• 28; El enemigo es el tiempo.

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En el transcurso de los siguientes tres meses las cosas iban poniéndose peor, ahora el rubio tenía problemas de fiebres cada dos veces a la semana y no eran simples fiebres leves. Eran unas tan calurosas que lo hacían tiritar de frío a cada rato tratándose de tapar con todo lo que tuviera encima. Añadiendo que en su piel comenzaban a aparecer moretones de la nada, y eso que tenía mucho cuidado en hacer las cosas cada que salía de la cama.

Contando también que había perdido por lo menos cinco o seis kilos menos haciéndolo ver peor, este se quejaba al mirarse en el espejo bromeando que parecía secuestrado por estar así, y moreteado.

Por lo menos un mes antes todavía podía salir a reunirse con los socios o hacer algo con las pociones. No quería presumir tampoco, pero había logrado mejorar la poción de mata lobos para controlar a estos en noches de luna llena, si antes sufrían aún con los intentos de cambio. Ahora tenían que olvidarse de eso, podían pasar una noche de luna llena encerrados en casa (como debía de ser) sin ningún efecto que los hiciera sentir miserables. La poción estaba siendo un éxito, Blaise, Pansy y él mismo la seguían fabricando con los mismos ingredientes e instrucciones que Draco les había dicho para que se produciera más, así que la fortuna iba en aumento.

Fue en el tercer mes en que no pudo salir de la cama por las constantes fiebres que le daban o los dolores de huesos que lo hacían quejarse, llamándolo inútil algunas veces por no saber que poción darle para todos sus malestares a pesar de ser medimago. Pero no quería sobremedicarlo.

Aquella mañana de Abril el rubio había salido de la cama ignorando las molestias de dolor en su cuerpo y los mareos.

Scorpius no estaba en casa, se había quedado con Sirius como lo había hecho los últimos lunes de cada semana para que pudiera despejar su mente, salir, divertirse y pensar en otras cosas que no fuesen a su padre enfermo en cama.

Caminó hasta el cuarto del baño al escuchar el agua caer, no era porque tenía curiosidad, el ya tenía decidido que quería hacer desde que vio a su esposo entrar para tomar una ducha.

Lo vió de espaldas, el agua le caía sobre sus amplios hombros no tan musculosos como Viktor podría tener, vamos, era un medimago (en un largo descanso por ahora) y ellos no cargaban a pacientes como pesas para hacer músculo. Aún así no le quitaba lo atractivo, bajó la mirada por su cintura hasta dar con su trasero redondo y respingado.

¡Como le encantaba apretarlo mientras Harry lo follaba! Juraba que se le había hecho agua la boca.

Y si, sintió un gran estirón en su miembro. El muy idiota se estaba haciendo una paja, veia como movía su brazo con rapidez mientras su otra mano sé sostenía de los azulejos blancos del baño. Incluso escucharlo jadear fue tan excitante que terminó mordiéndose los labios.

Le hubiera encantado asaltarlo ahí mismo, agacharse y darle la mejor mamada de su vida. Pero le iba a doler demasiado tan solo agacharse.

—¿Así que sacando a pasear a tu amiguito?

Harry se sobresaltó dándose la vuelta dejando a la vista su erección a no terminar, tenía la respiración agitada, y su rostro se estaba volviendo un poema digno de burlarse.

En lugar de burlarse, le hizo una seña con la cabeza para que fueran a la cama.

—Hagamos el amor, Harry.

—Draco...

—No estoy muriendome...bueno si, pero aún tengo fuerzas —se quejó cruzando sus brazos— solo quiero sentir a mi esposo.

—Oh, Draco —cerró la llave de la ducha para acercarse hasta donde esté, a pesar del abrazo y lo mojado que estaba, no lo apartó— no quiero hacerte daño, tus huesos andan doliendo últimamente y...

Cuando me recuerdes;      [ Harco ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora