• 20; Los meses pasan como años.

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3 meses habían pasado desde entonces y Draco no había despertado, su cuerpo estaban tan débil que no podría hacerlo hasta recibir las pocimas adecuadas. Solamente hasta que Scorpius naciera.

Y nadie lo dejaba solo, siempre estaba acompañado por alguien escuchando sin ser consciente de lo que le hablarán los demás. Eso era algo que Harry agradecía, que lo cuidaran tal como debía ser, aunque el no estuviera presente, sabía que todos lo querían.

Por suerte era la temporada de festividades navideñas, por lo tanto todos estaban de vacaciones por lo menos 3 semanas para los estudiantes y dos para quienes trabajan. Nadie había tenido la intención de comentar acerca de cómo celebrarían aquel año navidad y año nuevo, hasta que Molly tuvo la idea de que podrían pasarlo en el hospital si no importaba a los demás.

En realidad que tuvieron que convencer al director de esta para permitir que solo en aquel cuarto pudiesen llevar la celebración navideña.

Así que en una semana tendrían una fiesta navideña con la compañía de Draco y Scorpius. A quien sólo le faltaba un mes para nacer, contando la semana que estaba transcurriendo, vendrían siendo tres semanas. Si no es que decidía adelantarse, pero para eso, la doctora ya tenía su as bajo la manga para saber cuándo será necesario.

Harry dejó que Narcissa descansara, la pobre mujer ya tenía unas ojeras muy marcadas al igual que él, pero era algo que podía lidiar. Estaba acostumbrado a siempre vivir con sueño.

Aquella mañana llegó con un ramo de rosas blancas que dejó a un lado de la camilla, llenando el florero con un aquamenti, giró directamente hacia su novio esperando verlo con sus ojos abiertos pero lo encontró tal como había estado en los últimos meses, unos meses demasiado largos que lo estaban haciendo sentir más tenso cada día.

—Hoy no está tu mamá, lamentablemente soy yo, Draco. He traído un libro que Hermione me regaló, los cuentos de bedle o algo así —murmuró sacando este de su sacó para darle unas cuantas palmadas— seguramente a Scorpius le encantarán, hay uno de un conejo llamado Rabbit o algo así.

Jaló el banco que hasta el momento se había convertido casi como el mismo, se sentó enfrente de este abriendo el libro.

Aunque intentó comenzar a leer, supo que no iba a poder.

Suspiró frustrado dejando que el libro descansara sobre sus piernas volviendo a ver al chico que seguía igual como hace meses. Y pensar que extrañaba todos sus berrinches al igual que las quejas del embarazo. Ya fuese por una cosa u otra, no había aprovechado muy bien lo que quedaba de su embarazado ni tampoco tenía el conocimiento que sería Scorpius y no Lily.

Estaba seguro que se lamentaría mentalmente todo eso cuando pudiera recuperarse como se debía realmente. Ya lo conocía como para saber eso.

Le tomó la mano sintiendola tibia como siempre aunque lo notaba frágil, quizás por no alimentarse tan bien como debería en esos meses o porque el bebé le estaba consumiendo su energía en aquel estado. Acarició sus dedos haciendo que se entrelazaran con los suyos, tenía la mano más delicada que pudo haber tomado en años.

—Sabes, en estos meses cuidándote, me di cuenta que no es necesario que estés presente para que mis sentimientos siguieran creciendo. Me he dado cuenta que me he enamorado, o más bien, ya lo estaba. Solo no quería darme cuenta —acarició sus nudillos tratando de brindarle calor con tal gesto— te amo Draco, te amo a ti y a Scorpius. Cuando salgamos de aquí, verás qué tan hermoso quedó el cuarto de nuestro hijo.

»Sabes, cuando comenzó todo esto me dije que podría llegar a enamorarme de ti. Hubiésemos apostado, te hubiera encantado ganar y restregarmelo en la cara.

Cuando me recuerdes;      [ Harco ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora