El día anterior a la boda, fui a una sesión de depilación. No lo había hecho en un tiempo, ni a mi me importaba demasiado a ser verdad, pero ahora iba a usar un vestido caro que exponía algo mi cuerpo peludo, así que decidí hacerlo. Mi piel quedó rojísima, ser rubia y pálida como una hoja no ayudaba en nada, apuesto a que media ciudad se había dado cuenta de que había ido a depilarme con cera.
Y el día de la boda, fui a la peluquería con mi tía Fátima. Ella quería elegir lo que yo iba a llevar, y le dije que absolutamente no.
-¿Por qué no me dejas ayudar?
-¿Por qué apoyas esta estupidez? -le pregunté, mirando el álbum con los peinados, mientras la estilista esperaba.
-Porque debemos. Sólo queremos que Kate y tú sean felices -dijo.
-Eso es pura mierda. Edward rompió mi corazón, y ustedes sólo le aplaudieron a Kate por hacerme daño.
Ella me miraba con seriedad.
-Ustedes siempre dicen que la familia lo es todo, pero, la familia no traiciona... ahora me hacen ir a la boda de mi prima y mi ex novio de casi cuatro años juntos, y no piensan en que según el sentido común, yo debería estar en el lugar de Kate... yo debería ser quien se casara.
Diablos, aún me dolía.
-Es por un bien mayor, lo sabes -dijo, queriendo excusar todo.
-¿Para qué? ¿Para que las miren y las inviten a almorzar un montón de viejas chismosas? Suena tan divertido... ¿Por un club al que demoran una hora y media en llegar y hablan de economía mientras ustedes sólo hablan de ir de compras, y de las hijas de otras personas?
Me miró con dureza.
-Vivan sus propias vidas, hagan sus propios almuerzos -dije-, ser parte de esa sociedad arribista suena terriblemente aburrido y tóxico.
Ella miró hacia abajo.
Elegí el peinado. Cabello suelto y ondas. Casi nunca lo llevaba suelto, iba a ser mi vuelta definitiva a las pistas, necesitaba algo de amor, ¿No?
Aquella mujer que me peinó, me hizo mani y pedi, y también me puso maquillaje. Fue todo un espectáculo verme así, quizás debía hacerlo más seguido.
Y ahí estaba yo, parecía una chica Bond. Vestido escotado negro, labios rojos, ojos relucientes, ondas en el cabello y uñas impecables, y estrenando un set de lencería de encaje que jamás me había atrevido a usar.
Me fui aparte de mi tía Fátima, no quería llevarla, así que después de que ella pagó, yo me fui a mi automóvil y me fui directo a la iglesia.
Fui donde estaba Kate. Usaba un vestido bastante bonito.
-¿Te gusta? Me lo ha comprado Ed. Le ha costado un montón de dinero.
Reí.
-Es mejor que no lo ensucies mucho hoy, o no podrás revenderlo -dije.
-¿Por qué iría a revenderlo?
Volví a reír.
-Dios, Ed no te lo ha dicho, ¿Verdad? -le pregunté.
-¿Qué cosa?
-Dime que no fue él quien pagó esta absurda boda -le dije.
-¿Qué cosa no me ha dicho?
-No soy yo quien tiene que decirte, zorra.
Y abandoné la escena. Me quedé afuera de la iglesia. La gente estaba comenzando a llegar. Vi a Ed.
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Te amo, Lauren Rosebell
RomanceLa desgracia le trae a Lauren un cambio totalmente radical, y el amor la salvará, pero... ¿Cómo?