Capítulo 25

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Mercy está en medio de una racha de insultos originales hacia Gad cuando escuchamos pasos bajando por la escalera. Mercy y yo hemos quedado con nuestros amigos para almorzar juntos y Hero tiene una sesión de fotos esta mañana, por lo que lleva bastante rato encerrado en el baño duchándose, afeitándose y peinándose, aunque lo más seguro es que una vez llegue destrocen todo su trabajo y un peluquero le vuelva a peinar. 

—Que guapo —digo cuando entra por la puerta con su típica sudadera y tejanos pero peinado, algo que no suele hacer porque prefiere llevar un gorro. Me dispongo a darle un beso y Mercy se aclara la garganta notando mis intenciones, pero la ignoro y le doy un pequeño pico. Tampoco se va a morir por eso. Hero pone sus manos en mi cadera y repite mi gesto antes de sonreír.

—Tengo que irme ya, ¿necesitáis que os lleve a algún lado? —pregunta después de separarse de mí y comenzar a ponerse el abrigo. 

—No, hemos quedado cerca —contesta Mercy por las dos. Está impaciente por que Hero se marche y le cuente el resto de la noche. Cuando llegamos a casa esta madrugada ella ya estaba durmiendo y yo no estaba de humor como para ponerme a contarle el chisme, pero ahora ya estoy más calmada. Al menos, la noche en general fue muy bien y me lo pasé genial con los amigos de Hero, solo necesito olvidar un par de momentos, pero hasta que me olvide puedo recibir un poco de apoyo moral por parte de Mercy.

—Vale, pasadlo bien. —Vuelve a acercarse a mí para darme un beso y murmurar un adiós cerca de mis labios. Le respondo de la misma manera sin apartar mi mirada de sus ojos, que hoy se ven de un azul muy claro. Después se acerca a Mercy y la despeina, a lo que ella responde dándole un manotazo rozando lo que dejaría de ser considerado cariñoso, pero Hero se ríe y se marcha del salón. Nos quedamos unos segundos en silencio hasta que escuchamos la puerta de la entrada cerrarse.

—Estáis tan colados el uno por el otro que da hasta grima miraros —dice después de quedarse mirándome con una sonrisa extraña.

—Habló la que ya está buscando vestidos de novia —contraataco mientras noto como mi cara se acerca cada vez más al color de un tomate.

—Te he dicho miles de veces que no cojas mi móvil. —No puedo aguantarme la risa por su comentario. No es que sea cotilla, es que mi pinterest es muy aburrido comparado con el de ella y de vez en cuando uso su cuenta. Me tira un cojín a la cara pero tengo tiempo de pararlo con la mano— No tiene nada de malo ser previsora —añade ofendida. 

~·~·~·~·~·~·~·~·~

Me despido de mis amigos y comienzo a caminar hacia la estación de tren para volver a mi residencia. Necesito adelantar algo de trabajo antes de volver a salir esta noche. Hemos decidido celebrar mi cumpleaños hoy porque ya han comenzado las celebraciones de San Patricio, aunque aún falten un par de días para ambos. Siempre me pongo un poco triste cuando cumplo años porque soy incapaz de imaginarme a mí misma de adulta, aunque cuando cumplí los dieciocho, con todo lo que ello conlleva, fue el día más feliz de mi vida. Hasta que conocí a Hero. 

Paso por una de las últimas calles residenciales antes de llegar a la parada. Esta está más desierta de lo normal porque aún sigue siendo la hora de comer. Estoy pasando al lado de un coche cuando suena el claxon de golpe y pego un salto. No reconozco el coche. Estoy a punto de seguir por mi camino cuando la puerta del acompañante se abre y sale alguien a quien conozco demasiado bien. Tardo unos segundos en reaccionar, pero cuando lo hago comienzo a correr, no hacia la estación sino volviendo por mis pasos con la esperanza de que alguno de mis amigos se haya quedado atrás. 

No llego muy lejos antes de que un hombre el triple de grande que yo se me cruce en el camino y me agarre los brazos para que no pueda defenderme. Me da tiempo de verle la cara antes de que me haga dar la vuelta. Se ha traído a su guardaespaldas. Como si estuviera arrestada, me arrastra hasta el coche en el que mi ex novio me espera con una sonrisa triunfal. Me mira de arriba a abajo cuando quedo frente a él y la sonrisa se le borra de la cara. Aún llevo la sudadera de Hero, y definitivamente no entra dentro de la ropa que se considera adecuada para mí. 

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