

-y recuerda, cuando quieras algo solo llamados

-s-si, lo haré- levanté mi dedo pulgar y subí al segundo piso donde encontraría mi habitación, la número uno.

Abrí la puerta donde encontraría una pequeñita limpiando la habitación.

-hola ¿usted trabaja o se hospeda?

-¡tu debes ser el nuevo!

-s-si

-¡fantástico! ¡ahora me iré!

Esa pequeñita se fue del lugar dejando todo impecable como si fuera nuevo, bueno, es nuevo ya que soy el primero.

Tomé una ducha fría, no me he dado una en tanto tiempo, así que fue muy pero muy relajante. Dejé mi única prenda de ropa en el conducto de ropa sucia.

Tomé una toalla envolviéndola en mi cintura para luego ir a recostarme en la cama mirando al techo.

-con que esta es la vida del demonio normal ¿he?- me decía a mi mismo, esa cama rea mas cómoda que el piso de las calles, entonces la imagen del techo se tornaba negro hasta que me quedé en el misterioso territorio de los sueños estando como un muerto.

De chica buena a chica enamoradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora