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Capítulo 13

En Londres comienzan a encender las luces de Navidad a principios de noviembre. No es que me queje, porque son preciosas, pero no puedo evitar recordar como mis padres solo me dejaban poner el decorado cuando quedaban dos días para Noche Buena, nunca antes. A los seis me explicaron quienes eran Papá Noel y los Reyes Magos para no tener que llevarme a los desfiles, y siempre pasábamos las fiestas solos, nada de invitados, porque según mis padres ya teníamos suficientes durante el resto del año, lo que hacía que fueran unas vacaciones muy aburridas. 

De pequeña, mis vecinos solían invitarme a ayudarles a montar su árbol, una técnica ideada por mi madre para evitar que les molestara tanto con mis rabietas por querer tener las luces brillantes que habían por la calle y los enormes árboles dorados en mi casa, hasta que a los trece me cansé de ayudar a los demás, de que mis padres tuvieran la tontería de los dos días y de que todos vieran lo mucho que me molestaba, así que simplemente comencé a ignorar la Navidad. Ya no aceptaba los regalos, no tocaba nada de las cantidades ridículas de comida que hacían y me preparaba mi propia comida, sencilla y mucho más sana que la del resto. Mi hermano lloraba siempre porque quería que le ayudara a poner la decoración y me tomó el relevo en molestar a mis padres, pero nunca volví a celebrar la Navidad. No porque no me gustara, sino porque habían acabado con mi ilusión. Pero no les culpaba, ni les culpo. Sé que en el fondo estaba siendo una maleducada porque, al fin y al cabo, por aquellas fechas es el aniversario de la muerte de mis abuelos maternos, pero yo era solo una niña a la que ni siquiera le habían confiado el día exacto de la muerte.

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Mercy está mucho mejor ahora. Parece que Charles y ella han llegado a un acuerdo de no hablarse pero soportarse para poder seguir quedando todos juntos, obviamente después de que él se disculpara. De todas formas, no hemos podido quedar mucho porque todos nos estamos preparando para los exámenes de antes de las vacaciones de Navidad. Siento que mi vida de estas últimas semanas ha sido estar estudiando en la universidad, estar estudiando en la biblioteca y estar estudiando en mi habitación, con un pequeño descanso para trabajar. Igualmente, me he estado pasando mucho con las fiestas por lo que necesito un tiempo para que mis cuentas se recuperen.

No he vuelto a ver a Hero desde que me acompañó a la residencia, de lo que hace casi un mes. Tampoco he estado casi en casa de Mercy, pero cuando iba, él nunca estaba.

—¿Cómo está Hero? Hace tiempo que no lo veo —digo interrumpiendo nuestra sesión de estudio.

—Está bien, hace poco volvió a irse pero ya ha vuelto. ¿Por qué? —Me mira con una sonrisa que intenta esconder. Lo que me faltaba, no se puede ser discreta con ella.

—Por nada, solo me preguntaba cómo llevaría su novia lo de estar tan lejos de él. —Bien, una manera sutil de sacar el tema.

—Su... ¿novia? —Arruga la cara y asiento— ¿Dónde has escuchado que tenga novia? No deberías hacer caso a ningún rumor que leas por Internet.

—No he leído nada, me refiero a la chica con la que estaba en la fiesta de Halloween. —Mercy se comienza a reír de mi.

—Eres tan inocente, ¿es que nunca has oído hablar de los ligues de una noche? —Demasiado. De todas formas, ella era un ligue de mínimo dos noches, también estaba con él la primera vez que lo vi.

—Entonces, ¿no está con nadie? —Me emociona más de lo que debería, ni siquiera le he visto en un mes, está claro que no va a pasar nada.

—No. —Vuelve a mirar sus apuntes pero levanta la cabeza al rato— Dios, los dos sois iguales, es horrible.

—¿Qué? —digo confundida porque ya me había puesto a pensar en átomos. 

—Él preguntándome si tienes novia porque te vio besándote con Abie y tú preguntándome si él tiene novia porque le viste besándose con esa chica —dice como si fuera lo más obvio del mundo.