Capítulo 19

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Me despierto cuando Mercy se levanta de su cama y la madera cruje. Por un momento, me cuesta darme cuenta de dónde estoy, pero cuando lo hago, los recuerdos de ayer vienen volando a mi mente y tardo un poco en procesarlo todo.

—Buenos días —dice Mercy al frotarse los ojos, después de haber estado mirando la pared durante un largo rato considerando si levantarse de la cama o no—. ¿Todo bien? —pregunta.

—Sí, genial. —Pienso durante un segundo si contarle a Mercy lo de anoche o no, pero prefiero guardarme la última parte para mí misma por si acaso fue todo efecto del alcohol— Ayer Hero me preguntó sobre por qué había venido aquí, y supongo que revivirlo no me ha sentado muy bien.

—¿Eso es lo que te hizo? Qué cotilla. —Mercy rueda los ojos y corre a su armario para ponerse una sudadera sobre su pijama— Bueno, somos una familia libre de prejuicios, ya lo sabes, así que vamos a desayunar algo de chocolate para animarte. —Sonrío ante su comentario y bajamos al salón después de vestirme y recuperar una de mis sudaderas que me dejé hace tiempo en la mochila de Mercy y nunca logré recuperar. Mi amiga pone como excusa que estaba siendo previsora para que tuviera ropa limpia la próxima vez que me quedara a dormir, pero la prenda huele a su perfume así que está claro que la ha usado.

Llegamos a la cocina y vemos a Martha en el salón viendo las noticias. Titan y Hero siguen durmiendo ya que ambos salieron anoche de fiesta, pero de todas formas me sorprende ver a su madre tan temprano despierta. 

—¿Habéis dormido bien? —pregunta desde su sillón sin apartar la vista de la televisión con una taza de té entre sus manos. 

—Muy bien, ¿y tú? —pregunto, obviando el pequeño detalle de la pequeña aventura con su hijo y lo mucho que me costó conciliar el sueño después de eso, no creo que le interese.

—También— contesta—. Desayunad algo, no se os ocurra salir de casa sin comer. —Adoro a Martha, puede pasar de ser tu mejor amiga a ser tu madre en un milisegundo y eso me encanta, sobretodo desde que no tengo a mi madre para preocuparse por mí, aunque su forma de hacerlo fuera extraña.

—Sí, mamá. —Mercy hace una mueca de desesperación a espaldas de su madre y abre la nevera en búsqueda de algo aceptable— ¿Te puedes creer que se piense que no vaya a comer? Como si no me conociera desde hace dieciocho años —dice lo suficientemente fuerte para que su madre la escuche desde el salón, pero ella la ignora.

Al final acabamos desayunando algo mucho más sencillo de lo que Mercy pretendía porque no hay nada de chocolate en toda la casa, así que nos hacemos té y tostadas, un desayuno que según Mercy va a hacer que empiece el día con mal pie, pero que ya es mucho más de lo que yo suelo desayunar, que es nada. 

El desayuno fue uno de los golpes más duros que me dí al irme de casa, ya que la cocinera siempre tenía mi desayuno listo al despertarme y yo lo engullía en el camino de la cocina a la puerta de casa, dejaba en el mueble del recibidor la vajilla sucia y al volver a casa había desaparecido mágicamente, pero aquí tendría que despertarme media hora antes, tener que entablar conversación con el resto de estudiantes y lavar mis platos al terminar, y eso ocuparía un tiempo que no tengo, sobretodo mientras tenga que ir a cuidar a los niños.

—¿Sabes qué creo que tendríamos que hacer para tu cumpleaños? —dice Mercy mientras limpia las migas de la mesa de la cocina y yo meto los platos en el lavavajillas.

—Sorpréndeme —contesto para nada intrigada. Falta un mes exacto para que cumpla los diecinueve pero nuestro grupo de amigos lleva dando ideas locas desde hace semanas.

—Como tu cumpleaños es en San Patricio y adelantan esas fiestas al domingo, nosotros también lo celebraremos de sábado a domingo. —Hago un 'ajam' señalando que la escucho y la animo a seguir, hasta ahí todos estaban de acuerdo— Entonces podemos reservar una suite en lo alto del Shard y montarnos ahí la fiesta, así podemos ver todos los edificios iluminados de verde y quedarán unas fotos impresionantes. —No puedo evitar reírme al darme cuenta de que lo está diciendo enserio. Por mucho que me gustaría volver a tener a mi disposición todo el dinero de mis padres, eso no va a pasar.

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